Muchos psicólogos, sociólogos y maestros espirituales coinciden en algo: el mundo moderno, con su fiebre tecnológica, su urgencia de consumo y su inagotable necesidad de validación social, nos encamina muchas veces rumbo a una vida inauténtica y miserable más que a una vida de riqueza y alegría.
El filósofo y orador Allan Watts, experto en temas de desarrollo personal, sostiene que el ser humano se ha permitido a sí mismo dar la espalda a su vocación y a sus pasiones para entregarse a la persecución de la abundancia material y a la aprobación de los demás. El propio miedo al fracaso y al “qué dirán” suele ser el enemigo número uno del espíritu y la libertad emocional, y así nos dejamos embaucar por la idea de que acumular recompensas y logros, y ser reconocidos por nuestros semejantes es el camino hacia la felicidad, el sello de oro para una vida con propósito.
Garrison Keillor dijo en una ocasión que, a medida que nos vamos haciendo viejos, nos damos cuenta de que en realidad no existe respuesta para ninguna de nuestras preguntas, y que estamos hechos más bien de historias. Puede que muchos jamás lleguemos a ser conscientes del error fundamental en el libro de nuestra vida hasta que ya sea demasiado tarde para volver a escribirlo. Por fortuna, siempre será posible leer las historias de los demás, aventurarse en líneas ajenas y descifrar un mensaje oculto que nos recuerde que vinimos a vibrar, a navegar todos los mares, a vivir sin excusas.
“Cuando les pregunté acerca de aquello que los hacía sentirse arrepentidos o sobre las cosas que hubiesen hecho diferentes, respondieron con temas comunes. Los mismos temas y las mismas razones, una y otra vez”.
Bonnie Ware
En 2011, la enfermera Bronnie Ware, que convivió durante años en el área de cuidados paliativos con pacientes terminales en sus últimas 12 semanas de vida, publicó el libro “The Top Five Regrets of the Dying”, donde hace mención de las cinco causas de arrepentimiento más comunes que atormentan a las personas a medida que se acerca su muerte.
¿Te identificas con alguna de ellas?
Cinco cosas que lamentarás no haber hecho antes de morir
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“Lamento no haber tenido el coraje para vivir mi propia vida. Lamento haber vivido la vida que los demás esperaban de mí”
La causa más común de arrepentimiento, según Ware, era producto inmediato de una conclusión tormentosa a la cual la mayoría de los pacientes llegaba poco antes de morir: la certeza de haber vivido toda una vida esclavo de las expectativas y exigencias de los demás, sacrificando los propios sueños y dejándose resecar la alegría y la esperanza.
“La mayoría de las personas”, escribe Ware, “no siguió ni siquiera la mitad de sus sueños y tuvo que morir sabiendo que todo fue a causa de las decisiones que habían tomado, o las que no tomaron”.
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“Lamento haber trabajado tan duro para nada. Lamento no haber pasado más tiempo con mi familia”
La mayoría de los pacientes en hacer mención a esta causa de arrepentimiento fueron hombres, cabezas de familia, trabajadores abnegados y entregados a la rutina que sacrificaron tiempo de calidad con su pareja y no vieron crecer a sus hijos con tal de obtener puestos mejor remunerados, reconocimiento o estatus social.
“Todos los hombres que debí cuidar decían estar profundamente arrepentidos de esa vida”, cuenta Ware, “de haber dedicado toda una existencia al trabajo”.
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“Lamento no haber tenido el coraje para decir lo que sentía”
“Morimos el día en que guardamos silencio ante las cosas que importan”, dice una conocida frase, y lo que Ware descubrió fue que mucha gente carga a cuestas con la culpa de no haber expresado sus sentimientos por temor al rechazo de los demás, lo que con el tiempo hace de ellos personas más propensas a la amargura y el resentimiento.
“Se conformaron con una existencia mediocre”, explica Ware. “Nunca se convirtieron en lo que realmente pudieron haber sido”.
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“Lamento haber dejado ir a mis amigos”
A medida que los años pasan y la rutina y los deberes absorben gran parte de la cotidianidad, algunos aspectos de nuestra vida emocional se ven resentidos por el peso de las obligaciones, entre ellos nuestra vida social. Perdemos el contacto con nuestros amigos o dejamos de verlos con la misma frecuencia. Según Bronnie Ware, esta desconexión se convierte en una de las principales causas de arrepentimiento cuando las personas se dan cuenta de que permitieron que amistades de toda una vida se deterioraran, o que no les dedicaron el tiempo que realmente merecían.
“Todo el mundo extraña a sus amigos cuando está muriendo”, escribe Ware.
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“Lamento no haberme permitido ser más feliz”
Una de las causas más frecuentes de arrepentimiento guarda relación con los patrones y los hábitos que impiden a las personas alcanzar su máximo potencial y ser más felices. Según Ware, los pacientes terminales lamentaban haberse quedado anclados a su “zona de confort”, haber echado raíces profundas en lo conocido y no haber tenido el valor de experimentar, fluir con sus emociones y disfrutar al máximo las oportunidades que les brindó la vida.
“El miedo al cambio hizo que vivieran aparentando frente a los demás y frente a sí mismos que eran felices, cuando muy en el fondo estaban desesperados por poder reír con maś fuerzas y tener un poco más de juego en sus vidas otra vez”.
Referencias:
https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2012/feb/01/top-five-regrets-of-the-dying
http://humansarefree.com/2014/04/what-if-money-was-no-object-alan-watts.html