Estrés por el presente
En columnas anteriores, se hizo referencia al estrés producido por pensar en el futuro y al estrés por fijarnos en el pasado, por lo que hoy trataremos del estrés asociado al presente. En efecto, una de las causas más frecuentes de estrés es la acumulación de compromisos o tareas, lo que hace que aumente la tensión por tener cosas pendientes. Dejar para mañana lo que se podría hacer hoy, o postergar las cosas, lo cual técnicamente se denomina procrastinación, es una costumbre malsana que nos lleva a dejar asuntos inconclusos que afectan la estabilidad emocional.
Cuando nos proponemos una tarea determinada, o incluso cuando la iniciamos y no la terminamos, nuestra mente se focaliza en el asunto pendiente y nos perturba por la sensación de tener algo no realizado. Además, la acumulación de tareas pendientes tiende a desbordar nuestras capacidades, lo que genera la sensación de “tener un peso encima” que no nos permite descansar.
Somos muy dados a dejar para último momento la ejecución de una tarea. No basta sino con mirar que dejamos para el último día el pago de una factura que recibimos tiempo atrás, que solo estudiamos un día antes de un examen o dejamos las compras navideñas para cuando tenemos las fechas encima. Dejar todo para lo último parece ser un asunto muy de los latinos y nos llenamos de estrés por la premura de la tarea, cuando sabemos que con un poco de buena planeación cumpliríamos con nuestros compromisos y deberes en tiempos prudentes.
Aprender a manejar el estrés derivado de las demandas de nuestra cotidianidad es una habilidad necesaria para regular nuestra energía psíquica y procurar una estabilidad emocional. Como decían las abuelas: “Cada día trae su afán”, y si asumimos cada jornada con la laboriosidad y planeación que requieren, seguro aprenderemos a regular nuestros esfuerzos por superar los obstáculos y podremos sortear cada situación de acuerdo con su naturaleza. No es la situación la que nos tensiona sino la forma en que nos asumimos frente a la posibilidad de enfrentarla.
Características de las personas estresadas por acumulación de tareas
Las personas estresadas por la acumulación de tareas, que viven el presente con tensiones evidentes, tienen las siguientes características:
- Labilidad emocional, tendencia a perturbarse fácilmente ante las demandas de las situaciones y a maximizar el potencial amenazante de los hechos.
- Dificultad para recuperar la estabilidad emocional, manteniendo por más tiempo las reacciones de estrés.
- Tendencia a la procrastinación o postergación de las tareas, dejando iniciadas varias labores al mismo tiempo, con evidente inconclusividad.
- Falta de planeación, responder a las tareas en tanto se van acabando los plazos, no hacer las cosas con anticipación.
- Acumulación de más tareas de las que puede cumplir, sin conciencia plena de los compromisos que asume cuando se encarga de una tarea.
- No prevé con claridad los pasos de una tarea o las consecuencias del compromiso definido desde la tarea.
- Se muestra preocupado por su desempeño, cree que al dejarlo todo para última hora va a poder enfrentar las situaciones, pero nota que cada vez está más afectado para responder a sus deberes cotidianos.
- Disminuye sus niveles de autoeficacia, al notar que las tareas que deja para última hora son más complejas. Siente que no será capaz, y aunque lo logre, considera que el esfuerzo realizado es muy alto.
- Vive de manera monótona, con las mismas demandas y respuestas cotidianas. La falta de variedad conlleva a una vida plana e insulsa, que nos estresa por desidia o aburrición.
- Tiene dificultad para decir NO y se compromete con los demás hasta superar las propias capacidades o posibilidades de respuesta.
Estas características pueden presentarse en las personas sin que estas las perciban como dificultades, sino como demandas propias de las situaciones que debemos afrontar a diario. Las personas estresadas, en función del presente, llevan una vida saturada, llena de asuntos sin terminar y con la sensación de no poder salir del círculo vicioso de “a mayores tareas, mayor estrés, a mayor estrés, más bloqueo ante las tareas”, lo que hace que se perciba como insuperable la carga emocional implicada en la tareas y que los niveles de estrés sigan elevando considerablemente.
Cómo afrontar el estrés por acumulación de tareas
Para superar el estrés debido a la acumulación de tareas o a la inconclusividad, hago con mis pacientes el siguiente ejercicio, que ha dado muy buenos resultados, y cada persona podría hacer fácilmente:
Lo primero que hay que hacer es escribir un listado de asuntos pendientes, que por una u otra razón no hayamos culminado. Se hace a manera de brainstorming o lluvia de ideas, sin hacer un juicio de valor sobre los mismos, sino escribiendo todo lo que se nos ocurra que tengamos pendiente en nuestra vida.
Luego se hace una priorización de estos asuntos, enlistándolos en orden de importancia según estos criterios: qué tan indispensable es el hecho, qué tanta falta nos hace, qué aporta a nuestra vida su consecución y en qué nos afecta si no lo procuramos.
Posteriormente, se pone al frente de cada asunto una de las siguientes expresiones.
- Realizar
- Cancelar
- Delegar
Si nos fijamos, la palabra posponer no es una opción, pues de serlo se estaría perpetuando el estrés de tener algo inconcluso, lo que en nada aportaría al esfuerzo de manejar la tensión que nos genera.
Para definir una de las opciones planteadas, se tienen en cuenta las siguientes condiciones:
- Realizar: Esta opción implica el compromiso de ejecutar las acciones necesarias para conseguir lo que se propone y que aparece como pendiente en nuestra vida. Asumir esta opción implica diseñar un plan de acción, con recursos y cronograma, que nos permita alcanzar en un lapso de tiempo definido el logro esperado.
- Cancelar: Es posible que algunos asuntos pendientes no aporten mucho a nuestra vida, según la priorización realizada, y sea mejor descartarlos para “quitarnos un peso de encima”. Cancelar es renunciar para liberarnos.
- Delegar: Posiblemente en algunas cosas que deseamos conseguir o realizar nos sean útiles otras personas que pueden hacerse cargo de las mismas y permiten liberarnos de la tensión por no conseguirlas. Delegar es atribuir a otros la tarea, con la convicción de retribuirles por esa acción de manera pactada. Se delega aquello que otros pueden hacer mejor que nosotros bien sea por su experticia o disponibilidad, y que contribuyen a alcanzar nuestras metas.
Se reitera entonces que la postergación no es una opción válida para alcanzar lo que deseamos y que en adelante cuando nos comprometamos con tareas, metas o compromisos, es porque tenemos las competencias, posibilidades y recursos para su consecución, siempre mirando para adelante y avanzar en la vida.
Como planteamos en una columna anterior, las metas deben ser realizables, trascendentes y gratificantes, para que el esfuerzo por su logro sea reforzador y motivante y su consecución no solo aporte a nuestro desarrollo y crecimiento personal sino también a nuestro disfrute y búsqueda de la felicidad.
Por: Dr. Rodrigo Mazo Zea
rodrigo.mazo@upb.edu.co
Bibliografía
Buettner, D. (2009). The Blue Zones: Lessons for Living Longer from the People Who’ve Lived the Longest, Washington, D.C.: National Geographic Society.
Estrés, exceso de presente (2018). En: https://esperanzaweb.com/salud/estres-exceso-de-presente/. Actualizado: 04/08/2018 – 12h28.
Kertész, Roberto (2015). Calidad de vida, salud y manejo del stress. Tomado de: http://cienciared.com.ar/ra/usr/41/620/calidadevidauflo_i_pp7_23.pdf.
Mazo, R. (2018). El estrés por recuerdos que no superamos. En: Phrónesis, El arte de saber vivir. http://elartedesabervivir.com/estres-recuerdos-no-superamos/.
Mazo, R. (2018). Preocupación por el futuro: El estrés por lo que aún no pasa. http://elartedesabervivir.com/preocupacion-futuro-estres-lo-aun-no-pasa/
Roberto, C. (2017). Nueve síntomas que nos indican que las tareas presentes nos han sobrepasado. En: https://www.pymesyautonomos.com/management/.