“Hay días en que tengo el humor ligeramente nublado con alta densidad de lluvias y probabilidad de tormentas”
Soledad Voulgaris
Annie, a sus 34 años, consultó con psiquiatría porque desde los 23 años presentaba episodios intermitentes de fatiga, cambios en el apetito, labilidad afectiva. Solía decir “Todo me afecta y cambio de estado de ánimo sin querer”.
Presentaba irritabilidad, explosiones de furia con su pareja y conflictos interpersonales, así como periodos de ánimo deprimido y ansiedad, que le impedían llevar su vida con normalidad.
Durante años, Annie intentó aceptar que todos sus síntomas formaban parte de un síndrome premenstrual (SPM). Las molestias descritas aparecían justo una o dos semanas antes de cada menstruación pero, después de diversos estudios que no daban resultados, las manifestaciones físicas, psicológicas y conductuales apuntaron a un trastorno disfórico premenstrual (TDP) y el SPM quedó descartado.
El SPM se caracteriza por tener menor severidad que el TDP. Ambos comparten síntomas como la hinchazón, el dolor de los senos, la fatiga, cambios en la arquitectura del sueño y hábitos alimentarios; pero en el TDP es de gran importancia la aparición de cambios importantes del humor, irritabilidad y cuadros de ansiedad.
¿Qué es el trastorno disfórico premenstrual (TDPM)?
Se trata de un trastorno depresivo contemplado en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-5). La prevalencia de TDPM varía del 1.2% al 7% de las mujeres en edad reproductiva.
Quienes tienen TDPM presentan síntomas psicológicos, conductuales y somáticos predecibles y cíclicos que se agravan aproximadamente 6 – 7 días durante la fase lútea tardía Mejoran después del inicio de la menstruación y se presentan durante la mayor parte de los años reproductivos.
El TDPM Trastorno Disfórico Premenstrual a menudo se diagnostica muchos años después de su primer inicio. Esto tiene que ver con un largo período de síntomas no tratados con gran impacto en el funcionamiento y la calidad de vida de las mujeres.
También es importante añadir que el síndrome premenstrual (SPM) y el trastorno disfórico premenstrual más grave (TDPM) son comorbilidades potenciales para la bulimia nerviosa y trastorno de atracón que pueden afectar el inicio, la gravedad y la duración de los trastornos alimentarios de tipo atracón entre las mujeres.
¿Porqué se produce el Trastorno Disfórico Premenstrual?
El inicio de los síntomas de TDPM en la fase lútea tardía de la menstruación sugiere que las hormonas ováricas que suben y bajan juegan un papel importante en su fisiopatología. Los síntomas de TDPM no se presentan durante los ciclos anovulatorios espontáneos, el embarazo y la postmenopausia.
En el TDPM hay múltiples aspectos implicados: factores genéticos, neurotransmisores, esteroides gonadales y gonodatrofinas y factores hormonales, principalmente.
Se sugiere que las hormonas ováricas que fluctúan durante el ciclo menstrual, como el estrógeno y la progesterona, desempeñen un papel esencial en el mecanismo de la TDPM.
El estrógeno ha sido bastante investigado para determinar su efecto sobre los episodios depresivos de las mujeres. Se señala que un formas diferentes del gen principal del receptor de estrógenos está asociado con el riesgo de presentar TDPM y modera la asociación entre el estrógeno y la regulación emocional. Algunas investigaciones resaltan un bajo nivel de estradiol lúteo libre entre las mujeres con Trastorno Disfórico Premenstrual.
Existen varias hipótesis que relacionan esta voracidad con la abrupta disminución de serotonina y dopamina durante el periodo premenstrual, el incremento de cortisol en sangre y una disminución de la progesterona; así como el incremento de estrógenos que provocaría hipoglicemia.
Las mujeres con condiciones premenstruales SPM y TDPM pueden tener una mayor sensibilidad a la fluctuación normal de los niveles hormonales durante el ciclo menstrual.
Esta hipótesis está respaldada, al menos en parte, por la eficacia demostrada de los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) para promover la remisión de los síntomas de SPM / TDPM en ensayos clínicos aleatorios.
¿Cuáles son los síntomas del TDPM?
Los siguientes síntomas están presentes en la mayoría de los períodos menstruales. Deben darse al menos cinco síntomas de la siguiente lista en la última semana antes del inicio de la menstruación, y comenzar a mejorar unos días tras el inicio de la menstruación y hacerse mínimos o desparecer en la semana después de la menstruación.
- Cambios de humor, sentirse repentinamente triste o con lágrimas. Mayor sensibilidad al rechazo
- Irritabilidad, quisquillosidad, enojo o aumento de los conflictos interpersonales.
- Estado de ánimo marcadamente deprimido, sentimientos de minusvalía, desesperanza o pensamientos de auto desprecio y autoestima pobre.
- Ansiedad marcada, tensión, sentimientos de estar “atrapada” o “al límite” o con los nervios de punta.
- Disminución de interés en actividades habituales: escuela, trabajo, amigos, pasatiempos, etc.
- Problemas de atención y concentración.
- Aturdimiento, fatigabilidad fácil o marcada falta de energía.
- Importante cambio en el apetito; comer en exceso o antojos de alimentos específicos
- Hipersomnia o insomnio.
- Sensación de estar abrumado o fuera de control.
- Síntomas físicos como sensibilidad o hinchazón en los senos, dolor en las articulaciones o músculos, sensación de “hinchazón” o aumento de peso.
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Los síntomas más graves del TDPM Trastorno Disfórico Premenstrual informados son a menudo los relacionados con el estado de ánimo, pero varios síntomas somáticos también contribuyen al malestar de la paciente durante la fase lútea.
Uno de ellos, bastante importante, es el marcado cambio en el apetito, la sobrealimentación o los antojos de alimentos específicos como golosinas, alimentos ultraprocesados o chocolate.
Las pacientes describen antojos por comestibles específicos que se comienzan a intensificar durante la ovulación y luego se van incrementando de manera exagerada durante la fase lútea hasta iniciar el periodo menstrual.
Los episodios de ingesta incontrolable tienen lugar casi siempre cuando la paciente está sola.
Aquí debemos estar bastante atentos, porque una proporción de mujeres con TDP se involucran en conductas de atracones ocasionales, y otras (en menor cantidad) cumplen con los criterios para el trastorno de atracones (TA) o la bulimia nerviosa (BN).
En general, la comida, la alimentación y el peso suelen estar en la mente de estas pacientes, mientras en la época “normal” del ciclo intentan manejar un ciclo de restricción sobre la alimentación. En este sentido, se presenta un importante sufrimiento mental.
Los desencadenantes potenciales incluyen cambios fisiológicos asociados con SPM / TDPM, como hinchazón y cambios en el peso corporal (que podrían percibirse como “gordura” por personas con trastornos alimentarios) y aumentos en el apetito y los antojos (que podrían conducir directamente a comer en exceso).
Esta exacerbación predecible de los síntomas bulímicos en la fase lútea tardía del ciclo menstrual, las condiciones premenstruales comórbidas tienen que ser una consideración muy importante en el curso del tratamiento de los trastornos alimentarios de tipo compulsivo.
¿Cuál es el tratamiento del Trastorno Disfórico Premenstrual?
Siempre hay que recomendar algunas medidas en el estilo de vida que ayudan bastante en el tratamiento de las pacientes. Hay medidas higiénico-dietéticas que tienen que ver con modificaciones en el estilo de vida. Estas incluyen ejercicio aeróbico, técnicas de manejo del stress y soporte psicoterapéutico individual o de grupos de apoyo.
Las modificaciones dietarias incluyen la reducción en el consumo de sal y de alimentos con alto contenido en azúcares simples y grasas (ultraprocesados o comida chatarra), cafeína, bebidas colas y en la ingesta de alcohol.
Es importante recomendar una adecuada higiene de sueño.
El soporte psicoterapéutico resulta beneficioso en muchas pacientes. Permite a las mujeres conocer más a cerca de sus síntomas, como el ritmo de aparición, sus desencadenantes y sus exacerbaciones.
El monitoreo y relevamiento sintomático permite una toma de conciencia en las pacientes que facilita cambios en el estilo de vida, tanto para prevenir agudizaciones, como para provocar una disminución en los síntomas.
Muchas veces es importante recibir un entrenamiento en habilidades sociales, comunicación asertiva, identificación y manejo apropiado de las emociones
En la instancia no farmacológica del tratamiento se pueden recomendar también ejercicios de relajación, meditación, yoga, y entrenamiento para el adecuado manejo del estrés. Así como técnicas de alimentación consciente para evitar los atracones y preponderancia de alimentación emocional.
Muchas pacientes responden a la prescripción de psicofármacos, antidepresivos y ansiolíticos, y tratamientos hormonales tendientes a provocar la supresión de la ovulación.
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