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La forma en que hablas a tus hijos se convierte en su voz interior

Por Phrònesis
Voz interior de madres hacia hijos

Durante el embarazo, la voz de la madre desempeña un rol esencial en el proceso de desarrollo cerebral de los bebés y en el vínculo, esa voz interior que los niños crean con ella mucho antes de su nacimiento.

Estudios han comprobado que los bebés recién nacidos pueden identificar la voz de su madre y que el feto en desarrollo posee un sentido auditivo muy agudo que permite al bebé distinguir los sonidos y vibraciones que diferencian la voz de la madre de la de otras mujeres.

Una simple grabación de la voz materna ha demostrado ser suficiente para mejorar el desarrollo y las capacidades de succión (alimentación oral) de recién nacidos prematuros. Además, la voz de la madre puede ejercer un efecto tranquilizador al reducir los niveles de cortisol (hormona del estrés) en niños con tendencia a la irritabilidad y promover la integración social al estimular la producción de oxitocina (hormona involucrada en la interacción).

“Una madre es aquella mujer que puede tomar el sitio de todos los demás, pero cuyo sitio no puede ser tomado por nadie” — Gaspar Mermillod

La voz de nuestra madre nos acompaña toda la vida

Los descubrimientos científicos citados anteriormente acerca del poder de influencia de la voz materna en la formación y bienestar de los niños son impresionantes, pero existe un hallazgo en particular que marca un punto de comprensión maravilloso del por qué las palabras de nuestra madre parecen acompañarnos toda la vida, recordándonos viejas lecciones, aconsejándonos y brindándonos apoyo en momentos difíciles.

Según investigaciones realizadas en el campo de las neurociencias, la voz de nuestra madre queda grabada en nuestro cerebro como una huella neuronal que puede predecir nuestra habilidad para comunicarnos y desenvolvernos más adelante en un contexto social.  

De acuerdo con la neurocientífica e investigadora Kate Fehlhaber, la mayoría de nosotros lleva consigo la voz de una madre en los patrones neuronales de nuestro cerebro: historias de cuna, conversaciones en la mesa a la hora de la comida y las primeras palabras que escuchamos al momento de nacer.

Una frase conocida dice que la forma en que hablamos a los niños se convierte en la voz interior del adulto. Esto no es solo un enunciado filosófico, sino una realidad científica del impacto que tienen en nosotros las palabras de nuestros padres o figuras de crianza.

La mayoría de nosotros lleva consigo la voz de una madre en los patrones neuronales de nuestro cerebro

La formación prenatal ha sido uno de los temas estudiados por la psicología del desarrollo. Hoy sabemos que el estrés que afecta a la madre durante el embarazo influye en el temperamento de los niños (su propensión a ser más o menos irritables, por ejemplo).

Además de la exposición que todo ser humano tiene en la primera infancia a cierto tipo de estímulos y la influencia que estos ejercen en su interpretación del mundo, la información que reciben los niños de sus padres determina la conformación de su sistemas de valores, creencias y autoconcepto.

De nuestros padres adoptamos, además de conductas, una voz interior que guía nuestros pasos a lo largo de la vida.

El respeto, la bondad, el amor propio, la capacidad de dar a los demás, de perdonar y pedir perdón son habilidades que la voz amorosa de una madre alimenta desde la gestación hasta la culminación de la infancia.

Esta realidad suma razones para ser más cuidadoso con las ideas que transmitimos a nuestros hijos desde el momento de la concepción. En un periodo de construcción pero también de vulnerabilidad, las palabras pueden transformarse en pilares que eleven al cielo castillos de humanidad y libertad, o en cárceles que den al mundo corazones apagados.

Como bien expresa una frase citada a menudo: es más fácil criar niños fuertes que reparar adultos rotos.

Referencias: Aeon

 

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