El ser humano es integral por naturaleza. El psicólogo sudafricano Arnold Lazarus (1999) plantea una propuesta de concepción del hombre desde una mirada multimodal en la que señala que los seres humanos existimos e interactuamos bajo modalidades vitales que configuran la esencia de la existencia humana. Por eso las personas tenemos imágenes y pensamientos (cognición), afectos, sensaciones, reacciones corporales, hábitos de comportamientos y conductas interpersonales (sociales), que configuran el campo vital de cada persona.
Cada una de estas dimensiones está relacionada con las demás, por lo que, cuando se presenta una dificultad en alguna de ellas, las otras áreas también se afectan. Así mismo, las dimensiones donde el sujeto se siente fortalecido, suelen servir de factor de protección para afrontar y superar aquellas áreas que son generadoras de perturbación y sufrimiento. Una paciente alguna vez relataba que al morirse su madre, ella ya no tenía una razón válida para vivir. Esta afirmación se debía a la relación de apego que tenía con su mamá y al duelo que aún no elaboraba por focalizarse en la situación de pérdida. Sin embargo, al hablar de otras áreas de su vida, como los planes a futuro que construía con su esposo, el vínculo maternal que tenía con sus dos hijos pequeños y el naciente negocio que apenas iniciaba con una hermana, se percató que la vida continuaba, que tenía razones porqué seguir viviendo y que el mejor homenaje que podía hacer a su madre fallecida era seguir adelante fortaleciéndose en su historia de vida.
Haciendo una adaptación del modelo original de Arnold Lazarus, se podría plantear que para llevar una existencia sin estrés se debe adoptar una vida BASICCA. Como el término lo insinúa, llevar una vida sin complicaciones, matizada por metas aportantes que sean viables y útiles y que impliquen gratificación y trascendencia, buscando generar relaciones armónicas y congruentes en cada una de las modalidades que conforman nuestro entorno vital.
El término de vida BASICCA se remite a diferenciar siete dimensiones funcionales del ser humano, de la siguiente manera: Biológica, Afectiva, Social, Imaginativa, Cognitiva, Comportamental y Ambiental.
- La dimensión biológica se refiere al estado de salud en general, la apariencia física, las habilidades y destrezas corporales, la edad, los tratamientos médicos, las conductas de autocuidado del cuerpo, el consumo de drogas y de alcohol, entre otras. Para fortalecer esta dimensión, es importante ocuparnos de nuestra salud, hacer ejercicio físico, cuidar el sueño y la dieta, darnos “gusticos estéticos” (como ir al salón de belleza, cuidar nuestra apariencia corporal) y mantener la atención sobre nuestro estado físico de acuerdo con las condiciones y necesidades personales.
- Lo afectivo se remite a lo emocional, a las tendencias de respuestas emotivas de la persona, como cuáles son las situaciones que le generan ansiedad, miedo, ira, alegría, tristeza, asombro y vergüenza, cómo regula sus respuestas emocionales y cuáles son las formas de expresión emocional que le caracterizan. Una forma de sanar esta dimensión es dejar que las emociones fluyan libremente, mejorar el nivel de expresión afectiva, reconocer los estímulos y situaciones que nos generan reacciones negativas y aprender a controlar las emociones generadoras de perturbación, malestar y disfuncionalidad.
- Lo social tiene que ver con todos los procesos de interacción humana. Qué tipo de relaciones establece la persona bien sea a nivel familiar, laboral, de pareja, social, entre otros. Se refiere a los roles que desempeña el sujeto al relacionarse con los demás, sus habilidades y limitaciones de comunicación y la forma en que se desenvuelve al relacionarse socialmente. Frente a esta modalidad, debemos preguntarnos qué tan gratificante es nuestra vida social, cómo nos percibimos en relación con los demás y qué necesidades tenemos al respecto. Es importante armonizar las interacciones al interior de la familia y buscar espacios de reencuentro con amigos, compañeros y vecinos, sanear las dificultades que tenemos con otros y buscar la forma de construir en en interacción social para encontrar espacios de desarrollo personal.
- La dimensión imaginativa es la capacidad de la persona para soñar, para proyectarse y para construir futuro. Es el área de las metas, los sueños, los anhelos y las expectativas que la persona construye para sí. Es la capacidad de soñar despiertos, recrear imágenes y fantasear. Es importante que hagamos una proyección de sí mismos en el futuro cercano, mediano y lejano. Proponerse metas factibles, trascendentes y gratificantes, permitirse soñar, fantasear y proyectarse, con estrategias y planes realistas que nos lleven a comprometernos con nuestra propia construcción de futuro.
- La cognición tiene que ver con el sistema de creencias del sujeto. Es el conjunto de conocimientos y pensamientos que caracterizan a la persona, y definen la percepción que tiene de sí mismo, de los demás y del mundo. Encierra los pensamientos más frecuentes, la percepción de capacidades personales y la valoración que se tiene de sí mismo. Debemos reconocer cuáles son los asuntos a los que más tiempo dedicamos con nuestros pensamientos, pues esto denota la importancia que les damos a los mismos, cuales temas nos generan mayor perturbación y hasta donde las percepciones de amenaza que asociamos a algunas situaciones realmente tienen una base de certeza. Muchos pensamientos de preocupación no son más que construcciones personales o exageraciones sobre asuntos que estamos en capacidad de manejar con nuestras propias herramientas.
- Lo comportamental se refiere a los hábitos conductuales y respuestas motoras y verbales más frecuentes de la persona. Cuáles son las manifestaciones más comunes en el sujeto, sus formas de reaccionar ante determinados estímulos, sus tendencias de respuesta o de afrontamiento ante determinadas situaciones. Algunos de nuestros comportamientos resultan disfuncionales o parecen salirse de nuestro control. Es importante que revisemos nuestros hábitos, nuestras formas de respuesta a determinados estímulos y podamos ejercer un mayor control sobre estas. El comportamiento es un asunto desiderativo, es decir, sobre el cual podemos ejercer control, lo que nos debe llevar a comprender que los actos propios son una decisión personal que con un poco de esfuerzo podremos mantener bajo control.
- Lo ambiental, que no aparece definido en la teoría inicial de Lazarus, se propone a partir de la relación que el sujeto establece con el entorno físico. Es evidente, como se plantea desde la psicología ambiental, que el entorno físico ejerce influencia decidida en el comportamiento humano. Por eso las condiciones ambientales en los lugares de trabajo, de vivienda de esparcimiento, de transporte y de ocio son tan importantes para comprender el comportamiento de las personas. Es necesario revisar la relación que tenemos con el planeta, cómo cuidamos los espacios que nos son cotidianos y comunes y de qué manera contribuimos a que nuestro entorno sea más armónico y saludable. Somos seres permeables a la influencia del ambiente, y si éste es positivo, servirá de factor protector para nuestra salud física y mental. No es solo contribuir con el reciclaje separando las basuras, es tener conciencia ambiental que el planeta somos todos.
En síntesis, somos seres integrales e integrados con el entorno, tanto físico como social, y en nuestras manos está contribuir a mejorar nuestra relación con nosotros mismos, con el mundo y con los otros. La desarmonía en estas relaciones es generadora de estrés y de perturbación personal.
El trabajo individual de fortalecimiento y desarrollo de habilidades y estrategias de afrontamiento que contribuyan a este efecto, debe contemplar las diversas dimensiones de la persona donde aprenda a reconocer sus limitaciones y dificultades particulares, al tiempo que evidencia en sí fortalezas y virtudes que le permitan asumirse como agente de sí mismo en capacidad de construir su propia felicidad.
La clave para llevar una vida sin estrés es procurar un trasegar más liviano en cada una de las dimensiones que conforman el campo vital de cada uno.
Por: Dr. Rodrigo Mazo Zea
rodrigo.mazo@upb.edu.co
Bibliografía
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- Kertész, Roberto (2015). Calidad de vida, salud y manejo del stress. Tomado de: http://cienciared.com.ar/ra/usr/41/620/calidadevidauflo_i_pp7_23.pdf.
- Lazarus, Arnold. (1999). El enfoque multimodal, una terapia breve pero completa. Barcelona: Desclee de Brower.
- Mazo, Rodrigo (2017). Estrés académico en estudiantes universitarios. Tesis de Doctorado. Buenos Aires: Universidad Católica de Argentina.
- Tobón, Sergio; Núñez Rojas, Ariel César; Vinaccia, Stefano (2004). Diseño de un modelo de intervención psicoterapéutica en el área de la salud a partir del enfoque procesal del estrés. Revista de Estudios Sociales, núm. 18, agosto, 2004, p. 59-65 Universidad de Los Andes Bogotá, Colombia.