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Sexo sin estrés, estrés sin sexo

Por Dr. Rodrigo Mazo Zea
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Altos niveles de estrés nos impiden tener un buen sexo, y el temor por tener un mal desempeño sexual nos eleva el estrés. Esta frase introductoria para nuestra columna habitual señala que la relación entre estrés y sexualidad es recíproca, en tanto el estrés aparece como causa y consecuencia en nuestra vida sexual.

Los encuentros sexuales deben constituir no solo un contacto corporal, sino la fusión entre dos seres que deciden expresar su atracción mediante la pasión que implica la entrega física. Según Robert Sternberg, el deseo sexual constituye uno de los pilares del triángulo del amor, junto con la intimidad y el compromiso, y es fundamental vivir a plenitud cada encuentro sexual para aportar al proceso interpersonal que se vive con la otra persona.

Se puede afirmar que el estrés es un enemigo declarado de la sexualidad plena. Estados negativos de tensión, ansiedad, mal humor, cansancio, irascibilidad, preocupación, perturbación o problemas sin resolver, suelen influir directamente en el disfrute y la entrega que se espera en las relaciones sexuales.  La focalización en los aspectos conflictivos suele ocupar un espacio importante de nuestra mente, lo que impide al organismo dejarse llevar por el encuentro con la otra persona, incidiendo de manera directa en el desempeño y disfrute de la relación. En una conferencia que dicté acerca de este tema alguien del público cuestionó diciendo que esto no era cierto, pues “la respuesta sexual es instintiva”. Yo le afirmé que el impulso sexual sí era instintivo en nuestra especie, y en los seres vivos en general, para favorecer la preservación, pero que en el desempeño y la actividad sexual como tal incidían una serie de variables propias y externas, que podían afectar la respuesta del individuo.

Las relaciones sexuales a plenitud se logran cuando existe una intención declarada de ambas personas para el contacto íntimo. Debe confluir el deseo de ambos sujetos, pues con uno que no tenga una plena intención para la entrega es suficiente para enfriar la posibilidad del contacto en armonía. Por eso las personas que acceden a los contactos sexuales solo para satisfacer a su pareja suelen desarrollar una especie de frustración en sí mismos y generar una reacción de resistencia en el otro, quien se agota al esforzarse por despertar la motivación en su pareja.

De hecho, se podría afirmar que, si una persona está embebida en problemas o conflictos sin resolver, es preferible que ni intente tener encuentros sexuales, pues si a estas situaciones problemáticas le añadiéramos dificultades en el desempeño sexual, seguro que el problema será mucho mayor. Una buena experiencia sexual no se inicia en los juegos precoitales inmediatos, sino en la creación de un ambiente óptimo durante el día (o antes) que promueva la armonía no solo en la relación de pareja sino en cada uno de sus integrantes, para entregarse a plenitud. Por tanto, resulta erróneo utilizar el sexo como escape, salida o solución a los problemas generadores de estrés, pues es más alta la probabilidad de que estos empeoren. En ningún caso el estrés es un estimulador de la libido.

El sexo también puede ser generador de estrés

Por otro lado, para muchas personas el sexo es un factor generador de estrés. El temor por tener un desempeño inadecuado, la abstinencia y problemas de inseguridad en sí mismo o en la relación, pueden llevar a la persona a desarrollar respuestas de estrés que casi que necesariamente van a afectar no solo su rendimiento sexual sino también su estabilidad emocional.

Sobre todo, cuando dos personas van a tener su primer encuentro sexual, suelen surgir preocupaciones por el desempeño, ante la incertidumbre de las respuestas y expectativas de la otra persona en la relación. Solemos preocuparnos mucho por descubrir qué le agrada a la otra persona, buscando satisfacerla desde el primer contacto para “fortalecer” la relación. De esta manera pensamos más en el otro que en nosotros, lo que casi lleva a anular nuestros deseos e intenciones por el afán de brindar satisfacción a la pareja. Por ello, los primeros contactos sexuales deberían iniciar con un acercamiento paulatino, constante entre ambas personas, donde se posibilite el diálogo en cada avance y se vayan permitiendo expresiones sobre la experiencia que lleven a crear una cercanía en armonía teniendo en cuenta los deseos, expectativas, temores e intenciones de los dos.

Expertos en el tema, como el Dr. Juan Carlos Kusnetzoff, sostienen que un buen encuentro sexual ayuda a disminuir el estrés, no solo de ambas personas en particular, sino también de la relación. La explicación que nos da este autor es en doble sentido: por un lado, a nivel fisiológico, las relaciones sexuales ayudan a disminuir drásticamente la liberación de cortisol, que es la hormona asociada con las reacciones de estrés, y se facilita la liberación de oxitocina, encargada de generar relajación y tranquilidad. Por otro lado, a nivel psicológico, durante la actividad sexual se desarrollan reacciones emocionales ligadas a la felicidad, la filia y el disfrute, que ayudan a la persona a dejar fluir su energía psíquica en provecho de conllevar a estados de éxtasis y plenitud personal.

Algunos tips para propiciar una vida sexual plena, sin estrés, son:

No lleves tus preocupaciones a la cama

Como dijimos en una columna anterior, el ser humano es multidimensional y las dificultades en una esfera de la vida suelen afectar a las demás. Sin embargo, debemos aprender a poner límites a las preocupaciones y entender que cada situación problemática debe abordarse desde el contexto en que se produce, sin trascender las barreras de otras áreas vitales.

Ocúpate de tu bienestar y tu salud

Un buen estado físico y de salud favorece la actividad sexual. La alimentación balanceada, el ejercicio físico y el cuidado de sí aportan al desempeño sexual y a la canalización de la energía libidinal.

Asume la relación sexual no como un fin sino como un medio de interacción

Al compartir con alguien no definas como meta primordial llevarle a la cama, pues de ser así el sexo acabará con la magia de la interacción. Cada encuentro sexual debe ser consecuencia del acercamiento paulatino entre las personas, y antes de resultar algo concluyente, debe ser la base para edificar la interacción subsiguiente.

Crea las condiciones previas para tener una relación sexual sin estrés

En la actualidad muchas parejas tienen “relaciones exprés”: aprovechan cualquier momento y cualquier lugar en que se quedan solos para tener sexo, con el afán y ansiedad que implica esta situación. Las relaciones sexuales, como encuentro sublime, deben propiciarse en lugares en los que se pueda dar el contacto con la naturalidad y tranquilidad que ameritan. Un buen momento, sin afanes o limitaciones, y un buen espacio, con la comodidad requerida, favorecen la armonía en el encuentro sexual.

Antes de la relación sexual, no abuses del alcohol y las drogas

Estudios científicos demuestran que el consumo excesivo de este tipo de sustancias reduce la libido y la excitación sexual y pueden desencadenar en disfunciones sexuales en el mediano y largo plazo. Además, en estados de embriaguez o alucinación, se disminuye la conciencia del contacto sexual, lo que además de disminuir el disfrute puede conllevar a posteriores arrepentimientos o cargos de conciencia.

Ten confianza en ti y acepta tu cuerpo

Una baja autoestima puede llevar a la persona a dudar de si es digna de ser aceptada y deseada por la otra persona, lo que necesariamente redundará en inseguridad y temor por el contacto. Muéstrate como eres y exalta tus cualidades físicas, elevando tu nivel de atracción. Luce radiante, con prendas de vestir llamativas y adecuadas y cree en tu capacidad para mantener el deseo del otro por ti.

Promueve un diálogo fluido con tu pareja acerca de temas sexuales

Uno de los temas más difíciles para abordar en el diálogo con la pareja es sobre la propia sexualidad. Nos da dificultad hablar de nuestros temores, deseos, intenciones y expectativas, y por ende, averiguar los de nuestra pareja. La capacidad de intimar con el otro debe llevarnos a permitir tratar de los asuntos sexuales con naturalidad, pues un asunto tratado a tiempo tal vez nos evite desacuerdos, problemas o hasta vergüenzas durante las relaciones sexuales.

Toma cada encuentro sexual como una posibilidad compartida de vibración armónica

Hay dos extremos que afectan el contacto sexual: focalizarse exclusivamente en la propia satisfacción o procurar solo la satisfacción de la pareja. En la medida en que las parejas interactúan y se conocen, van descubriendo en qué aspectos hay puntos de encuentro que favorecen la armonía sexual. No se trata del mito del “éxtasis simultáneo”, sino del desarrollo de la capacidad para el disfrute en la relación, donde ambas personas sientan como vibrante y significativa la interacción en la relación.

El orgasmo no es el fin de la relación sexual

La capacidad de disfrute no es un camino hacia el orgasmo, sino una experiencia en la que se permite fluir la energía sexual que provoca satisfacción y disfrute. Los hombres sufren ante la posibilidad de no tener una erección suficiente, en vitalidad y duración, que provea a la mujer del anhelado éxtasis, y las mujeres temen no excitarse lo suficiente para favorecer el desempeño de sus compañeros. Cuando entendemos que el orgasmo no es el fin último de la relación, aprenderemos a liberarnos de la angustia que nos produce el pensar en un desempeño inadecuado y encontraremos nuevas formas de contacto que nos permiten una entrega más profunda en interacción con el otro.

El precoito y el postcoito son esenciales para la armonía en la relación

Una buena relación sexual se inicia mucho antes de llegar a la cama, y se prepara desde que ambas personas están aún con ropa, y no termina con el orgasmo o el fin de la penetración, sino que va más allá. Las manifestaciones de coquetería, deseo y provocación que se tienen antes de llegar a la cama, ayudan a generar un clima de tranquilidad y distención para el momento del contacto sexual, brindando seguridad y confianza en la pareja. Igualmente, el contacto postcoital, o el “arrunche” después de la relación, indica un nivel de entrega más allá de lo corporal, que evidencian la intención de compartir en pareja.

Por: Dr. Rodrigo Mazo Zea
rodrigo.mazo@upb.edu.co

Bibliografía
  • González, Carla (recuperado 2018). El estrés es un enemigo de la sexualidad. En: Revista Digital Punto Vital. www.puntovital.cl/sexo/sano/estres_sexualidad.htm
  • Kusnetzoff, Juan Carlos (2013). Estrés y sexualidad, relájate y disfruta. México: Granica.
  • Kusnetzoff, Juan Carlos (2013). Toco y me voy. Eyaculación precoz, cuando quien corre pierde. México: Granica.
  • Prieto, Patricia (2017). A más estrés, menos deseo sexual. Tomado de: https://laopinion.com/2017/03/18/el-estres-mina-el-deseo-sexual/
  • Sexualidad 180. (2016). 10 tips para que el estrés no afecte tu vida sexual. En: www.salud180.com/sexualidad/.
  • Sternberg, Robert (1986). El triángulo del amor: Intimidad, pasión, compromiso. Barcelona: Paidos.

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