El abuso sexual es una realidad en muchos países y, sin embargo, continúa siendo un tabú. En las últimas dos décadas, el movimiento de mujeres ha contribuido enormemente a abrir la discusión del abuso sexual. Ese trabajo básico ha hecho posible que los hombres que han sufrido abuso sexual hablen sobre sus experiencias y busquen ayuda para superar el trauma del abuso.
Los hombres pueden ser víctimas de violencia sexual siendo niños, adolescentes o adultos. Recordemos que la violencia sexual es toda forma de contacto sexual no deseado, e incluye crímenes tales como violación, incesto, asalto sexual a menores de edad, acoso sexual, explotación sexual de menores o toda forma de contacto sexual sin consentimiento.
Una investigación de Lara Stemple concluye que, en las ocasiones en que se tenían en cuenta los casos de hombres que habían sido “obligados a penetrar” a alguien, el índice de contacto sexual no consentido era prácticamente igual: 1.267 millones de hombres aseguraron haber sido víctimas de violencia sexual, mientras que en el caso de las mujeres la cifra fue de 1.270.
Realidades inesperadas
Parecería que en algunos ámbitos se considera con cierto escepticismo el problema de la violencia sexual contra los hombres. Esto se debe principalmente al hecho de que los hombres de nuestra sociedad no quieren identificarse como víctimas. En nuestra cultura, se supone que los niños y los hombres no son víctimas, y cuando son víctimas, la creencia popular es que el niño debe haber sido demasiado débil para luchar contra su agresor o debe haber querido en secreto el abuso sexual.
La psicóloga Beverly Engel, en un artículo de Psychology Today, dice que al igual que las mujeres víctimas los hombres que han sufrido abusos sexuales a menudo están confundidos o mal informados sobre lo que constituye abuso sexual. El abuso sexual puede haberse sentido bien, y debido a esto un niño o adolescente no puede considerar lo que le sucedió como abuso sexual.
Si bien todas las víctimas de abuso sexual infantil sienten una vergüenza tremenda, los hombres tienden a sentir incluso más vergüenza de haber sido abusados sexualmente que las mujeres.
Las víctimas masculinas tienden a culparse por el abuso, incluso más que las mujeres. La mayoría de las culturas de hoy no dan a los hombres la libertad para reconocer sus victimizaciones. Incluso a los niños pequeños se les da el mensaje de que deben ser valientes y fuertes, no débiles e indefensos.
Al igual que las mujeres y las niñas, los hombres y los niños pueden perder su capacidad reproductiva como consecuencia directa del abuso físico —que puede consistir en la castración o mutilación de genitales— o de los efectos psicológicos del abuso. De hecho, solo ahora se están empezando a comprender las consecuencias de la violencia sexual para la salud mental.
Una víctima puede sufrir de llantos frecuentes, autoculpa, cambios o problemas para relacionarse con otras personas, miedo a la soledad, dificultades para dormir y hasta pensamientos suicidas.
Cuando un hombre sobreviviente revela que sufrió abuso sexual, es esencial que le creamos, le tomemos en serio y nos abstengamos de juzgarlo o culpabilizarlo. No es probable que esté mintiendo, ya que usualmente no se gana nada con inventar una historia de abuso.
