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“Maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz” Walter Riso nos cuenta sobre su más reciente libro

Por Phrònesis

“La felicidad no está en la estación a la cual quieres llegar, sino en la manera de viajar, no está en el resultado, está en el proceso”.
Walter Riso.

El reconocido psicólogo y escritor nos habla acerca de su nueva obra literaria, a propósito de su lanzamiento a nivel mundial.

Entrevista: Maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz.
Personaje: Dr. Walter Riso.
Realizada por: Sheyli Morales Uribe
Una producción de: Editorial Phrònesis El arte de Saber Vivir.

Mira el video de la entrevista completo.

Phrónesis: Cuéntanos Walter, ¿puede la perfección, intentar ser perfecto, ir en contra de la felicidad?

Walter Riso: Es absolutamente incompatible, si una persona quiere ser perfecta está apuntando para donde no es, porque la perfección no existe, entonces es una meta inalcanzable. Se ve cuando las personas quieren ser perfectas físicamente o quieren tener perfección en sus negocios, no, tenemos que aceptarnos con nuestros errores; tras de eso está el mensaje de la autoaceptación radical, la gente que se acepta radicalmente, de manera incondicional, esas personas tienen una autoestima fuerte y se aceptan como son. no implica que uno no tenga que mejorar, es mejorar sin autodestruirse, lo que nuestra cultura no nos deja.

Phrònesis: ¿Es decir que la autoestima tiene mucho que ver con el tema de la perfección?

Walter Riso: Digamos que tiene que ver con la ide de que si tu te quieres a ti misma y te vas a acercar a ti misma, lo vas a hacer con compasión, lo vas a hacer con amor ¿si?, no vas a llegar con autocrítica. Detrás de la perfección hay una serie de mandatos que son irracionales, sociales e impuestos. Que nos dicen: Tú para ser perfecto tienes que ser el mejor, tú para ser perfecto tienes que autocastigarte, tú para ser perfecto no puedes dudar; entonces nos dicen un montón de mentiras y obviamente la autoestima está detrás de eso, porque lo que el libro propone es un acto de desobediencia emocional, es un libro que apunta no a la desobediencia civil, pero sí a la desobediencia emocional, no estoy de acuerdo con que yo valga porque tengo que llenar esas expectativas que la sociedad ha puesto para no irse a un extremo; en un extremo está la autoindulgencia y en otro extremo está el autocastigo. Entonces la gente y la cultura dicen “para que no seas autoindulgente, para que no seas una persona que se autoexija poco mejor autocastígate”, nosotros creemos que autocastigasrnos es síntoma de perfección… “La gente segura de sí mismo nunca duda” ¡mentira! entonces tu NUNCA debes dudar. entonces nos van metiendo esos extremos y tu vas metiendo esas cosas en la mochila y ya andar por la vida se hace muy difícil.

Ph: Así es. En el libro cita una frase de Carl Jung, que dice: “No quiero ser el mejor, quiero ser completo”. Explíquenos un poco su interpretación.

W.R: Ser el mejor es querer descollar sobre los demás, ser completo es buscar la autorealización. Entonces tú buscas la autorealización, quieres ser una persona equilibrada, quieres ser una persona que disfruta de muchas cosas, pero si tu lo único que buscas es ser el mejor, te olvidas de lo más importante y es que “la felicidad no está en la estación a la cual quieres llegar, sino en la manera de viajar, no está en el resultado está en el proceso”, entonces yo no tengo que batir ningún record gines para sentirme bien conmigo mismo.

Ph: De hecho acá tengo una de las premisas liberadoras que cita en el libro: La realización personal no está en ser el mejor sino en disfrutar plenamente lo que haces. Se podría decir entonces que la gente en la búsqueda de la perfección, negocia con sus pasiones, deseos, incluso la felicidad ¿Podría ser eso?

W.R: No, no porque fijate que la cultura te dice que tu para ser una persona feliz debes ser el mejor, pero quitemos “el” y entonces vas a ver como el crecimiento personal comienza a ser algo mucho más racional; si tú quieres ser el mejor vas a tener un problema y es que siempre va a haber alguien que esté por encima tuyo. Si tú le quitas el artículo “el”, entonces tú puedes decir: “yo no quiero ser el mejor, quiero ser mejor” y ahí suena mejor. Entonces en vez de tener un sentimiento único y aplastarle la cabeza al de al lado y ser el mejor de zapatos que hay en el mundo, yo puedo tener un crecimiento sostenido a partir de mis fortalezas y descubrir que la felicidad está en el proceso, no está en el resultado. Hay gente que viaja y cuando llega al resultado dice: “uy al fin llegué, no veía la hora” y hay otro que dice: “¿Cómo, ya llegué?”, entonces la diferencia está precisamente en que esa persona que dice “¿Cómo, ya llegué?” estaba más concentrada en el proceso. Entonces tú no vales por los resultados, tú no vales por tus logros, tú vales por lo que eres, por tu ser; porque ¿entonces la gente que sabe más vale más que la gente que no sabe? ¿entonces cuál es tu precio, cuál es el precio de la gente? ¿entonces si yo soy muy importante, valgo más que otro?, es que uno no vale por lo galones que le cuelguen a uno, ni por las medallas que le cuelguen a uno, uno vale porque es un ser humano, y tu vales ¿por qué? porque eres feliz, porque te acercas a la felicidad, porque cada día quieres crecer.

Hay gente que logra ser el mejor y pese a eso no afecta su felicidad, pero todas las investigaciones muestran que la obsesión por ser el mejor te hace caer en dos cosas que son terribles:

  1. El inmediatismo: que es todo ya, ya, ya y matás el fenómeno de espera, no sos capaz.
  2. La multitarea: que implica querer hacer muchas cosas al mismo tiempo y se olvidan de vivir.

Como decía John Lenon “La vida es justamente aquello que acaba de pasar y no pudiste ver”, por andar siendo o querer ser el mejor. Por qué no disfrutas tratar de hacer las cosas bien, por qué nos disfrutas alcanzar tus metas -pero si te pones metas imposibles-

Esta cultura de la postmodernidad orientada al rendimiento a la productividad extrema, a la ambición desmedida… lo que te dicen es: “Tú todo lo puedes, no tienes límites, busca lo imposible para alcanzar lo posible”, ¡es mentira! ¿Cómo que tú todo lo puedes? tu hay muchas cosas que no puedes, y ¿cómo así que alcanzar lo imposible? ¡yo no puedo volar, no te vas a tirar de un edificio. Hay muchas limitaciones que tienes, pero entonces reconocerlas y entender vos sos imperfecto te va a traer con los pies en la tierra a poder establecer metas y objetivos racionales, razonados, de acuerdo a tus fortalezas ¿de acuerdo?. Tú te puedes exigir, pero no sobreexigir, tú te puedes criticar, pero no hay autodestruir.

Ph: De hecho hay veces que la gente suele compararse mucho, sí me exijo pero me voy a comparar con el otro para poder lograr mi meta, ¿por qué estamos en esa comparación, será que viene desde la crianza/niñez depronto?

W.R: Si no viene desde la niñez, no sé de dónde viene. (risas)

Tú no naces con un ADN o con un gen para la comparación, digamos que la comparación es un fenómeno cultural y te quiere mostrar que… mira a la cultura le da mucho miedo que una persona se salga de las normas ¿de acuerdo?, la persona “diferente”, la persona que se opone, la persona que es “antisistema emocional” -no político, emocional- la persona que se opone a la corriente que no se masifica les da pánico, entonces lo que quiere es masificarnos a todos; ¿quién quiere eso?, pues la cultura, las estructuras de poder, las formas de poder que se meten en nuestra mente a través de la publicidad, a través de los medios y de muchas cosas. Quieren que tu seas uniformada, entonces para eso te dicen “compárate con los mejores”, compárate con Simón Bolivar, con San Martín, con el más millonario del mundo, con estrella tal… entonces andamos todo el día buscando parecernos a París Hilton o buscando parecernos a Donald Trump y un montón de personajes, cuando realmente “la imitación corrompe”, tú si imitas, eres una persona corrupta; porque los modelos deben existir pero no para imitarlos sino para inspirarte, entonces hay una comparación inspiradora y hay una comparación imitadora que es distinto, no nos enseñan eso desde chiquitos.

Cuando yo tenía 16 años quería ser como Los Beatles y caminaba como John Lenon, después quise ser como el Che y me puse una boina y me dejé la barba y quería ser la revolución a la cubana, después vi a Gandhi y quise ser pacifista, si hubiera podido estar semidesnudo también lo habría hecho… no pude ser pacifista, después descubrí a Krishnamurti y quería ser como Krishnamurti, hasta que me descubrí a mí mismo y es que ¡no podía imitarlos!, ellos me inspiran y Krishnamurti me inspira, pero yo no tengo que imitarlo ¿de acuerdo?. Entonces cuando te dicen “observa a estos grandes héroes, a estos grandes hombres y mujeres y sigue su rumbo”, ya te están condicionando, te puedes inspirar. Entonces yo digo que una de las formas de los mandatos irracionales perfeccionistas es la comparación, la comparación es quién es más y quién es menos, es corrupción.

Ph: Walter, pero ¿cómo el ser humano pretende ser perfecto, si en un reconocido diccionario dice que ser perfecto es: lo que no tiene errores, lo que no tiene defectos o falencias, cómo pretender eso?

W.R: Esa es la definición que yo pongo en el libro.

Ph: Así es.

W.R: Ahí está lo irracional y lo estúpido. ¿por qué hay mujeres que se hacen 85 cirugías, hombres que se hacen 70 ya…? ¿por qué queremos parecernos a quién? pero claro si tu quieres buscar esa meta irracional vas a entrar en un círculo vicioso, nunca vas a poder alcanzarla, porque siempre vas a tener defectos, siempre vas a cometer errores. Pensemos en lo de la duda, a mí me decían de chiquito: “la gente segura de sí mismo siempre sabe lo que quiere y nunca duda”, entonces si alguien siempre sabe lo que quiere y nunca duda o está loco o está enfermo o es un monstruo, lo normal es que exista duda, hay una duda retardataria que te inmoviliza, pero hay una duda progresivista, hay una duda de avanzada; las máquinas no dudan porque son tontas, el ser humano tiene que dudar porque tiene que pensar y tiene que decidir, sino dudas caes en el fanatismo, en el  dogmatismo y bueno en el fundamentalismo. Tu tienes el derecho a cambiar de opinión.

Lo más importante es entender que la autoexigencia no está mal, está bien autoexigirse, lo que yo sigo en el libro es que la autoexigencia irracional, la autoexigencia flagelante, autodespreciativa, castigarse uno mismo; porque en nuestra cultura pensamos “si te das duro sacas cayo” y no es así. Todas las investigaciones muestran que una autoexigencia moderada, donde tú veas lo bueno y lo malo y sea balanceada te va a hacer crecer más. la autoexigencia perfeccionista y autodestructiva lo que te lleva es a la depresión.

¿Qué deberíamos hacer?

Pues educar a nuestros hijos en una autoexigencia racional, ¿que significa? que no se insulten a sí mismos, que se respeten a sí mismos. Sabemos que la gente todo el tiempo está diciendose insultos -soy un idiota, no fui capaz- nada. Si tú a tú pareja le dices 5 veces por día “eres un idiota”….

Ph: Se lo cree…

W.R: No es que si se lo cree, es que te deja. Pero claro.

  • Primero: no insultarse uno mismo.
  • Segundo: ver las cosas positivas y autoreforzarse, premiarse, hacer un autoreconocimiento de lo positivo, tampoco nos lo enseñan bien porque dicen que eso es egolatría o narcisismo.
  • Tercero: no sobregeneralizar. No decir “soy un cerdo” porque comí mal, sino decir: “estoy comiendo mal”. Cada vez que te autoevalúes tienes que usar categorías puntuales y referidas al comportamiento, no a tu ser, tu valía personal no debe estar en juego. No es lo mismo decir “se me cayó el libro, cometí un error” a decir: “soy torpe”. En el primer ejemplo estoy evaluando mi conducta, en el segundo estoy generalizando y llegando a toda mi valía.
  • Cuarta: enseñarle a los chicos a no etiquetarlos nosotros primero, a no colgarles estas lápidas -eres un tonto, eres un idiota, no sirves para nada ó tu eres muy bueno para la música- esas etiquetas te van condicionando y te van marcando un camino sin que tu puedas explorar cosas nuevas en tí, eso te condiciona muchísimo. Entonces no colocarse rótulos ni colocarlos.

Para terminar, les cuento una investigación que conocí que se hizo creo que en México. Eran dos grupos de niños iguales o muy parecidos en sus capacidades intelectuales a un profesor se le dijo los niños que vas a tener son genios hay que aprender a manejarlos, al otro profesor se le dijo los niños que vas a tener tienen retardo leve hay que aprender a manejarlos, se midió el cociente intelectual antes de empezar y después al año se les volvió a medir; niños que eran similares. Al maestro que se le dijo que los niños eran geniales, todos aumentaron el cociente intelectual, a los niños que al maestro se le dijo que eran medio retardados se les bajó el cociente intelectual. Mira cómo el rótulo afecta, porque tú tratas a las personas de acuerdo cómo crees que es, entonces tenemos que quitar los rótulos, tenemos que quitar el insulto, tenemos que quitar la comparación, tenemos que quitar la autoexigencia irracional, tenemos que quitar la sobregeneralización y tenemos que desarrollar el autoreconocimiento y la felicitación.

Yo lo que le puedo decir a toda la comunidad Phrònesis es que cuando yo digo en mi libro “Maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz” (señala el libro), digo “escandalosamente” porque cuando tú decides ser tú mismo y eres coherente contigo mismo y con tu propia identidad, la gente se va a escandalizar, va a decir: “¿cómo, no sigue las reglas?”, “él no se compara”, “¿cómo se atreve?”, “descarado”… y se van a escandalizar, pero tu te vas a aproximar a la felicidad porque vas a ser tu mismo. Lo más importante de esto es que la felicidad se asemeja mucho a la sabiduría porque uno al ser coherente con uno mismo y al defender su propia identidad empieza a desarrollar el autorespeto, empieza a desarrollar la dignidad personal y empieza a sentirse merecedor de la alegría y de ahí a la felicidad hay un pasito.

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