En la era de la información, el desarrollo tecnológico ocupa un lugar importante en la vida de todas las personas, en tanto media los procesos de comunicación humana. Los avances tecnológicos, que se dan a una velocidad abrumadora, permean las formas de interacción social al punto de ocupar un lugar preponderante en nuestra sociedad.
El uso de dispositivos móviles se ha convertido en factor de cercanía entre las personas al acortar distancias para la comunicación, acompañando lo verbal de imágenes, emoticones y códigos expresivos que facilitan la interacción interpersonal. Sin embargo, estos dispositivos también constituyen un factor de distanciamiento entre las personas, en tanto en los encuentros interpersonales muchas veces se prefiere centrar la atención en las pantallas que en la cara de aquellos con quienes se comparte un espacio.
Interacción digital

En un país como el nuestro, en el que se calcula que hay más líneas de telefonía celular que personas, el uso de la comunicación digital se erige como forma básica de la interacción social. Ya es tendencia general que se prefieran los mensajes de texto, acompañados de emoticones, que los diálogos fluidos. Las palabras cada vez son más escasas, los jóvenes de ahora utilizan más lo simbólico que lo verbal para comunicarse. Los códigos lingüísticos se transforman, en ocasiones las personas más adultas se rezagan para comprender esas formas comunicativas, y parecen excluidos de espacios de interacción en los que participan.
Por lo anterior, los jóvenes se burlan de sus padres, pues estos no van a la velocidad de los avances tecnológicos, mientras los mayores se quejan de sus hijos, porque recurren a modernos métodos de comunicación que se salen de sus posibilidades de entendimiento. Es por esto que el uso de las nuevas tecnologías de comunicación, más que una instancia de interacción, constituye un dispositivo de poder que marca jerarquías en las relaciones interpersonales.
El tecnoestrés como fenómeno actual

El término tecnoestrés hace referencia a “cualquier impacto negativo del uso de la tecnología en las actitudes, pensamientos, comportamientos y respuestas fisiológicas de un individuo” (Rossen y Well, 1997). Esta definición indica que el uso de tecnologías de comunicación puede ser generador de estrés, mientras se afecten estos procesos por el uso, hábil o no, de dispositivos tecnológicos.
Tipos de tecnoestrés
En términos generales el tecnoestrés puede clasificarse en cuatro tipos básicos:
1. Tecnofobia: miedo por la inhabilidad en el uso de las tecnologías.
Son las manifestaciones de estrés que ocurren, sobre todo, en personas adultas, por la falta de habilidades y conocimientos para manejar equipos y programas tecnológicos, teniendo necesidad de hacerlo por trabajo, por información o por entretenimiento. Son objeto de burlas sociales y se sienten “rezagados” con respecto a los jóvenes más diestros.
2. Tecnoadicción: estrés por exceso de uso tecnológico.
Es una manifestación de dependencia al uso de equipos tecnológicos. La persona siente la necesidad de estar conectada permanentemente, generando una especie de “síndrome de abstinencia” en los momentos en que no puede conectarse, con manifestaciones de ansiedad, irascibilidad y desespero por la imposibilidad de acceder a sus datos.
3. Tecnofatiga: estrés por la exposición permanente a los equipos tecnológicos.
Se refiere al cansancio o agotamiento físico y mental por la exposición permanente a la tecnología, como ordenadores o celulares, generalmente asociada al trabajo o al estudio. Se produce un estrés informativo por el consumo y manejo excesivo de los equipos, como de los datos tecnológicos.
4. Tecnoconsumismo: estrés por la necesidad de estar actualizado con los últimos avances tecnológicos.
Necesidad percibida de tener que adquirir los equipos de última generación tecnológica, por pena a perder estatus o poder social al no contar con los equipos y aditamentos de punta. El problema es que con la velocidad del desarrollo tecnológico, es muy poco probable que alguien pueda estar actualizado permanentemente.
En cualquiera de estas manifestaciones, se debe buscar opciones de superación para evitar que el problema se convierta en un trastorno irreversible. Buscar ayuda profesional suele ser conveniente cuando la situación se ha convertido en perturbadora o generadora de malestar para la persona.
Cómo superar el tecnoestrés

La superación del tecnoestrés no se remite a la evitación de las nuevas tecnologías, pues vivimos inmersos en un contexto de necesaria exposición tecnológica. Lo que debe hacerse es establecer unos hábitos de uso tecnológico que sean productivos y facilitadores de nuestros procesos cotidianos, en las diferentes esferas de nuestra vida: laboral, académica y social, entre otras.
Consejos para evitar el tecnoestrés
Los siguientes son unos consejos para aprender a afrontar de manera saludable y productiva el uso de nuevas tecnologías:
- Prioriza la interacción social cara a cara sobre la comunicación por medios virtuales.
Hemos perdido en gran parte la “magia” de la interacción directa por mantener una comunicación mediante las pantallas electrónicas. El contacto interpersonal permite un intercambio dinámico de información que no se logra por otros medios. - Aprende sobre nuevas tecnologías.
Es importante mantenerse al tanto de lo que ocurre en la tecnología de punta, sin el imperativo de tener que estar a la moda en cuanto a los avances tecnológicos. El analfabetismo electrónico en la actualidad es una forma de rezagarse en dispositivos para afrontar las demandas del mundo contemporáneo. - Prioriza tus tareas y deberes.
La dedicación a los equipos tecnológicos no debe ser motivo para descuidar responsabilidades y tareas cotidianas. Focalizar la atención en los medios digitales puede ser un motivo de disfuncionalidad en las diversas áreas de una persona. - Descansa del uso de tecnologías cada cierto tiempo.
Una persona no debe pasar más de 45 minutos seguidos con su atención en las pantallas, para evitar la fatiga física y mental. Los descansos deben ser de al menos 15 minutos en actividades ajenas a la exposición tecnológica. Igualmente, se deben buscar jornadas completas, ojalá de varios días, alejados de la exposición a las tecnologías. - Saca tiempo para satisfacer otras necesidades e intereses.
La vida está compuesta de diversas esferas que deben satisfacerse de manera integral: se debe sacar tiempo para alimentarse sanamente, practicar alguna actividad física, compartir con personas cercanas, disfrutar del paisaje, leer; son hábitos que nos permitirán alejarnos, al menos temporalmente, de la exposición tecnológica.
En armonía con la tecnología
En síntesis, es posible tener una relación armónica con los medios tecnológicos, de manera que sean aportantes para nuestra vida, siempre y cuando se adquieran hábitos saludables de manejo de la información y los equipos digitales.
Referencias
Bulnes, M. (2014). La generación APP, entender y formar a los adolescentes en la era digital. Buenos Aires: Planeta.
Coppari, N. (2018). Tecnoestrés, entre lo deífico y lo demónico. Asunción, Paraguay: Imprenta Salesiana.
García-Allen, J. (2019). Tecnoestrés: La nueva psicopatología de la era digital.
Tomado de : https://psicologiaymente.com/clinica/tecnoestres
Gelsom, R. (2019). Nuevas tecnologías: Cinco consejos para enfrentar el tecnoestrés laboral. https://www.trabajemos.cl/2019/08/26/
Martínez, J. M. (2017). Tecnoestrés: Ansiedad y adaptación a las nuevas tecnologías en la era digital. Madrid: Paidos.
Romero, S. (2016). Qué es el tecnoestrés.
Tomado de: https://www.muyinteresante.es/curiosidades/preguntas-respuestas/
Rossen, L. & Well, M. (1997). Technostress: Coping with Technology @Work @Home @Play. New York: Word Press.