Hace un par de semanas, la prensa internacional reportó el hallazgo de un maletín con dos millones de yuanes (aproximadamente, $300,000 dólares) en un bar al este de China.
La persona que descubrió el dinero avisó de inmediato a la policía, que pudo identificar al dueño del maletín poco después. Para sorpresa de las autoridades, la pequeña fortuna no tenía nada que ver con negocios ilícitos o el cometimiento de algún crimen; el hombre, de apenas 23 años de edad, había acordado encontrarse con su ex pareja en aquel bar para entregarle una especie de compensación post-ruptura, un monto de dinero que los chinos han implementado en los últimos años para retribuir de alguna forma la inversión hecha durante una relación larga.
En China, lo llaman “tasa de ruptura”.
Dinero a cambio de sentimientos: ¿la cúspide en la era del consumo?
Al igual que los matrimonios que deciden separarse y conservan la mitad de los bienes construidos en pareja, la “tasa de ruptura” ofrece a las personas un “fondo compensatorio”. Si bien la ley no obliga a nadie a hacerlo, la comunidad china ha adoptado positivamente la iniciativa, y muchas personas lo ven como una forma de ser agradecido y considerar lo que su ex pareja hizo por ellas: el tiempo, dinero y experiencias vividas.
Pensar en el terrible daño emocional que puede haber causado la ruptura es otra de las razones que ha motivado a los chinos (en especial, a los hombres) a otorgar una compensación económica para “aligerar” el sufrimiento del otro. Curiosamente, la práctica ha trascendido tanto que algunas personas rechazan el dinero por no considerarlo suficiente en comparación con las incomodidades y decepciones vividas durante el tiempo en pareja.
En este caso, el maletín resultó haber sido abandonado por la ex pareja del dueño, que había exigido, en un principio, la suma de 5 millones de yuanes. “La encontré en el bar y le dije que solo había traído 2 millones. Luego me fui”, dijo el hombre a la policía, sin saber que su novia había decidido dejar el dinero en el recinto.
“Él dijo que solo había traído 2 millones de yuanes para mí. No los quería, así que me fui. Después lo llamé y le dije que no quería el dinero y le dije que volviera por él. Eso es todo”, declaró la mujer al ser interrogada por las autoridades.
Aunque, la policía devolvió el dinero al hombre luego de verificar su identidad, muchos siguen escandalizados después de conocer la noticia. Culpan al consumismo, los medios de comunicación y las redes sociales de estar “lavándole el cerebro” a las personas y haciendo de las relaciones amorosas un negocio financiero.
De hecho, el término “tasa de ruptura” se usa para referirse a una tarifa de separación entre un vendedor y un comprador. Es una penalización establecida en los acuerdos de adquisición que especifica un pago, mutuo acuerdo, en caso de la negación de un contrato o el término de las relaciones comerciales, en especial cuando una de las partes prefiere aceptar una oferta más atractiva.
La tasa de ruptura puede ser otorgada tanto por el comprador como por el vendedor, y pretende compensar por el tiempo y recursos invertidos al momento de firmar un acuerdo inicial.
Para los chinos, todo es cuestión de sentido común. Los padres de Jenny son chinos, aunque se mudaron a América Latina cuando ella tenía solo seis años. En relación con el fenómeno de las tasas de ruptura, que ha tomado impulso en China en los últimos años, opina: “Si un hombre termina una relación que ha sido larga, entonces la mujer se ve afectada porque ha perdido los mejores años de su juventud y ahora tiene que empezar de cero en la búsqueda de un esposo para poder casarse y formar una familia. Es menos difícil para los hombres, por eso, tradicionalmente es el hombre quien debe pagar”.
“No son más que diferencias culturales”, dice Jenny. “Acá (en Occidente) hacemos el duelo yendo al cine o comiendo helado; en China, todo cobra un sentido más relacionado con el honor y el compromiso. Se considera que los compromisos son muy importantes, y cuando un compromiso se rompe, la cultura china dice que las personas deben afrontar las consecuencias”.