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Las emociones detrás de una mascarilla

Por Dra. Nancy Castrillón
Mujer poniéndose un tapabocas o mascarilla

Poco a poco vamos dando pasos al desconfinamiento, al reencuentro con los grandes y pequeños espacios, lugares, calles y paisajes que nos conforman. Así mismo, nos vamos reencontrando con las personas cercanas y desconocidas. Todos estos reencuentros cargados de expectativas, alegría, incertidumbre, ansiedad y miedos van con una herramienta nueva: una mascarilla facial; la cual nos protege del contagio de un virus invisible llamado Covid-19.

” La cara es el espejo del alma y los ojos son sus intérpretes.” 


Marco Tulio Cicerón

Como bien nos han explicado los diferentes científicos, el virus se transmite por pequeñas gotas que pueden rociarse en el aire cuando las personas infectadas hablan, tosen o estornudan.  Estas gotas diminutas pueden ingresar al cuerpo a través de los ojos, la nariz y la boca, ya sea directamente o después de que toquemos un objeto contaminado.


Por tanto, el uso de una mascarilla facial, junto con el lavado de las manos, es la herramienta más eficaz que tenemos para cuidarnos y para cuidar de los demás.

Numerosos estudios afirman que, si el 80% de las personas usamos la mascarilla en público, la transmisión del Covid-19 podría detenerse. Sin embargo, muchos nos estamos dando cuenta que hacer uso de una mascarilla facial no es fácil ni cómodo. No solo porque escondemos la cara y las expresiones faciales, las cuales son el instrumento más valioso y útil que tenemos para comunicarnos. Sino también porque llevar un objeto en la cara todo el tiempo puede desencadenar diversos sentimientos y sensaciones desagradables.


¿Por qué el uso de las mascarillas genera sentimientos conflictivos?

Sabemos que el uso de la mascarilla nos protege del contagio del Covid-19, pero muchas personas podrán llegar a sentir rabia al pensar que les están quitando la libertad, otros sentirán miedo de enfermarse o enfermar a alguien. Habrá otros que podrán sentirse confundidos o indecisos sobre si deben o no deben usarla.

También habrá personas que les resultará intolerable usarlas, como es el caso de aquellos que tienen problemas de procesamiento sensorial o el trastorno del espectro autista.  Otros sentirán pánico porque tienen la sensación de que les cuesta respirar y sienten que se ahogan, o porque padecen claustrofobia.Las señales que nos envían los otros, como las expresiones faciales, el tono de voz y la postura corporal, nos permitan evaluar si estamos a salvo, o no

Las señales que nos envían los otros, como las expresiones faciales, el tono de voz y la postura corporal, nos permitan evaluar si estamos a salvo, o no

(Porges,S, 2011)

La mascarilla impide la lectura de señales sociales a través de las expresiones faciales, lo cual puede hacernos entrar en el modo de supervivencia de lucha, huida o congelación

(Babbel, S)

Por otra parte, dependiendo de nuestra propia historia de trauma individual, muchas personas pueden llegar a sentir enojo, tristeza, ansiedad o irritación cuando usan o ven a otras personas usar una mascarilla facial. Debido a que se pueden conectar con ciertos recuerdos traumáticos, como pueden ser un robo o un abuso sexual.

Es completamente esperable que con el uso de la mascarilla también aumente nuestros niveles de estrés debido a que las señales faciales en las que hemos confiado durante miles de años, se han eliminado repentinamente. Es decir que, ya no podemos contar con esta ayudad tan valiosa para poder responder a preguntas importantes sobre lo que la otra persona está pensando, o cuál podría ser su próximo movimiento, o si estamos a salvo o en peligro, o entre amigos o enemigos, (Heiss, R).


Beneficio biológico del reconocimiento facial

Desde un punto de vista evolutivo, estamos programados para fijarnos en las caras de nuestro entorno y procesar el estado mental de las personas que nos rodean. Cuando analizamos las expresiones faciales de otra persona queremos saber lo que piensa o siente sobre nosotros.

Además, biológicamente, cuando estamos en presencia de otra persona nuestros cuerpos, de una manera muy reflexiva, comienzan a sintonizarse. Nuestras frecuencias cardíacas se sincronizan, nuestras voces adquieren un registro similar y comenzamos a reflejar los gestos y expresiones faciales de los demás. Una vez que nuestros estados fisiológicos se alinean podemos comunicarnos y entendernos mejor (Simon-Thomas, E).

Por otro lado, hay un claro valor de supervivencia. Gracias a este reconocimiento podemos notar con antelación cuáles serán las acciones de la otra persona. Por ejemplo, podemos notar el ceño fruncido el enojo o la ira mucho antes de que nos lancen un golpe. Este reconocimiento facial es básico ya que nos permite adivinar si estamos en peligro o a salvo, si debemos confiar o desconfiar, y con base en esto podemos decidir si necesitamos protegernos y/o huir.

Ningún animal presta tanta atención a las caras cuando interactúan entre sí como lo hacemos los humanos. Por ejemplo, los perros logran la discriminación por medio del olor. Lo que ellos hacen con la nariz y su sentido del olfato nosotros lo hacemos con la cara y los ojos.  Por esto es que la evolución también favoreció explícitamente la diversidad en los rostros humanos, ya que poder contar con una amplia variedad de rostros facilita la discriminación de los amigos y enemigos, de un extraño y un conocido, de un compañero y un rival.


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Independientemente de que nuestra interpretación esté errada, la capacidad que tenemos para reconocer e interpretar rostros está tan desarrollada que nuestros cerebros tienen la habilidad de procesar lo que ocurre debajo de la conciencia y tomar decisiones sobre cuán atractiva es la cara de otra persona en aproximadamente 13 milésimas de segundo (Persaud, R. y Bruggen, P). Además, también podemos atribuir estados emocionales a los rostros inanimados que vemos a nuestro alrededor e incluso cuando los otros no están presentes.


Lo que nuestra cara puede decirle al mundo

Nuestra cara tiene la capacidad de reflejar sin esfuerzo nuestros más profundos sentimientos, así muchas veces intentemos de manera consciente que los demás no vean como nos estamos sintiendo en una situación y un contexto determinado.

Nuestra cara tiene la habilidad de traicionarnos, así sea de una manera tan simple, involuntaria y rápida como la de ponernos rojos como un tomate cuando sentimos vergüenza o tenemos rabia contra alguien o algo.

Por tanto, no es nada novedoso decir que, como seres sociales que somos, dependemos de las expresiones faciales para transmitir información social de manera rápida y precisa.

De hecho, las investigaciones científicas han informado que una simple sonrisa, una ceja levantada, un ceño fruncido o una mueca pueden llegar a comunicar nuestros estados emocionales más que las propias palabras.

Independientemente de nuestra educación y contexto cultural y geográfico, hay siete expresiones faciales emocionales que son universales y reconocibles fácilmente en todas las culturas:

  • La ira
  • El desprecio
  • El miedo
  • El asco
  • La alegría
  • La tristeza
  • La sorpresa

En el año 2014, en la universidad de Glasgow, Daniel Gill y sus colaboradores realizaron una investigación bastante novedosa sobre percepción facial, en la cual demostraron que las expresiones faciales masculinas, además de emociones también revelan rasgos. A través de un programa de simulación de rostros demostraron que nuestras expresiones faciales podían comunicar diferentes rasgos como:

  • Alto dominio: Arrugar la nariz y fruncir los labios.
  • Bajo dominio: Levantar y bajar las cejas, mostrar hoyuelos, estirar los labios y bajar el mentón.
  • Alta confiabilidad: Elevar las cejas, profundizar las líneas entre la nariz y la boca y sonreír.
  • Baja confiabilidad: Arrugar los ojos, arrugar la nariz, dilatar las fosas nasales, fruncir el ceño y separar los labios.
  • Gran atractivo:Elevar y bajar las cejas, sonreír y tirar de los labios hacia atrás en una leve sonrisa.

Otros estudios, tan fascinantes como particulares, han encontrado que el rostro humano puede transmitir o revelar diversas características esenciales como: Agresión, orientación sexual y personalidad.

El especialista en trauma Bessel van der Kolk plantea que “para poder sobrevivir y prosperar debemos ser capaces de distinguir entre amigos y enemigos, además debemos saber cuándo una situación es segura o peligrosa. Por este motivo es que las expresiones faciales de los demás son tan importantes en la comunicación e interacción humana, ya que nos ayudan a protegernos y calmarnos biológica y emocionalmente.” Es por esto que usar una mascarilla facial está desencadenando tantas sensaciones y sentimientos desagradables. Sin embargo, su uso tiene ventajas y no todas están relacionadas con la salud

1. Menos información facial genera más atracción

Un estudio reciente titulado: “La percepción de la cara ama un desafío: menos información genera más atracción” publicado en la revista Vision Research y el cual fue realizado por Javid Sadr y Lauren Krowicki de la universidad de Lethbridge en Canadá, encontró que ocultar la mitad de la cara aumenta significativamente el atractivo para los observadores.

A pesar de que en este estudio no se ocultó la cara de los participantes de forma horizontal como lo hace una mascarilla facial, sino que la cara estaba oscurecida verticalmente en el lado izquierdo o derecho; las conclusiones sugieren que cuando se trata del atractivo facial, “menos es más”.

Una posible razón por la cual los rostros se vuelven más hermosos para el observador cuando están medio oscurecidos es que nuestros cerebros se ven obligados a completar las características que faltan.

Tendemos a asumir reflexivamente un contorno perdido mucho más deseable que el real debido a que nuestra neurología se ve obligada a transformar las características en más ideales o más deseables

(Persaud, R. y Bruggen, P)

2. Permite ocultar nuestros estados emocionales

Hay personas que sufren de fobia social o ansiedad social. Este hace referencia a un temor intenso y persistente de ser observados y juzgados por los demás, lo cual lleva a que nos sintamos ansiosos. En muchos casos puede manifestarse lo que se conoce como eritrofobia, condición muy común y debilitante que hace referencia al miedo a sonrojarnos en público. Las personas que sufren este problema se sienten profundamente avergonzadas cuando se ruborizan.

Así que habrá muchos que se sentirán agradecidos al tener que usar la mascarilla facial porque, además de que podrán ocultar los sonrojos, se sentirán más seguros y confiados en el momento de interactuar con otras personas.

De igual manera para las personas que tiene pocas habilidades sociales, o son tímidas, también puede ser un soplo de aire fresco, ya que podrán tener un mayor anonimato (Persaud, R. y Bruggen, P) y podrán sentirse más seguros socialmente. Esto les ayudará a comunicarse e interactuar con los demás con tranquilidad y poner a prueba otras habilidades sociales que hasta ahora les eran desconocidas.

3. Es una expresión de preocupación por el propio cuidado y el de alguien más

El pequeño-gran cambio de usar una mascarilla puede tener un gran efecto en nuestras vidas y en la de los demás. Con su uso podemos decirle a los demás, de manera no verbal, que los demás me importan, que los puedo proteger y hasta salvarles la vida, ya que puedo ser una persona asintomática, es decir puedo tener el virus y no saberlo. Es más, debemos sentirnos agradecidos de que los demás también usen una mascarilla porque también me están protegiendo a mí.

Es importante que tengamos presente que ver a otras personas con una mascarilla no necesariamente significa que tienen el virus, sino que están asumiendo la responsabilidad de su propio cuidado y el mío, lo cual también puede contribuir a disminuir nuestros niveles de ansiedad, miedo y estrés.

4. Nos ayuda a darnos cuenta de que todos somos seres humanos intentando sortear una situación difícil

Martin Luther King dijo: “Puede que todos hayamos llegado en diferentes embarcaciones, pero ahora estamos todos en el mismo barco”, y este barco no solo comprende el yo me cuido y te cuido. También incluye otros aspectos como el de la aceptación hacia el otro, el poder confiar en los demás, el no dejar solos a las personas más vulnerables, el de sostenernos y apoyarnos como comunidad y como grupo.

5. Nos permitirá desarrollar otras habilidades y prestar más atención a otras partes del cuerpo

A pesar de que haya emociones que son universales, no todos las transmitimos y las leemos de la misma manera. La mascarilla facial nos va a forzar a desplegar otras habilidades, usar otras estrategias otras partes del cuerpo que nos ayuden a interpretar y leer las señales y las emociones de las personas con las que interactuemos en nuestro día a día.  
Podemos empezar por:

  • Usar las manos y los hombros.
  • vocalizar más y hasta mejor.
  • Fijarnos en los movimientos de otras partes de la cara como los ojos, las cejas y hasta la cabeza.
  • Usar y prestar atención al tono de la voz y las posturas del cuerpo.


¿Y qué podemos hacer con el estrés y la incomodidad que nos genera el uso de la mascarilla?

Lo primero es aceptar que es completamente normal y natural experimentar ansiedad al usar o ver a otras personas con una mascarilla. Esta aceptación es el primer paso para sentirnos más tranquilos y podamos mínimamente sentir que tenemos un poco de control frente a una situación que no podemos controlar.

Debido a que el sistema nervioso no tiende a escuchar los razonamientos lógicos y racionales, podemos hacer uso de otras estrategias que nos ayuden a reducir o calmar los niveles de estrés (Babbel, S) como:

  • Usar técnicas de relajación como inhalar y exhalar profundamente.
  • Escuchar música relajante o que nos guste en los auriculares mientras caminamos o vamos en el autobús o el metro.
  • Ponerle a la mascarilla unas gotas de algún aroma o esencia relajante y que nos guste.
  • Podemos masticar chicle o cantar una canción.
  • Podemos usar mascarillas de colores vivos y divertidos, o que vayan a juego con nuestra vestimenta. La creatividad esta servida, así que hagan uso de ella.


Sea amable con sus sentimientos desagradables, consigo mismo y con los demás. Recuerde que todos estamos pasando por la misma situación y que estamos intentado hacerlo lo mejor que podemos.

Dr. Nancy Castrillón
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Referencias

Gill, D., Garrod, O. B., Jack, R. E., & Schyns, P.G. (2014). Facial movements strategically camouflage involuntary social signals of face morphology. Psychological Science, 25(5), 1079-1086.

Wegrzyn, Vogt, M., Berna, K., et. al.  Mapping the emotional fase. How individual fase parts contribute to successful emotion recognition. PLoS One v. 12(5); 2017.

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1 comentario

Miryan 28 mayo, 2020 - 10:42 am

Me gusto mucho el articulo

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