Los sentimientos van y vienen como las nubes en un cielo ventoso. La respiración consciente es mi ancla”, Thich Nhat Hanh.
Hoy les propongo que pensemos en la atención como un tipo de músculo mental que se hace más fuerte en la medida en que se entrena y ejercita de manera regular. La atención es definida como: una aplicación voluntaria de la actividad de la mente o de los sentidos a un determinado estímulo u objeto mental o sensible.
Las personas fijamos o centramos nuestra atención más en aquello que nos interesa. Por ejemplo, al leer un periódico se miran antes los titulares para decidir si con base en estos se lee o no el artículo completo. Al médico le atraerán más los temas de salud, al ejecutivo los relacionados con su empresa y al escritor las páginas de cultura y los libros de ficción.
Los estados emocionales también se relacionan con nuestra atención. Cada vez que estamos sometidos a una importante situación de estrés o ansiedad solemos reducir mucho el foco atencional sobre el estresor o el estímulo que percibimos como amenazante, dejando incluso de atender a otros estímulos y/o actividades que también podrían ser importantes para nuestra adaptación al medio. Este fenómeno suele ser conocido con el nombre de efecto túnel.
Los procesos de mantenimiento o sostenimiento de la atención se producen cuando tenemos que mantener la atención en una tarea durante períodos de tiempo relativamente amplios. Hablamos entonces de atención sostenida.
La atención puede alterarse por exceso (hiperprosexia) o por defecto (aprosexia). Muchas personas que se quejan de mala memoria, en realidad lo que tienen es una falla de la atención.
Las inercias del hábito y la repetición de las rutinas llevan a olvidar incluso lo que mejor se cree conocer. No obstante, sabiendo que la atención juega tan importante papel en la vida, tenemos que entrenarla adecuadamente y hacer un buen uso de la misma. Es posible mejorar nuestra atención, concentración y aprendizajes de la siguiente manera:
Enfocarse en lo positivo
Por ejemplo, es habitual que las personas recuerden mejor hechos penosos que hechos alegres, salvo que estos sean inolvidables. De allí que una táctica simple para alcanzar cierta paz de espíritu sea fijar la atención en lo bueno y lo positivo de modo deliberado.
Juegos para memorizar
Los ejercicios de memorización son capaces de desarrollar ese “músculo de la atención” y también lo hace el hecho de permanecer concentrados, por ejemplo, trabajando en un crucigrama o leyendo un libro. Pasatiempos como sopa de letras o encontrar diferencias entre dos dibujos pueden ayudarnos a estimularla.
Otros juegos que estimulan la atención son los puzzles, el juego del veo-veo (en habitaciones, en cuentos, en cuadernillos de publicidad, en el coche, etc.) y los juegos de estrategia. En general, todos ellos (dominó, damas, cartas, ajedrez, etc.) estimulan la atención. Así como la realización de actividades mentalmente complejas y estimulantes en libros especializados y/o talleres de estimulación mental.
La meditación
Otro método en que pienso extenderme un poco es la meditación. Darnos cuenta de ese momento en que nuestra mente se despista y comienza a divagar, y llevarla con firmeza una y otra vez hacia nuestros objetivos de trabajo mental es algo equivalente al levantamiento programado y repetido de pesas.
Esa es la esencia de la concentración en determinado punto alentada por un ejercicio de meditación que, mirada a través de los diversos estudios neurocientíficos cognitivos, todas las veces implica un adiestramiento de nuestra atención. De esa manera, recibimos una invitación de centrar nuestra mente en un objeto como un mantra o la respiración. Pero no hay que angustiarse en caso de que lo intentemos un buen rato y nuestra mente agarre por varios caminos y terminemos distraídos, es inevitable.
La enseñanza universal de la meditación hace hincapié en que cuando nuestra mente comience a divagar —y nos demos cuenta de que eso está pasando—, debemos respirar profundo e intentar llevarla nuevamente a su punto focal y mantenerla allí. Si volvemos a distraernos tenemos que hacer lo mismo y así una y otra vez.Lo anterior quiere decir que debemos emplear una buena dosis de paciencia y perseverancia.
Varios investigadores de la Universidad de Emory emplearon la técnica de resonancia magnética funcional para poder ver aquello que ocurre en el cerebro de las personas meditadoras cuando hacen este tipo de movimiento mental. Se descubrió que este ciclo cognitivo consta de cuatro pasos: la mente se dispersa (distracción), el cerebro activa los circuitos mediales habituales, pero justo en el instante en que somos conscientes de que nuestra mente se ha puesto a divagar es otra la red de atención que se activa dentro de nuestro cerebro (encargada, en este caso de captar rasgos prominentes), y cuando dirigimos de vuelta nuestra atención a la respiración y la mantenemos allí se activan entonces los circuitos cerebrales prefrontales que están a cargo del control cognitivo.
Como nos ocurre con cualquier otro tipo de entrenamiento o desarrollo de un hábito, el fortalecimiento y optimización del músculo de la atención depende de la frecuencia y constancia con que lo ejercitemos.
Se sabe que aquellas personas que se han dedicado por mucho tiempo a la meditación se demoran mucho menos, cuando reconocen la distracción de su mente, en regresar al estado de atención plena. Y el ejercitarse también, de la misma manera, vuelve menos “pegadizos” sus pensamientos, con lo cual resulta más sencillo dejarlos de lado y volver a fluir con la respiración recuperando unos buenos niveles de atención.
En tal situación, se ha visto que hay una mayor conectividad de las células cerebrales entre esa región que es responsable de la divagación o distracción mental y la que se ocupa de desenchufar la atención. Es así que el incremento de la conectividad en aquellos meditadores experimentados los convierte en un equivalente mental de los levantadores de pesas de competición, con unos músculos perfectamente simétricos y esculpidos.
Pero los entrenadores físicos y especialistas en fisicoculturismo saben muy bien que no basta, para conseguir unos glúteos de acero, con los levantamientos de pesas indiscriminados sino que es indispensable también llevar a cabo una serie concreta de ejercicios que sean responsables de activar algunos músculos relevantes de la zona.
Del mismo modo en que el agrandamiento e hipertrofia de los glúteos requiere unas formas muy concretas de entrenamiento, lo mismo pasa con la preparación y optimización de nuestra atención. Y aunque ya es conocido por muchos que la concentración en un punto constituye un ingrediente fundamental de toda forma de atención, se trata de una capacidad que podemos aplicar de muchas maneras.