La historia está marcada por las guerras y toda la devastación que traen a su paso. Miles de vidas han cambiado su rumbo por las tragedias y la tristeza de enfrentarlas con impotencia. “La esperanza es lo último que se pierde”, se dice popularmente, sin embargo, para que esto sea totalmente cierto, cada uno debe poner sus semillas en terrenos fértiles: la familia, los amigos, la sociedad y el propio corazón; así todo tiene posibilidades de mejorar.
En lugar de un granito de arena, aporta tu semilla de esperanza en tu huerto más cercano, así tu vecino no lo haga. Tal vez un día, al ver los frutos que recogiste, cambies su forma de pensar. ¿Estás listo para comenzar tu cosecha?