¿Somos realmente conscientes de la rapidez con la que otras personas nos etiquetan y clasifican a primera vista? Basta únicamente con una mirada o un cruce de palabras para definir si alguien recién conocido es esto o aquello. La primera impresión cuenta y, en muchos casos, es difícil de cambiar, sobre todo cuando se trata de una entrevista de trabajo o una primera cita. La imagen personal dice mucho de nosotros en un primer vistazo o acercamiento, son muchos los factores los que la determinan, cualidades, características, estilos y personalidad son solo alguno de ellos.
Una primera impresión que perdura
Como decíamos anteriormente, la imagen personal que los demás se forman de nosotros a partir de una primera impresión, por regla general, perdura y puede abrirnos o cerrarnos puertas. Es bien sabido que todos los seres humanos proyectamos una imagen frente a los demás, la cual comienza a formarse en primera instancia a partir del aspecto físico, por ejemplo, la manera en que vestimos, el tipo de peinado que usamos, nuestra forma de expresarnos al hablar, gestos ademanes e incluso hasta el olor que nos caracteriza. Esta imagen se fortalece con todo aquello que dejamos ver de nosotros y se termina consolidando con lo que los demás perciben e interpretan con base en nuestras acciones.
La imagen personal se construye a diario y cuando conocemos a alguien la primera impresión prevalece en el tiempo, pues es un reflejo de cómo nos han percibido y puede o no acoplarse a como somos realmente. De hecho, no siempre dicha impresión es la verdad o la realidad de lo que somos y puede distar mucho de lo que hemos querido que los demás crean y piensen de nosotros. Una vez que se ha formado esa imagen en la mente de un tercero, difícilmente se tendrá la oportunidad de cambiarla, pues la primera impresión tiene bastante peso y es fundamental en lo que respecta a los procesos de selección y filtro que las personas imponen inconscientemente.
Trabajar nuestra imagen personal y ser fiel a ella es prioridad
Cuidar de nuestra imagen personal a lo largo del tiempo es fundamental para definir lo que somos, no solo en lo que respecta a los demás, también en relación a nosotros mismos y a la forma en que nos aceptemos, valoremos y respetemos. Recordemos que lo que proyectamos a los demás es una muestra de lo que somos internamente y no se trata de terminar reflejando lo que hemos querido mostrar o hacer creer que somos a los demás.
Hoy en día mantener nuestra imagen personal amerita ser cuidadoso en extremo, pues estamos en una sociedad donde la influencia de terceros puede hacernos perdernos a nosotros mismos, ya que existe la tendencia de imitar y seguir dejando a un lado lo que realmente nos caracteriza como individuos. Las redes sociales, los medios de comunicación, el internet, entre otros, pueden potenciar o perjudicar nuestra imagen, afectando lo que hemos construido a lo largo de los años.
Lo más importante es la libertad de ser uno mismo
Vivimos tiempos realmente descomplicados en los que cada cual establece su propio estilo de vestir, de ser y de pensar, los cuales muchas veces están alejados de lo que demanda el protocolo y la etiqueta. Lo realmente importante en cualquier caso es mantenernos fiel a lo que somos, evitando influencias de terceros que puedan modificar nuestra imagen personal propia.
La falta de personalidad, además, es muestra de inseguridad y carencia de amor propio. De esta manera, cuando menospreciamos lo que somos y queremos imitar o parecernos a alguien más debemos preguntarnos el porqué de este comportamiento. Lo más probable es que exista alguna clase de problema subyacente, y en ese caso, lo recomendable es que sea tratado y superado; lo mejor es buscar ayuda de especialistas que puedan ayudarnos a encontrarnos a nosotros mismos.
Imagen personal: ¿cuánto dice de nosotros?
La imagen personal no es solo cuestión de un comportamiento o un estilo de vestir y arreglarse, tiene mucho que ver con la forma en la que nos comunicamos, pues las palabras que utilizamos son muy importantes en lo que es el proceso de relacionarse con los demás. Esto puede definir nuestro nivel cultural, educativo y económico. ¿Por qué? Porque termina por revelar nuestro conocimiento, grado de instrucción y respeto hacia los demás. Según sea la entonación y el lenguaje corporal, será la forma en que quien interactúa con nosotros nos perciba y defina, por lo tanto, estos elementos son cruciales en la imagen que se construye de nosotros.
Desde la entonación, pasando por el contacto visual, los gestos, el manejo de las manos y hasta nuestra posición corporal, revelan la veracidad de nuestros mensajes, la forma en la que nos sentimos y nuestro grado de seguridad o incomodidad frente a determinadas situaciones o personas. Cuando se trabaja en la creación de una determinada imagen personal que se quiere proyectar, lo primordial es hacer que refleje lo que realmente somos. Por ejemplo, una persona insegura antes de querer parecer como alguien seguro, se debe ganar y trabajar esa seguridad que busca lucir, de esta manera, cada acción reflejará un aspecto real de su personalidad. Dar paso a falsas percepciones, emociones o sentimientos es un grave error, pues no es sano relacionarse en función de mentiras o expectativas. Siempre recuerda que, la belleza interior define lo que somos.