¡Pues sí que puedes! Aquí te explico por qué y cómo hacerlo.
Los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte en todo el mundo, más que muchas enfermedades. Las estadísticas de ello son alarmantes, tanto en lo referente a la población en general como a los niños en particular[i]. Además, hay entre 20 y 50 millones de personas que sufren lesiones por accidentes de tránsito, y gran parte de ellos sufren consecuencias físicas como algún tipo de discapacidad o secuelas psicológicas como el trastorno por estrés postraumático, que limitan la calidad de vida de quien lo padece y de su entorno. Limitaciones no menores son las que implican hospitalizaciones y ausentismo escolar, con repercusiones en las relaciones sociales.
Los más vulnerables suelen ser los peatones, pasajeros, ciclistas y motociclistas. Esto me ha motivado a revisar el rol de los adultos en la prevención de los accidentes que involucran a niños. Pues si bien el accidente es un evento inesperado, podemos tomar recaudos para prevenirlo, algo así como “buenos hábitos viales” que generarían una responsabilidad más activa por parte de los niños y jóvenes en su comportamiento vial. Estas estrategias, como todo a lo que apuntamos en crianza y educación, las considero una gran inversión, con el objetivo de facilitar recursos a las nuevas generaciones para que disminuya esta epidemia, tal como la ha definido la Organización Mundial de la Salud.
Los niños son por naturaleza curiosos, inquietos, impulsivos. Nuestra enseñanza se basa entonces en la atención extra que requiere la responsabilidad de trasladarse y convivir con los diversos tipos de vehículos.
Educación vial y del tránsito
Así como nos ocupamos de enseñar habilidades para relacionarnos adecuadamente en la niñez, educar en la convivencia con el tránsito es una herramienta de gran trascendencia para la etapa de la infancia pues les otorga la información necesaria para desenvolverse en su rol activo y responsable como peatones –o ciclistas, o patinadores, o pasajeros- y a reconocer a los participantes involucrados en el tránsito cotidiano.
Hay recursos de lo más variados para despertar la motivación hacia estos temas: a través de juegos y juguetes relacionados con la vida en las calles y carreteras; videos, competencias y concursos referidos a las normas de tránsito y señales viales[i] Por supuesto, es imprescindible la responsabilidad del conjunto de adultos significativos que interactúan con el niño, de conocer y respetar las normas de tránsito, siendo así un ejemplo apropiado en momentos en que se produce alguna situación en los recorridos que realizan juntos.
Los tips peatonales:
Como peatones tenemos un rol activo en la circulación, pues somos definitivamente los más vulnerables al encontrarnos desprotegidos.
Nuestros mejores aliados son la atención y la información apropiada:
- Los niños siempre deben estar al cuidado de adultos aptos. Quien esté a cargo debe poder reaccionar ante una emergencia -a veces, adolescentes o adultos mayores bien intencionados no lo lograrían-.
- Los niños siempre deben caminar de la mano de un adulto y del lado interno de la acera/vereda, nunca del lado que da a la calle.
- Prestar atención a las salidas de garajes, incluso en la propia casa: los autos en reversa no visualizan la altura de los niños.
- Prestar atención a los frentes de casas donde hay animales, pues si al pasar se mete el pie o la mano entre una reja donde hay un perro, éste podría agredir al niño.
- Cruzar la calle por las sendas peatonales, y si no las hubiese, hacerlo en la esquina. Esperar a tener claramente el paso para cruzar, pues el niño está observando y va a imitar lo que haga el adulto, pero el infante no cuenta con los mismos elementos para evaluar el riesgo de vida.
Respetar los semáforos aunque no venga ningún coche, aguardar la señal de paso y cuando muestre la figura del peatón intermitente, en lugar de cruzar apurados, es importante no cruzar.
Los tips para el transporte público:
- Esperar la llegada del vehículo en las zonas permitidas: andenes, paradas, etc.
- Seguir las indicaciones de la cartelería en los transportes, como ascender y descender sólo cuando es permitido, con las puertas abiertas y el vehículo detenido.
- Los niños deben ascender antes que el adulto y descender luego que el adulto, quien orientará y recibirá al niño fuera del transporte.
- En el bus/colectivo, mantenerse alejados de las puertas y sentados siempre que sea posible. Si no hay lugar para sentarse, viajar parado solamente en el pasillo para pasajeros y firmemente tomado de un pasamanos.
- En lo posible, llevar todos las manos desocupadas para sostenerse apropiadamente, evitando sostener juguetes, teléfonos, etc.
- En taxis, viajar en el asiento trasero, usar los cinturones de seguridad y solicitar al conductor trabar las puertas.
- Siempre ascender o descender por la puerta del lado de la vereda, y nunca del lado de la calle o donde circulen vehículos.
Con estas sencillas herramientas, el rol de adultos responsables se pone en acción para evitar accidentes ocasionados por la falta de atención o de información. Ocuparse de los detalles que son de vital importancia resulta fundamental para promover una actitud de autonomía responsable a medida que los niños crecen.
NOTA: a menudo utilizo la palabra “niño” para referirme a niños y a niñas, y padres, para referirme a las madres también, sólo con la intención de hacer más grata la experiencia de lectura.
Por: Lic. Marcela Monte
Licenciada en Psicología
Universidad Nacional de San Luis / Argentina
Psicoterapeuta Cognitivo – Conductual Infantil
Contacto: info@infantopsicologia.com
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