Todas las personas no tienen la facilidad de conseguir estados de concentración sostenidos, y esto se ve reflejado en: la pérdida de tiempo de lectura, interés en los procesos formativos o productivos, sin contar en las actividades sociales y culturales.
Una pérdida de atención secciona los elementos importantes de coherencia que deben tener las actividades importantes de la vida diaria, conectar una idea con otra para obtener un beneficio, es esencial en los mecanismos de memoria. Uno no almacena información que no sea relevante, a pesar de que mucha de esta información puede llegar en forma inconsciente, lo que dificulta retraerla cuando se necesita.
El ser humano, y otros animales, poseen un centro que regula la atención de los mecanismos de supervivencia. Un descuido ante un predador es el momento de verdad entre la vida y la muerte, sin contar con los procesos mentales que necesitan la atención necesaria para llevarlos a cabo, como puede ser el descuido manejando un vehículo, un arma o una maquinaria peligrosa.
El centro de la atención es un complejo de neuronas conectadas desde lo más profundo del tallo cerebral y se proyecta a las zonas conscientes de la actividad mental, motora y sensorial. Estas regulan la actividad precisa y coherente que nos permite el desempeño. El sistema reticular activante, como se le llama a ese complejo nervioso, está conectado con los centros de alarma o alerta para la huida y la defensa.
La coherencia de esa actividad mental permite darnos cuenta de cada uno de los elementos necesarios de la ejecución de procesos complejos. Estos complejos no son solo mentales sino construccionales de la actividad motora para realizar trabajos o tareas, para conectar habilidades de todo tipo y hacerlas conscientes, en lo que hemos llamado función ejecutiva.
La función ejecutiva necesita establecer prioridades y momentos para construir un evento mediante la conexión de procesos articulados de forma sistemática. No podemos pintar una pared sin antes haberla limpiado y lijado, y se puede pintar sin los pasos anteriores, pero los resultados carecen de calidad y perfección.
Ver una película a tramos, cuando nos dormimos viéndola, es igual que cuando realizamos una acción importante pensando en otras cosas. La ideación “basura”, que es aquella que aparece cuando no es necesaria y nos causa distracción, impide el análisis y la memoria consciente de elementos esenciales del desempeño.
Se han hecho investigaciones a personas manejando un vehículo, a las cuales se le coloca un auricular conectado a un celular y otro auricular conectado a un celular diferente, se le habla al mismo tiempo por cada oído y se demuestra que gran parte de la información que se le comunica a la persona, se pierde y no se recupera. Fuera de que durante el proceso de audición el vehículo ha recorrido un tramo importante de la carretera, de la cual la persona no recuerda elementos del paisaje, y se disminuyen los estados de alerta o peligro porque la atención está puesta en otra menos importante.
Durante el sueño, el sistema reticular activante se mantiene controlando los eventos que nos pueden poner en peligro, y si son irrelevantes, no nos despertamos, pero si lo son o se identifica un peligro, el sistema nos despierta.
¿Qué garantiza la atención?
Lo esencial es conectarnos con los elementos que nos producen interés. Si trabajamos en una fábrica de elementos de aluminio y oímos en las noticias que “existe una crisis en la comercialización del aluminio”, la atención se centra, porque nos pone en peligro de perder el trabajo. Pero en cosas menos trascendentales, nos debemos centrar con la mirada, la postura y con la comodidad para generar una actitud real con el interés, fijar la mirada en la boca de quien habla, analizar lo que dice y no distraernos con las personas de los lados o adelante.
Es muy importante centrar el proceso en la utilidad de lo que nos están hablando o mostrando, hay que hacer un esfuerzo para no permitir que nuestro lenguaje interior entre en la conversación que tenemos mentalmente con el profesor, el expositor o el interlocutor. Ese lenguaje interior tiene la facilidad de entrar al cerebro emocional, sacar parecidos con otras personas, llevarnos a una situación que tenemos que resolver y desviar todos nuestros sistemas a estados de menor complejidad, lo que nos hace perder el hilo del proceso.
¿Qué otros elementos nos distraen?
Tenemos distractores externos del ambiente, las personas que nos rodean, “los ruidos” que en este caso no son sonidos sino elementos intrascendentes como los vestidos de las personas, los cuadros del salón, la silla en que estamos, el lápiz o el celular que se ha vuelto el elemento de mayor alteración de procesos de atención, pita o vibra con mensajes insulsos, que hacen que miremos a cada rato, momento en el cual nos desconectamos con la actividad que llevamos a cabo.
Pero también hay “ruidos internos” que son las preocupaciones con los horarios, las actividades pendientes, los tiempos de desplazamiento, alimentación, comodidad, estados emocionales previos o posibles, que alteran no solo la memoria a corto plazo, sino también a mediano y por ende a largo plazo.
A veces asistimos a una conferencia que nos deleitó profundamente, de la cual no somos capaces de hacer siquiera un corto resumen, y nos contentamos con “yo no me acuerdo, pero estuvo interesantísima”, porque no hemos permitido que la memoria inmediata se refuerce y quede como memoria a mediano plazo que nos permita discutir el tema de la misma y generar una memoria a largo plazo, porque se repiten elementos claves para perpetuar aprendizajes.
¿Hay alteraciones de la vida diaria que modifican la atención?
El cerebro le da prioridad a lo importante para nosotros y para nuestra supervivencia. Es posible que una conferencia a la hora del almuerzo, por interesante que sea, pierde puntos si no cubrimos la necesidad alimenticia. Si no tenemos una buena ingesta de glucosa (azúcar) el cerebro se va desactivando y va generando procesos de agotamiento y desmotivación.
Hacer pausas activas permite la movilización del cuello, la cabeza, aumenta la circulación de las extremidades y facilita continuar con una clase y una conferencia.
Asistir a un comité, clase, conferencia o entrevista, hacer lectura de un documento sin haber dormido aumenta la dificultad de concentración y se disminuyen los aprendizajes de todo tipo.
El estrés genera atención de peligro, de miedo, hace que la asistencia visual, la postura sean adecuadas, pero es posible que la liberación de adrenalina dificulte los procesos de memoria. Nos acordaremos de memoria situacional, pero se nos van a olvidar elementos claves del desempeño.
Algunos tips para mejorar la atención
- Interésate verdaderamente en la actividad a desempeñar. Participa activamente, haz preguntas, y analiza con los interlocutores sus opiniones.
- Toma nota de palabras claves, pero ten en cuenta que la memoria de trabajo es una memoria a corto plazo, por lo tanto, anota también los conceptos unidos a las palabras claves, porque si no, cuando leas no vas a recordar por qué pusiste esas palabras para recordar.
- Haz mapas conceptuales de lo que oyes, lees o pienses, y trata de aplicar el conocimiento a la vida práctica.
- Cuando la actividad se vuelva monótona, y eres tú quien la realiza, interpreta los signos de cansancio en su público, ellos desvían la mirada, la postura del tronco, bajan la cabeza, empiezan a mover los pies, el cuerpo y se notan bostezos o comentarios destemplados.
- Cambia de tonalidad en la voz, haz paréntesis, cuenta anécdotas, haz un chiste o un comentario mordaz, si no hay risas ni descontentos, la atención está dispersa.
- Repite los conceptos del interlocutor. Si son nuevos, trata de discutirlos o cuestionarlos para darle más claridad y mayor importancia.
- Estructura nemotecnias con los elementos y conceptos. Forma palabras con las iniciales y haz énfasis en ellas para que se recuerden por mucho tiempo.
- Un método adecuado de aprendizaje es hacer preguntas de lo expuesto en una actividad como conferencia, reunión de trabajo o de lectura, como si estuvieras planeando las preguntas de un examen académico.
- Los ambientes fríos y luminosos, con zonas de naturaleza, son los más adecuados para las actividades que se piensan realizar y son los preferidos por los expertos “speakers”.
- Si usas filminas no las llenes de información. Esto solo consigue que la persona se “adelante” y se distraiga.
Por. Rodrigo Isaza Bermúdez.
Neurólogo clínico.
Bibliografía
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