La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha determinado que de cada 10 personas, 9 están respirando aire contaminado en el mundo. “En los últimos seis años, los niveles de contaminación del aire se mantuvieron altos y más o menos estables, con concentraciones a la baja en algunas regiones de Europa y las Américas”, determinó la OMS. ¿Qué estás haciendo para cambiar esto?, ¿qué futuro tendrán tus hijos o tus sobrinos y sus hijos?
Los contaminantes atmosféricos más perjudiciales para la salud son partículas prácticamente invisibles por el ser humano, que penetran los pulmones y hacen que los mismos activen sus mecanismos de defensa. La principal causa de la presencia de estas partículas en el aire son los residuos de la quema de combustibles fósiles. La OMS recomienda refundar las políticas mundiales gubernamentales, así como limitar o eliminar definitivamente las malas prácticas contra el medio ambiente.
Principales riesgos
Los principales afectados por esto son los niños y los adultos entre los 50 y 75 años de edad, quienes por su vulnerabilidad del organismo son los más propensos a enfermedades. De igual forma, las familias y personas que más corren riesgos son los que viven en condición precaria y utilizan fogatas y estufas de biomasa para preparar sus alimentos. El mayor impacto lo recibe la población infantil, quienes adquieren enfermedades respiratorias agudas debido a la mala utilización de los recursos del medio ambiente.
La mayoría de las muertes se deben a cáncer de pulmón, seguido por complicaciones pulmonares obstructivas crónicas difíciles de superar. Posterior a esto, se encuentran complicaciones cerebrovasculares y las patologías cardiacas, derivadas de infecciones alojadas en el organismo. Por otra parte, los efectos que se generan en los humanos varían entre asma, mareos, dolores de cabeza, diabetes, leucemia, entre otros.
Cómo actuar frente a la problemática
Los cambios que debe seguir el ser humano van desde la prevención de las enfermedades, hasta proteger la capa de ozono de un inminente crecimiento de su perjudicial apertura. Cambiar las dietas alimentarias, incluso, de los animales, reducirán la demanda de productos pecuarios que producen gas metano. Evitar el consumo de carnes rojas y condimentos, reemplazándolos por alimentos vegetales es una gran opción.
Otro factor realmente importante es apostarle al control sobre la movilidad, abandonando el uso de automóviles que emplean combustibles fósiles. En su lugar, usar los medios de transporte públicos para recorrer tus rutas, puede ser una opción. Igualmente, emplear la bicicleta para ir a tu trabajo o lugar de estudio, mientras cuidas el planeta y cuidas tu salud. Tambien -dependiendo la trayectoria-, camina, trota, corre hacia donde te dirijas y transmite a los demás la necesidad de hacerlo.
Entre otras prevenciones que debes tomar, evita el tránsito por zonas que contengan altos niveles de polución. De igual forma, protégete nariz y boca con una máscara antipolución o usa un simple tapabocas, que te proteja de los males en el ambiente. Complementándolo, mantén una dieta balanceada entre frutas, verduras y vitaminas, que te prevengan de enfermedades respiratorias. Además, aplica buenas costumbres ecológicas, evitando el uso de combustibles fósiles, fumar, crear fogatas, entre otras.
En tu hogar, mantén los niveles de humedad y moho del recinto controlados, ventila la ropa húmeda, toallas corporales, vapor del baño y demás, en un espacio con ventilación constante o abierto. Otro factor, es incluir en varios espacios de la casa purificadores de aires, que absorban los contaminantes del hogar. También, distribuye plantas de distintas clases que mantengan los niveles de oxigenación estables.