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¿Es la felicidad una fantasía para asumir los peligros y penas de la vida diaria?

Por Dr. Rodrigo Isaza Bermúdez
¿Es la felicidad una fantasía para asumir los peligros y penas de la vida diaria?

En mi anterior hablaba de la felicidad como construcción cerebral, es por esto que para esta ocasión, brindaré tips para modular el pensamiento y tener una vida feliz.

Cada vez que realizamos lo que nos gusta, se activa en el cerebro un centro especial de felicidad-Núcleo Accumbens, mantenerlo activo es como encender una bombilla continuamente en un cuarto oscuro. O sea que la felicidad se construye por nosotros mismos, nadie nos da felicidad, es nuestro cerebro quien la crea y se necesita voluntad de creación para lograrlo.

La imaginación y la fantasía conectan mejor nuestro cerebro, vamos perdiendo la capacidad de ensoñación mas o menos a los 36 años de edad, porque el control que hace el cerebro racional, desecha cada uno de los elementos del pensamiento imaginativa. Esa conexión del cerebro cuando se fantasea, es un medio de establecer y conectar sitios de felicidad.

Esa activación del centro de felicidad, tiene conexiones con los centros de nuestro cerebro afectivo—sistema límbico, allí confluyen los estímulos sensoriales buenos y malos, el lenguaje afectivo o agresivo. La planeación hacia el éxito o el fracaso, la motivación y el desempeño de nuestra propia vida afectiva, sexual, familiar, laboral y social.

¿Se puede programar ser feliz?

Desde luego, se necesita una personalidad optimista, una memoria de futuro enfocada hacia el éxito en las cosas pequeñas. La programación de las pequeñas batallas y de retos posibles. Hay que programar escenarios de felicidad y evitar los que le son contrarios.

Entonces, si alimentamos la maquinaria de la felicidad con estímulos deprimentes o derrotistas, el cerebro tiene que hacer un esfuerzo para desviarlos y expulsarlos, lo que genera producción de sustancias de estrés que deterioran y envejecen. Estos son hechos para la supervivencia y consumen mucha energía cerebral, porque a manera de un reactor nuclear producen desechos tóxicos que todos los médicos conocemos como radicales libres y bajan la inmunidad hacia las infecciones, cáncer, enfermedades vasculares y deterioro cerebral.

Se puede aprender a ser feliz, pero el cambio tiene que venir de adentro. Analizar la actividad mental y cerebral que nos impide conseguir los pequeños objetivos y canalizar los eventos traumáticos como cosas que ya pasaron y no adelantarnos al futuro.

Desde el punto de vista social, solo en personas altruistas, la generosidad puede producir una sensación de bienestar y de felicidad al lograr que otras personas se vuelven felices como consecuencia de nuestras acciones.

¿Qué nos produce infelicidad?

Las cosas y planes sin una estructura posible, producen sensación y resultados de fracaso, y se van generando día a día. Si corremos una maratón sin la preparación necesaria, la frustración será evidente, a menos que lo haga por pasarla bien, cuando llegues de último, tienes que llegar riéndote del proceso, era de esperarse.

Si compras un billete de lotería, no le pongas el énfasis ni los sueños de lo que puedes hacer si te lo ganas, lo más probable es que nunca te lo vayas a ganar. Disfruta el intento y puedes hacer una broma, diciendo que estás revisando un catálogo de jets privados para comprar el que más te guste.

Desde el punto de vista social, solo en personas altruistas, la generosidad puede producir una sensación de bienestar y de felicidad, al lograr que otras personas se vuelven felices como consecuencia de nuestras acciones.

Algunos dicen que el neurótico construye castillos en el aire, el psicótico vive en ellos y el psiquiatra les cobra el arrendamiento.  Construir castillos sin una preparación previa de la realización nos va a producir malestar e infelicidad.

Algunos consejos para modular un pensamiento y una vida feliz.

  • Evita hablar de eventos traumáticos o condiciones de conflicto.
  • Racionaliza las posibilidades de éxito y minimiza de forma analítica los factores de fracaso que para nada sirven.
  • Busca un ambiente con personas optimistas y positivas.
  • Lee cosas agradables. Las tragedias ajenas remueven y reviven los procesos negativos de nuestra memoria.
  • Trata de reírte de los errores cometidos. Aprende a burlarte de ti mismo. Notarás que otras personas te apoyan y el error se vuelve una experiencia no traumática.
  • Mira el vaso medio lleno y no hagas énfasis en el vaso medio vacío.
  • Cuando notes algo que te molesta o te está robando pensamiento útil, haz ejercicio y trata de desentenderte.
  • No hables de los problemas o vicisitudes ajenas. Son problemas ajenos, no tuyos y por tal razón nada puedes hacer para solucionarlos.
  • Escribe un cuento irreal, explota la fantasía, y pelea con tu cerebro analítico que te va a auto-tildar de idiota. Los niños son ejemplo de imaginación y felicidad.
  • Construye e idea un objeto con movimiento. La creatividad produce pequeñas batallas que se pueden ganar, esto aumenta neurotransmisores benéficos.
  • Duerme lo suficiente, si te desvelas, usa la imaginación infantil. Vístete de super-héroe (Pelea con tu cerebro analítico).
  • Invéntate un chiste o vuelve cómica alguna experiencia que recuerdes.
  • Haz obras de caridad o participa en procesos sociales de ayuda o de servicio.
  • Haz ejercicio intenso, pero con entrenamiento.
  • Ten propósitos pequeños y realízalos. Una vida sin propósitos y sin sueños no va en dirección de la felicidad.

Por Dr.  Rodrigo Isaza Bermúdez.

Neurólogo clínico.

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