Acelerado parece el tiempo con el paso de los años, siempre un constante ritmo de vida que acostumbramos sin darnos cuenta hace ya varias décadas atrás; existen tantas cosas por hacer, lugares por conocer, personas para amar, caminos por recorrer pero no hay tiempo al parecer para todo… o ¿sí?
A pesar de la brevedad de nuestras vidas en la historia de nuestra especie, en promedio una vida debe ser suficiente para lograr nuestras metas y sueños, pero parece que estamos en un vertiginoso mundo en el que desde muy temprano la sociedad nos impone una presión que quiero y los invito a analizar… ¿por qué no a liberarnos de ella?
Me han preguntado con frecuencia la edad en la que los niños deben empezar su escolaridad y a menudo mi respuesta siempre es un silencio, tratando de conocer un poco más qué es lo que los padres quieren, planean y desean con sus hijos. Este es un tema que se puede argumentar bajo varios puntos de vista, pero sin duda alguna en los últimos años tenemos un común denominador EL AFÁN; cada vez los niños se gradúan del colegio e ingresan a la universidad más NIÑOS QUE INCLUSIVE ADOLESCENTES.
Actualmente nos encontramos con niños de 15-16 años graduándose del colegio, y seguramente para varios padres esto es un tema de orgullo, muestra de la inteligencia de sus hijos, de la educación de casa etc, y puede que estén en lo correcto pero lo que no se han detenido a pensar es ¿qué tan listos están estos niños para enfrentarse a la decisión de qué quieren estudiar? y por consiguiente ¿a qué quieren dedicarse el resto de sus vidas? ¿qué tan maduros están para enfrentar el contexto universitario donde cada vez más se trabaja en la independencia, auto-regulación, toma de decisiones y autonomía?
Si a esto le sumamos las exigencias profesionales y laborales que la sociedad impone, pareciera que el objetivo de cada etapa es pensar en la siguiente, estamos dejando de vivir el presente por pensar en el futuro y continuamente buscamos ir a pasos agigantados con afán de llegar a una meta que cuando la alcanzamos dejamos de tener claro las razones y la necesidad que teníamos de llegar rápidamente a ella.
A los padres los invito a que analicen si la felicidad está en ingresar al jardín a muy temprana edad, luego buscar cómo saltarse algunos cursos en el jardín para ingresar rápidamente al colegio, graduarse del colegio a los 15-16 años y tener un doctorado a los 30 años…. ¿Para qué? ¿Para que el aprendizaje de cada etapa sea suplantado por pensar en lo que viene? ¿para que el desarrollo y madurez que deben alcanzar LOS NIÑOS en cada etapa siempre quede incompleto por pensar en el siguiente paso? y esto, por envolver a los niños en un ritmo de vida acelerado por nosotros mismos, que lo único que logra es dejar vacíos constantes en el desarrollo de ellos.
De manera que la vida es un camino que sin duda alguna tenemos que recorrer, pero… ¡calma! no es una competencia, ni una carrera, lo importante no es cumplir con los estándares que otros han impuesto, lo realmente importante es ser felices y descubrir a nuestro ritmo lo que nos motiva y hace soñar con cada día ser mejores.