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¿Vivir de puertas para adentro?

Por Dra. Iris Luna
Vivir de puertas para adentro.

Hace poco llamé a una amiga cercana para invitarla al cine. Ella declinó mi invitación con amabilidad y aprovechó para contarme que estaba disfrutando “a tope” de su nuevo estilo de vida cocooning. Me habló de la maratón de películas que veía cada fin de semana en su propia casa, con sólo dar un click en el ordenador.

Me quedé sorprendida pues ella era bastante amigable y solíamos ir al cine los fines de semana. A ella le encantaba atiborrarse de palomitas de maíz con caramelo y a mi me gustaba comer maní con chocolate mientras veíamos las películas. Al terminar la función nos reuníamos con un grupo de amigos cinéfilos en un pequeño bar y hablábamos sin parar de la obra que habíamos visto. Era divertido debatir y ver diferentes puntos de vista y disensos apasionados.

Ahora, mi amiga estaba encantada con ese nuevo estilo de vida que incluía tener casi todo al alcance de la mano y sin moverse de su casa. Me habló de las aplicaciones que ahora usaba para conseguir chefs a domicilio, hacer cursos de chino por internet, reunirse con sus amigos mediante video conferencias, comprar ropa y hasta hacer el mercado en la red. Me convidó para que nos tomáramos un “cafecito virtual” en tiempo real.

—¿Un cafecito virtual? —pregunté. ¡Pero si solo vivimos a una cuadra de distancia!

—Es genial. No tenemos que pensar en qué ponernos para salir, ni molestarnos para encontrar un sitio adecuado para conversar —dijo muy convencida.

Lo más curioso vino después, cuando me contó que ahora era miembro activo del mundo paralelo de Second Life. En medio de risas me confesó que el avatar que había creado para ella era idéntico a Cristina Aguilera, que se había comprado un Ferrari amarillo y había conseguido un ático fantástico mirando a una playa virtual. Prometió enviarme el link para que yo pudiera inscribirme, conocer personajes increíbles y hacer todo lo que había soñado en un mundo imaginario.

Sí, sin duda alguna ella está inmersa en la cultura cocooning. Todo parece muy interesante y novedoso, pero el peligro de esta tendencia está en que estas conductas (que implican socializar en la vida real cada vez menos y hacer del hogar una fortaleza) se conviertan en una obsesión por la que las personas eviten al máximo salir de la casa, pierdan habilidades sociales, sientan temor del mundo externo, y se refugien cada vez más en sus hogares altamente tecnificados negándose la posibilidad de afrontar importantes desafíos y de experiencias maravillosas y enriquecedoras del mundo exterior.

Pero, ¿de dónde proviene el término cocooning?

Ésta palabra fue acuñada en la década de los noventa por una consultora de tendencias llamada Faith Popcorn, haciendo referencia a la condición de “no salir del nido”. Su teoría mencionaba tres fases en las que podía incluirse una persona. El coocon social, que es aquel que se aleja de las demás personas refugiándose en la privacidad del hogar; el coocon blindado, en el cual el individuo convierte su casa en una verdadera fortaleza para protegerse de las amenazas exteriores, y por último el coocon errante, quien se desplaza bien por diversos espacios, pero con una barrera tecnológica que termina aislándolo del medio que lo rodea.

Y aunque hasta esa época el cocooning era solamente una previsión, durante la década de los noventa esta tendencia ya comenzó a hacerse palpable en muchos países que atravesaban por crisis económicas o sociales.

En los últimos años podemos notar el desarrollo vertiginoso y la popularización del cocooning en todo el mundo.

¿Qué impulsa y refuerza en nosotros esta tendencia?

  • Las crisis económicas y dificultades de poder adquisitivo (La cultura del cocooning se asocia a ahorro de dinero, disponibilidad inmediata y economía de tiempo)
  • Con las rápidas evoluciones tecnológicas y la facilidad de acceso a Internet, desde la seguridad de la casa, el individuo cree que logra seguir su vida de manera más preservada, sin exponerse a cuestiones de la sociedad (relacionadas con la violencia social) que pueden  afectarlo.
  • En la actualidad, las tendencias mundiales que se enfocan en la comercialización de bienes y servicios piensan en la forma en que su cliente tenga que realizar la menor cantidad de esfuerzos posibles por adquirirlos.
  • El crecimiento urbano (grandes distancias a recorrer, embotellamientos vehiculares, dificultades de acceso, necesidad de parqueo, etc.)
  • La falta de tiempo para cumplir con una serie de exigencias diarias.
  • Las características de personalidad y trastornos psicológicos (personas con rasgos esquizoides, evitativos o paranoides), personas con pobres habilidades sociales o que padecen de ansiedad social o trastorno de pánico con agorafobia.

No es extraño ver a mucha gente (¿coocon errante?) tomando sus clases de idiomas, o viendo series de televisión en los teléfonos o tabletas mientras viajan en el metro hacía sus trabajos.

La industria de los domicilios permite que las personas reciban distintos servicios sin tener que moverse, pero sin duda Internet y las nuevas tecnologías han favorecido que esta cultura del cocooning esté propagándose por todos los países que están padeciendo los efectos de la crisis económica, modificando el comportamiento social de las personas y potenciando fenómenos como el teletrabajo, las redes sociales, las ventas en-línea, el entretenimiento doméstico a través de dispositivos tecnológicos, la entrega de comida a domicilio, el “hágalo usted mismo” por ejemplo, para aquellos productos relacionados con el cuidado de la belleza; así como el aprendizaje de idiomas o la formación universitaria virtual (e-learning), entre otras muchas cosas.

Algunos aspectos a tener en cuenta en relación con la cultura cocooning:

  • Podría llegar a ser generadora de un sentimiento individualista que llevaría a una preocupación utilitaria y egocéntrica por el confort material y la seguridad propia (preocupación asociada a la noción de cocooning) lo que en algunos individuos predispondría a una falta de solidaridad y generosidad. Los logros y satisfacciones individuales podrían llegar a situarse por encima de los ideales de una colectividad.
  • Podría incrementar el deterioro de “lo social” (relaciones interpersonales reales) debido al proceso de aislamiento voluntario asociado al hedonismo y a la satisfacción de nuestras propias necesidades. En los últimos tiempos, la mayoría de las personas somos vistas como entes electrificados que solemos movernos en nuestros viajes aislados por los decibelios del Ipod, twitter, Whats App, Skype o messenger en directo.
  • Investigadores como Robbins y Coulter advierten que: “Los estilos de vida contemporáneos (familias con sólo padre o madre, movilidad geográfica, trabajos temporales, tecnologías que generan distancia entre la gente) resaltan la falta de integración que mucha gente siente. Como seres humanos, queremos involucrarnos y relacionarnos”. Se carecería de una adecuada retroalimentación que brinda una interacción social  real.

Que la sociedad cambia y evoluciona constantemente no es una novedad. Esos cambios se manifiestan mediante la modificación de los usos y costumbres. Quedarse en casa y disfrutar de las comodidades que ella ofrece está bien, si se hace con moderación e inteligencia. El problema radica en que el cocooning avanza de la mano del aislamiento, de la falta de sentido de pertenencia con la comunidad, de no relacionarse, simplemente por precaución o simplemente por hedonismo. Lo que sucede es que lo que para unos es confort y comodidad, para otros es limitar sus posibilidades y disminuir su capacidad de adaptación al mundo exterior.

Aunque todos en mayor o menor medida practicamos algunas actividades relacionadas con el cocooning, tenemos que ser conscientes de que estas prácticas suelen ser bastante seductoras y reforzadoras. Sería muy peligroso que no nos enteráramos de lo que sucede afuera,  no tuviéramos la oportunidad de ser solidarios o no nos permitamos desarrollar todas nuestras potencialidades y disfrutar de muchas de las opciones que se nos ofrecen de puertas para afuera.

 

Por: Dra. Iris Luna
Médico psiquiatra – Máster en nutrición
Especialista en sobrepeso y obesidad
Contacto: iluna@phronesisvirtual.com

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