Redacción Editorial Phrònesis.
A menudo se dice que en los viejos tiempos se vivía más, y es cierto: cuando la televisión, el internet, los teléfonos celulares y la comida rápida no existían, las personas dedicaban su tiempo a actividades menos sedentarias y comían alimentos con un índice menor de grasas y azúcares, lo que explica por qué nuestros abuelos y bisabuelos solían alcanzar edades por encima de los ochenta y, en algunos casos, llegar a los privilegiados cien años con una mente lúcida y un cuerpo bien conservado.
Hoy en día, es común la búsqueda del secreto para una vida larga y el retraso del envejecimiento. Tener la posibilidad de ver a nuestros hijos convertirse en adultos y a nuestros nietos darle forma al futuro es un deseo naturalmente humano, no obstante, algunas veces nos permitimos adoptar estilos de vida poco saludables que dificultan que podamos cumplir con el propósito de vivir más, a plenitud de cuerpo, mente y espíritu.
Si bien los tiempos han cambiado y, al sol de hoy, muchas circunstancias y condiciones inmersas en el entorno hacen más difícil procurarnos un estado de salud óptimo, un estudio publicado por el British Journal of Sports Medicine ha revelado algunos puntos clave que podrían ser el secreto para una vida larga y próspera.
La investigación, que fue realizada a lo largo de 12 años y tomó en cuenta los estilos de vida de 4.232 voluntarios suecos mayores de 60 años, encontró una relación consistente entre ciertas actividades de esparcimiento y una reducción del 30% en la tasa de muerte por enfermedad en comparación con los miembros del estudio que seguían una rutina diaria basada en el sedentarismo y la monotonía.
En El Arte de Saber Vivir, te presentamos los tres factores más importantes de esta investigación; datos que, según la ciencia, podrían ocultar los secretos para vivir más y mejor.
- Menos sofá y más mundo
Los científicos sugieren que permanecer demasiado tiempo sentado puede ralentizar el metabolismo y afectar negativamente la producción de ciertas hormonas.
Los resultados del estudio indican que las personas que son más activas en su vida cotidiana presentan un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, e incluso se registró una diferencia significativa entre aquellos que hacían ejercicio de forma indirecta (a través de la jardinería o caminatas cortas) y quienes no hacían ejercicio en absoluto.
En el ranking mundial de la Organización Mundial para la Salud, Suecia — país donde se llevó a cabo el estudio — figura entre aquellos con más alta expectativa de vida (82 años), sólo por debajo de Japón, Suiza y San Marino (83 años), y a la par de Canadá, Australia, España, Israel, Italia, Islandia, Francia, Luxemburgo, Mónaco y Qatar.
La importancia de la actividad física aumenta en personas de edad avanzada, ya que son quienes más corren el riesgo de permanecer demasiado tiempo inactivas. A pesar de esto, el doctor Tim Chico, cardiólogo de los hospitales Sheffield Teaching, señala que estos resultados deben ser vistos en un contexto universal, puesto que — independientemente de la edad —: “Es razonable asumir que cuanto más activo es uno en la vida, menor es el riesgo de padecer alguna enfermedad”.
- Dedica tiempo a alguna pasión
“Que la belleza de lo que amas se refleje en la belleza de lo que haces”.
Rumi.
Pasatiempos como la jardinería, las manualidades, reparar algún artefacto o salir de paseo tienen un efecto muy positivo en nuestra salud, no sólo porque implican realizar cierto ejercicio físico sino también porque contribuyen a niveles más altos de satisfacción y una visión más optimista de la vida.
Cuando invertimos tiempo en realizar actividades que nos producen placer, liberamos hormonas que inciden directamente en nuestra percepción del mundo haciéndonos sentir más felices y agradecidos por las bendiciones que nos rodean.
Una salud mental robusta también nos permite afrontar con mayor acierto momentos difíciles y gozar de un sistema inmunológico fortalecido.
- Cuida tu cuerpo como si fuera un templo
“El cuerpo sana con el juego, la mente sana con la risa, el espíritu sana con la alegría”.
Proverbio popular
Esto no sólo implica el cuidado de nuestra vida externa, también involucra la interna. Somos organismos complejos que abarcan planos físicos, cognitivos y espirituales, reconocer esta naturaleza nos permite atender en igual importancia tanto nuestro estado de salud física como emocional, y evitar ceder terreno a pensamientos negativos, malos hábitos y sentimientos dañinos que siembran amargura en nuestra vida, tierra fértil para el desarrollo de enfermedades.
De la misma forma en que debemos cuidar los alimentos que introducimos en nuestro cuerpo, es necesario salvaguardar nuestra mente y mantenerla libre de malestares innecesarios. Finalmente, gran parte del bienestar que experimentamos en términos físicos no es más que un reflejo de la dicha experimentada en el plano de las emociones. Parafraseando las líneas del escritor C. S. Lewis:
“No es que seamos un cuerpo, es que somos una mente y un alma que habitan un cuerpo”.
Por: Editorial Phrònesis
Para: elartedesabervivir.com