El año tiene 365 días y curiosamente uno de ellos celebra los momentos incómodos; pensar que uno lo conmemora, mientras el resto del año vivimos esas situaciones en las que nos llevan a pensar “trágame tierra”, entonces, ¿cuántas cosas nos suceden y se convierten en algo memorable?
Hoy, queremos hablar de esos momentos que se convierten en situaciones incómodas con la pareja y pueden llegar a ocasionar problemas realmente graves en la relación. Aquí algunos ejemplos, de frases que han quebrantado la tranquilidad de más de una:
- A mi ex también le gustaba eso.
- Eso te queda como raro, como apretado.
- Deberías empezar hacer ejercicio.
- Mi mamá lo hace mejor, sabe más.
- Mejor nos vemos mañana, hoy estoy cansad@.
- No tengo dinero sencillo, mejor paga tú.
Pasa que hablamos de más, usamos las palabras incorrectas, el momento inadecuado o no tenemos en cuenta las emociones, bien sean propias o de la pareja. Esto básicamente es lo que suele llamarse “asertividad”, recomendada para tener una adecuada comunicación en cualquier área de la vida y en este caso para apostarle a que las relaciones sean más duraderas.
Ojo con hablar de más o de menos

Hacer referencia al buen uso de palabras, en pareja significa que se debe crear un círculo de prudencia que acompañe las conversaciones, por ejemplo, sobran las comparaciones con las exparejas, los “mejores” amigos o compañeros de trabajo, porque puede hacer sentir mal al otro. Y en su extremo opuesto, no son recomendables los silencios, en especial cuando se necesitan de esas palabras que motiven o rompan la tensión; cuando la pareja hace una pregunta, se sugiere que siempre haya una respuesta, para que el silencio no sea mal interpretado.
Darle tiempo al tiempo

En ocasiones pareciera que el tiempo fuese el enemigo y esa competencia logra generar esos momentos incomodos por usar frases o palabras en el momento inadecuado; tal vez decirle al otro que no cocina rico, que está pasado de peso o que debería dedicarse a otra cosa (así sea con otras palabras) delante de familia, amigos u otras personas, es un camino directo al abismo, puede que la intención sea distinta, en el fondo si hay amor se espera que el otro sea mejor y por lo tanto hacer ese tipo de comentarios en un tiempo adecuado y tal vez privado, puede generar un mejor efecto.
Sentir para hablar

Indudablemente si se ha decido compartir tiempo, espacio, sueños, proyectos, viajes, vida con alguien más, es porque hay algo que va más allá que un sentimiento pasajero. Y precisamente por eso es que no hay que tomarse a la ligera la emoción que se tiene al momento de hablar; las cosas pueden salir mucho mejor cuando hay un control emocional, porque decir “no me interesa”, “si te quieres ir no te voy a detener”, “ya vas a empezar” cuando el dolor, la rabia o la frustración acompañan el momento, no ayuda a que las cosas mejoren, porque probablemente no es lo que realmente se quiere decir o el resultado serán peleas o rupturas inesperadas. Por el contrario, identificar esa emoción incómoda y buscar un respiro que permita encontrar el sentimiento que prevalece en la relación, ayudará a que las palabras adecuadas fluyan de la manera más adecuada.
📰 También debes leer: Causas y consecuencias de una mala comunicación
Ser asertivo en pareja implica reconocer el momento, las palabras y la emoción en las que se envuelve una relación, es tener presente el porqué se comparte tiempo y sueños, es evitar que los momentos incómodos se conviertan en una tortura que puede acabar con lo bonito que se ha construido.