Si yo fuera tú… También me habría ido para siempre

Si tuviera que devolver el tiempo no cambiaría nada. A pesar de que muchas cosas han salido mal. Si tuviera que ser tú, seguramente habría tomado la misma decisión que tomaste. ¿Volvería a ser la mujer que fui en ese momento? Tal vez, y cometería los mismos errores. Pensar que las cosas hubieran ocurrido de otra forma, la verdad no me da respuestas en cuanto a dónde estaría o dónde estaríamos en este momento los dos. Ahora, solo miro atrás y me parece un sueño. Los hechos se me presentan como algo irreal, casi imposible de creer. Lo mejor es lo que ha sucedido y si yo fuera tú… También me habría ido para siempre.

¿Y si yo fuera tú?

A veces intento analizar todo lo que sucedió. Realmente, ¿tanto dolor era necesario? No lo creo. Tal vez, de lo único que me arrepiento es de ello. Es una lástima que nos hayamos lastimado tanto. Es una desgracia que el amor se haya convertido en desinterés y mezquindad. Cuando lo veo así de claro, sencillamente me doy cuenta de que lo nuestro, entonces, nunca fue amor.

Es triste pensar que tantos sueños se rompieron, que tantas ilusiones se perdieron y que tanto amor se marchitó. A pesar de todo, creo que me has hecho un favor. Si yo fuera tú, hoy en día, habría hecho lo mismo. Me hubiese alejado de una relación que ya no tenía futuro. Si yo fuera tú, en ese entonces, no te hubiera dejado. A diferencia de ti yo si te amaba.

Sin embargo, actualmente, lo veo muy claro. Nunca hubiésemos alcanzado la felicidad. Jamás habríamos llegado al entendimiento. No hubiéramos durado para siempre. Es por ello que te agradezco que hayas sido tú quién tomó la decisión de irse. La verdad es que yo nunca habría tenido el valor de hacerlo.

Tal vez, el miedo camuflado de amor me lo impedía. Pensar que debía vivir sin ti era una idea inconcebible para mí. Al fin y al cabo, si yo fuera tú de seguro seguiríamos juntos. Perdidos en una relación sin futuro, abrumados de no querer estar juntos, pero no poder alejarnos. Y lo más importante, odiándonos por lo que seríamos en conjunto.

¿A dónde fuiste?

Una pregunta que gritaba en silencio mil veces al día. Nunca obtuve respuesta. Poco a poco, la aceptación se fue apoderando de mí. El tiempo, también hizo su parte. No puedo negar que los nuevos amores me ayudaron a olvidar y a dejar de preguntar siempre lo mismo. Es impresionante darse cuenta de que, en efecto, todo pasa. El dolor no es para siempre y la verdad, nadie se muere de amor. El tiempo lo cura todo y aunque sea una frase cliché es la verdad.

Es un hecho que podemos enamorarnos mil veces más. Cada amor es diferente y nunca amamos igual. Sin embargo, si podemos volver a amar. En ese momento cuando mi alma gritaba y preguntaba ¿A dónde fuiste? Todo parecía terrible. Sentía que mi vida había acabado. La muerte y el duelo me envolvían. Jamás pensé que te olvidaría.

Me equivocaba. ¿Cuántas veces me he equivocado? Contigo y sin ti. Por ello, he dejado de esperar para comenzar a sorprenderme de lo que termina sucediendo. Ahora, vivo el presente con amor y sin preocuparme del mañana. Tú me enseñaste eso. El mayor aprendizaje que me dejaste fue no ser como tú. Sé que suena terrible, pero lo que hiciste no fue digno. Me dejaste sin decir nada, sin compasión, sin humanidad. Has sido un gran maestro para mí y lo único que tengo para darte son las gracias. ¿A dónde fuiste? La verdad, ya no me importa.

No existe para siempre…

Me permitiste entender que el tiempo es sólo una invención. Que un instante puede ser eterno si así lo deseamos. Que una vida entera no tiene por qué significar algo, mientras que un recuerdo lo puede ser todo. Gracias a ti, soy la mujer que hoy en día soy. Tu desamor me enseñó a amarme, tu desinterés me obligo a interesarme. Y lo más importante, el que me hayas dejado me permitió ser libre para conseguir el verdadero amor.

Si yo fuera tú… También me habría dejado. Porque ahora soy más feliz, pues he conocido al verdadero amor. Dejándome me diste lo más valioso que nadie nunca me había dado… La libertad de ser feliz.