El mejor tipo de padre que puedes ser es predicar con el ejemplo” Drew Barrymore
La resiliencia trata de lidiar con las emociones negativas que surgen por eventos inesperados y/o altamente demandantes, es decir, manejar la adversidad sin dejarse vencer y salir fortalecidos.
Por ello se ha vuelto una meta para los padres, criar hijos resilientes. Pero, tú como padre te has preguntado ¿soy resiliente? ¿Estoy siendo un modelo para mi hijo en el manejo de la adversidad?
Como padres queremos lo mejor para nuestros hijos y parte del legado que podemos darle es que sepan afrontar la vida con criterio, coraje y entusiasmo. Todos deseamos tener hijos felices, que lleven una vida perfecta, mejor que la nuestra. Creemos que ser un mejor padre es facilitarles las cosas, garantizarles todas sus necesidades y hasta los deseos que solo surgen por capricho.
Si sobreprotegemos a nuestros hijos les negamos la posibilidad de que aprendan del fracaso.
Muchas veces, queriendo garantizarles una vida amena y satisfactoria, le evitamos situaciones difíciles y les resolvemos problemas, que les vendrían bien tener para poder aprender a lidiar con las adversidades, manejar la frustración y a no darse por vencidos cuando no se alcanzan los resultados esperados.
¿Por qué como padres nos apresuramos a resolver los problemas de nuestros hijos, hasta los más cotidianos?
¿Será por qué tenemos expectativas con respecto a sus triunfos y logros y no aceptamos que ellos puedan fallar, porque su falla es también la nuestra?
Tenemos tanto miedo al fracaso de nuestros hijos que no los dejamos ser, no les permitimos arriesgarse. ¿Saben por que? ¡Por nuestro propio miedo al fracaso!
En nuestro fuero interno creemos que si les va mal en algo, es porque no hemos sido buenos padres, es el temor a nuestro propio fracaso.
¡No estamos siendo resilientes si tememos lidiar con emociones negativas, las de ellos y las nuestras!
¿Cómo podemos ser resilientes para convertirnos en modelos de nuestros hijos?
- Acepta tus emociones negativas sin resistirte.
Reconocer que se estás triste, enojado o frustrado ante tu hijo le dará referencias para reconocer sus propias emociones. - Manejar tus emociones negativas, no darle rienda suelta o dejarte avasallar es canalizar su energía en algo de provecho. Por ejemplo el enojo por no obtener éxito en algo te lleva a movilizar la energía para volver a intentarlo.
- Aceptar las emociones negativas de tu hijo, ayudarlo a reconocerlas. Por ejemplo: estás frustrado porque no sacaste buenas notas…. Yo también estoy frustrado por eso, pero no hay que desesperarse.
- Demostrar optimismo y movilizar energía para que las cosas ocurran. Cuando obtengas un resultado negativo o que no satisface lo esperado, hazte preguntas en voz alta, delante de él o involúcralo en tu análisis: ¿qué hice mal? ¿qué podria hacer distinto la próxima vez? Anímalo a hacerse este tipo de preguntas cuando él falle.
- No te victimices. Tu hijo se dará cuenta y copiará esta conducta. Asume los fracasos o las adversidades como oportunidades de aprendizaje, y con la actitud de “yo puedo con este problema.”
No temas al fracaso porque en algún momento todos hemos de fracasar. La vida esta hecha de esas caídas que nos obligan a levantarnos y seguir dando lo mejor de nosotros mismos y si es para demostrar coraje ante nuestros hijos, ¡mucho más! .
Debemos estar dispuestos a levantarnos una y mil veces para darles ánimo y ser un ejemplo para ellos.
¿No te parece?
1 comentario
La mayor parte de sus escrituras me dejan sorprendida me parecen muy acertivos y congruente.