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¿Quién manda aquí? Hijos tiranos de padres confundidos

Por Lic. Marcela Monte
Cómo tratar con niños de caracter fuerte, ¿Quién manda aquí? Hijos tiranos de padres confundidos

“El niño tiene un carácter muy fuerte, desde que nació. Con esa personalidad, consigue siempre todo lo que quiere.” Así inicia la entrevista con unos padres a quienes se los puede observar desbordados por la situación en casa y fuera de casa. Ya no saben cómo marcar parámetros de convivencia a su hijo, de cinco años. Sí, el niño de cinco años demarca las actividades de toda la familia en función de sus deseos, han dejado de ir a algunos sitios que a él no le apetecen, porque se comporta horrible y todos la pasan muy mal. Los padres consideran que se trata de una configuración de la personalidad con la que van a tener que lidiar el resto de su vida y les preocupa que pronto inicia la educación formal, los aprendizajes de la escuela primaria, y deberá asistir al colegio donde hay mayores exigencias de autocontrol. Por estas ideas que tienen los padres es que se evidencia la confusión.

Los niños no nacen tiranos, se van montando en una estrategia que les funciona para conseguir lo que quieren, y si lo hacen en medio de un entorno de adultos confundidos respecto de su posibilidad de ser la autoridad, van configurando una dinámica que, a su vez, los confunde a ellos mismos, ya que no logran discriminar los lineamientos que son realmente importantes para su desarrollo saludable, puesto que todo su entorno inmediato se moviliza para satisfacer los impulsos variables del propio niño.

 

papás en conflicto por hijos tiranos

Confusiones de padres

Confusión Nº 1: Temperamento no es personalidad

Temperamento es predisposición, y el mayor poder que tienen los adultos en la temprana infancia es el de definir hacia dónde evolucionan esos comportamientos: Estos se instalarán en el niño si, a través de ellos, logra sus objetivos, de lo contrario, buscará modificarlos al comprobar que no logra nada que se acerque a lo que busca a través de la agresividad, la amenaza, el chantaje o la violencia. La personalidad se construye a través de los años y está marcada por los resultados que el niño vaya obteniendo. Esta es una primera confusión de los padres que consideran el temperamento como determinante y no como un modo general que puede trabajarse a través de las interacciones con ellos, pues los adultos son el principal referente del pequeño.

Confusión Nº 2: Agresividad es seguridad

El niño que agrede para lograr su meta puede parecer a la vista del adulto estar muy seguro de sí mismo y poseer una gran determinación, sin embargo si se atreven a mirarlo desde otra perspectiva, son niños que en realidad no cuentan con más recursos que el berrinche, la agresión o la imposición por la fuerza para conseguir sus objetivos. El problema es que estos padres confundidos, suelen considerar que al ‘suavizar’ estos rasgos podrían debilitar al niño en su carácter y ellos mismos no logran dimensionar que el mecanismo de la agresión, lejos de apoyar un liderazgo que acerque a las personas, genera distancia de los que están alrededor, quienes se alejarán naturalmente, protegiéndose al temer ser agredidos.

Confusiones de niños

Confusión Nº 1: El bien y el mal

Nada más y nada menos. Algo tan fundamental como principio ético y moral se transmite a los niños desde muy pequeños. Cuando no hay una orientación clara respecto de lo que está bien y lo que está mal, el pequeño cree que lo que está bien es lo que al niño le plazca en ese momento, que todo lo demás está mal, y que cualquier persona que se lo impida está equivocada y debe ser dañada, eliminada o al menos silenciada. El pronóstico es de soledad y aislamiento y de gran dificultad para compartir códigos con las demás personas.

Confusión Nº 2: El mundo funciona de esta manera

Este crío quien ha venido logrando prácticamente todo lo que se le ha ocurrido en el entorno protegido de su hogar, frente a padres confundidos en relación al poder de su autoridad, sale al mundo y no logra entender cómo es el funcionamiento social básico. Cuando intenta usar estos mismos mecanismos de forzar, imponer y amenazar fuera de casa, su frustración resulta considerable, ya que fuera de casa no funciona. Además de ser inefectivo, el niño no ha desarrollado recursos para tolerar la frustración, por ende no logra un eje emocional y mental que le posibilite evaluar soluciones alternativas a sus dificultades.

conflicto entre padres e hijos malcriados

Confusión Nº 3: Imponerse es la única estrategia que funciona

Con el paso del tiempo, este niño que dominaba el entorno familiar se halla luchando consigo mismo y sus frustraciones. Todo lo que sí le funcionaba dentro de casa, pero no le funciona en el mundo puertas afuera, utilizando su tiempo y energía para equilibrarse. Cuando se compara a sí mismo en este proceso versus algunos de sus pares, que han entendido y madurado durante su temprana infancia aquellas nociones referidas al desarrollo de un proceso y han asimilado la importancia de ir paso a paso en un plan que lleva al objetivo claro, el pequeño confundido también se evalúa a sí mismo como disminuido en recursos y habilidades, y muchas veces arremete contra los padres, a quienes responsabiliza de no haberle dado la oportunidad de generarse mejores herramientas.

Confusión Nº 4: El mundo se mueve alrededor de mis deseos

En casa le ha funcionado, ya sea pidiendo por las buenas o sofocando, pataleando y chantajeando por las malas, entonces aflora la limitación en los recursos a utilizar ante una dificultad. Una gran desventaja competitiva para el hijo de quienes creían que con ese carácter se llevaría al mundo por delante, frente a otros niños que han ido desarrollando, en ambientes familiares menos condescendientes, modos creativos, estrategias flexibles y actitudes cada vez más versátiles para llevar adelante sus nuevos procesos, es entender que hay personas diferentes, que las diferencias enriquecen. Comprender para estos niños dictadores para estos niños dictadores que las demás personas tienen la misma libertad para pensar y actuar diferente y para plantear también su desacuerdo al cumplir con los deseos de otro, es un importante conflicto.

Confusión Nº 5: Permanecer firme en mi postura demuestra mi fortaleza

Aparecen constantemente situaciones nuevas y con ellas, la incertidumbre para encararlas, porque la vida se va complejizando y va requiriendo nuevas estrategias para la resolución de las novedosas circunstancias. El niño, inamovible en su posición y malhumorado porque no conoce otras maneras más que doblegar a todo aquel que ha osado contradecirlo, se paraliza en un único punto de vista, haciendo oídos sordos a aquellos otros –compañeros o adultos- que le proponen alternativas. Una vez más, habrá a su alrededor quienes vayan intentando modos nuevos, equivocándose y reparando, aprendiendo de la apertura y la predisposición a encarar situaciones nuevas de maneras cada vez más abiertas, ricas y flexibles. Esta manera sirve para naturalizar las modalidades para encarar lo desconocido, ya que a los otros niños la incertidumbre no los paraliza sino que los motiva a moverse y descubrir.

Confusión Nº6: Si no me obedecen, son responsables de mi fracaso

Como el niño ha crecido forzando a los demás a seguir las directivas de sus impulsos, depende de que las personas le obedezcan, le otorguen y cedan ante sus pedidos, reclamos y exigencias. Por ello los responsabilizará de sus propias fallas, porque en su mente sólo cabe la idea de que la única manera correcta de hacer las cosas es la que él conoce. Aquellas personas conscientes de la importancia de desarrollar autonomía para desenvolverse, exploran en busca de nuevos recursos y experimentan, haciéndose responsables de todo el proceso, son las que avanzan mientras el niño permanece estancado. Los demás avanzan más livianos, sin temor a equivocarse porque están haciendo y aprendiendo, y saben que quien está en acción se equivoca, porque está probando diferentes modos hasta que alguno le funcione mejor que los anteriores.

hijos que no hacen caso

Como se ha descrito aquí, las confusiones de los padres se multiplican al transmitirlas a los hijos, en las actitudes cotidianas que se viven puertas adentro y que básicamente luego no funcionan puertas afuera. El mayor apoyo a estos niños se ejerce con el cambio de actitud en estos adultos que orientan, haciendo que la realidad al interior del hogar siga normas congruentes con el exterior, sabiendo que para avanzar en su propia vida, los niños deberán tener claros sus gustos y objetivos, y alcanzarlos a través de métodos que se integren al mismo tiempo con el entorno, atreviéndose a lo nuevo, tolerando con elevada perspectiva, los traspiés como parte del proceso de aprendizaje, evidenciando que en el trayecto habrá también eventos fortuitos que no podrán controlarse pero sí afrontarse. Por último, deberán saber que en el planeta también se encontrarán con otros tiranos que están en la misma posición que ellos, buscando eliminar oponentes y destruir obstáculos para lograr sus propios objetivos.

El tiempo no se vuelve atrás, pero sí es posible renovar las posturas de aquí en adelante, y los grandes somos modelos para los chicos.

 

Fuentes consultadas:

CALATAYUD, EMILIO (2007). “REFLEXIONES DE UN JUEZ DE MENORES”, DAURO EDICIONES.

URRA PORTILLO, JAVIER (2006), “EL PEQUEÑO DICTADOR: CUANDO LOS PADRES SON LAS VICTIMAS. DEL NIÑO CONSENTIDO, AL ADOLESCENTE AGRESIVO”. LA ESFERA DE LOS LIBROS.

SEITUN, MARITCHU (2015). “LATENTES”. ED. GRIJALBO

Por: Lic. Marcela Monte
Facebook:  https://www.facebook.com/LicMarcelaMonte/
Licenciada en Psicología
Universidad Nacional de San Luis / Argentina
Psicoterapeuta Cognitivo – Conductual Infantil
Contacto: info@infantopsicologia.com 

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