En mi anterior publicación les hablé sobre la identificación de los trastornos de ansiedad y cómo afectan nuestro bienestar. En este artículo expondré varios tipos de trastornos de ansiedad que incluyen el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, las fobias específicas, agorafobia, trastorno de ansiedad social y el trastorno de ansiedad por separación, tan frecuente en los niños.
Trastorno de ansiedad generalizada:
Aquí experimentamos una preocupación persistente y desproporcionada por diversos temas de la vida diaria que interfieren con nuestro funcionamiento cotidiano. Esta preocupación y tensión continuas y exageradas suelen acompañarse de síntomas físicos como inquietud, sensación de nerviosismo o fatiga, problemas para concentrarnos, contracturas musculares o dificultades para conciliar el sueño.
Las preocupaciones se centran en varias cosas cotidianas como las responsabilidades académicas o laborales, la salud familiar o asuntos menores como oficios domésticos, reparaciones de automóviles o las citas médicas. Es frecuente que los pacientes con esta condición digan: “estoy agotado de estar preocupado por absolutamente todo”.
Trastorno de pánico:
La manifestación principal es la aparición de los temidos ataques de pánico recurrentes y limitantes. Se trata de una mezcla abrumadora de angustia psicológica y manifestaciones autonómicas. Durante cada ataque el paciente experimenta una sensación de muerte inminente y pérdida de control sobre su mente y cuerpo. Temen volverse locos, sufrir un infarto o un problema cerebral. Hay varios síntomas que se presentan combinados, llevando al paciente a un sufrimiento mental intenso. Estos son:
- Palpitaciones
- Transpiración profusa
- Temblores
- Sensación de ahogo, asfixia o falta de aire. Es decir, una sensación de asfixia, aunque se esté respirando.
- Dolor el pecho
- Sensación de mareos
- Entumecimiento, calambres u hormigueo en el cuerpo
- Sofoco, escalofríos
- Náuseas o problemas intestinales o abdominales
- Miedo a morir
- Miedo a perder el control
Los pacientes al sentirse tan comprometidos suelen acudir durante sus ataques al servicio de emergencias médicas. Se pueden esperar ataques de pánico como respuesta a un objeto temido, o inesperado, aparentemente sin un motivo claro.
Fobias específicas:
Es el miedo excesivo y persistente a un objeto, situación o actividad específica. Las fobias comunes son, entre muchas otras, el miedo excesivo a volar, estar en lugares donde es difícil escapar, espacios cerrados, lugares altos, insectos o arañas, inyecciones, sangre, etc. Las personas saben que sus temores son exagerados, pero no pueden superarlos. Estos generan mucha angustia y limitaciones.
Agorafobia:
Temor a encontrarse en situaciones en las que escapar puede ser difícil o vergonzoso, o no disponer de la ayuda necesaria en caso de presentar un ataque de pánico. El miedo como en los casos anteriores siempre es desproporcionado con respecto a la situación real y generalmente dura seis o más meses y causa muchos problemas de funcionamiento.
Quien sufre de agorafobia presenta ese temor en dos o más de las siguientes situaciones: empleando transporte público, estar en espacios abiertos, estar en lugares cerrados como teatros y auditorios, hacer cola, estar entre muchedumbre, estar fuera de casa y sin compañía.
La persona evita la situación de manera activa, requiere acompañamiento y presenta miedo y ansiedad intensos. Si no se trata, la persona termina encerrada en su casa.
Trastorno de ansiedad social:
Presenta ansiedad intensa por sentirse ridículamente avergonzada, humillada, señalada o rechazada en las interacciones sociales. Estas personas, como la paciente que les mencioné al principio, intentan escapar a estas situaciones sociales o las soportan con gran ansiedad. Ejemplos comunes son el miedo extremo a hablar en público, conocer gente nueva, comer en público, beber en público. Este problema incapacita mucho a las personas en el funcionamiento de cada día y dura al menos tres meses.
Trastorno de ansiedad por separación:
La persona con este trastorno vive extremadamente temerosa o ansiosa por separarse de aquellos con quienes tiene una relación cercana y directa. Esta sensación es muy exagerada y va más allá de lo que es apropiado para la edad de la persona, persiste al menos cuatro semanas en niños y seis meses en adultos, y causa grandes problemas de funcionamiento.
Las personas con trastorno de ansiedad por separación viven persistentemente preocupadas por la posibilidad de perder a las personas más cercanas, pueden mostrarse reacias o negarse a salir o dormir lejos de casa o sin esa persona, o pueden experimentar pesadillas sobre la separación. Aunque los síntomas físicos de angustia a menudo se inician en la niñez, pueden persistir en la edad adulta.
Como acabamos de ver, los trastornos de ansiedad pueden generar gran sufrimiento mental, deterioro de la calidad de vida y aislamiento. En el caso de no ser identificados y tratados a tiempo deterioran significativamente la calidad de vida de quien los padece. Si después de leer este material, piensas que tú o alguien que quieres presenta algún trastorno de ansiedad, es importante que sepas que hay tratamientos eficaces. Lo primero que te aconsejo es consultar a un médico para asegurarte de que no exista un problema físico que esté generando los síntomas autonómicos.
Si se diagnostica un trastorno de ansiedad, un buen profesional en salud mental puede darte unas pautas de manejo eficaces. Desafortunadamente muchas personas que los padecen no buscan ayuda pertinente a tiempo y soportan la carga del miedo sobre sus espaldas durante mucho tiempo, perdiéndose de grandes oportunidades en la vida.
Aunque, como vimos, cada trastorno de ansiedad tiene unas características que lo diferencian de otros, la mayoría de ellos suelen responder muy bien a la psicoterapia y a los medicamentos. Estos tratamientos se pueden administrar solos o combinados, dependiendo del tipo de trastorno y la intensidad del mismo.
La terapia cognitiva comportamental, puede ser una excelente herramienta para aprender una nueva manera de pensar, reaccionar y comportarse en relación a su padecimiento, para controlar la ansiedad y sentirse mejor. Los medicamentos pueden aliviar significativamente los síntomas, mientras se trabaja en la psicoterapia.
Los llamados medicamentos ansiolíticos suelen actuar de manera rápida y aliviar los síntomas en un periodo de tiempo corto, pero deben ser usados con precaución, siguiendo las indicaciones médicas de manera responsable, y han de ser recetados por un mínimo lapso. También se emplean algunos medicamentos antidepresivos para ser usados durante periodos más prolongados. De todas maneras, los trastornos de ansiedad responden muy bien si se combina la psicoterapia y los medicamentos.
Las revisiones médicas son de gran importancia, pues el manejo de los medicamentos es algo delicado. Les sugiero que, en caso de estar en tratamiento, si deciden dejar de tomar un medicamento recuerden hacerlo siempre bajo supervisión de un psiquiatra, ya que suspenderlo de manera abrupta puede desencadenar una serie de síntomas bastante desagradables y estas manifestaciones clínicas están asociadas al llamado síndrome de retirada o descontinuación, que podrían ser interpretados como una recaída, sin serlo.
Conocer los trastornos de ansiedad y afrontar el miedo, ayudados por un buen profesional en salud mental y nuestra familia, puede ser muy importante para salir adelante y recuperar el bienestar y la calidad de vida que un trastorno de ansiedad quita a quien lo padece.
Lecturas recomendadas:
- Ranna Parekh, MD, MPH; revisión médica; ¿Qué son los trastornos de ansiedad? enero de 2017 en: https://www.psychiatry.org/patients-families/anxiety-disorders/what-are-anxiety-disorders.
- Hoehn-Saric RMcLeod DR Manifestaciones somáticas de ansiedad normal y patológica. Hoehn-Saric RMcLeod DReds Biology of AnxietyDisorders. Washington, DC American Psychiatric Press1993; 177-222
- Rudolf Hoehn-Saric, Daniel R. McLeod, Frank Funderburk, Pamela Kowalski. Síntomas somáticos y respuestas fisiológicas en el trastorno de ansiedad y trastorno de pánico generalizado Un estudio de monitor ambulatorio. Arch Gen Psychiatry. 2004; 61 (9): 913 – 921. doi: 10.1001 / archpsyc.61.9.913
Por: Dra. Iris Luna
Médico Psiquiatra – Máster en Nutrición
Especialista en Sobrepeso y Obesidad
https://www.facebook.com/iris.luna.oficial
Contacto: iluna@phronesisvirtual.com