Los enfermos de Alzhéimer presentan síntomas depresivos clínicamente significativos en algún momento de la enfermedad. Los estudios que existen al respecto son diversos al igual que sus planteamientos; algunos han demostrado que los síntomas depresivos suelen ser recurrentes al principio de la enfermedad e ir disminuyendo con el tiempo.
Otros afirman que las personas que padecen trastornos del estado de ánimo o depresión incrementan el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo, específicamente en el pensamiento y la pérdida de memoria, y como sucede con todos los tipos de deterioro cognitivo, su aparición supone un mayor riesgo de demencia y enfermedad de alzhéimer.
Existen otros estudios por su parte, indican que los síntomas cognitivos no son los primeros indicadores de la enfermedad, sino que suelen ser los trastornos del estado de ánimo o depresión y por último encontramos aquellos que plantean que en las primeras fases de la enfermedad, la depresión se manifiesta como una reacción del individuo ante la conciencia de que hay algo en él que no está bien y ante su creciente deterioro.
Sea como fuere, es claro que la depresión y la enfermedad de alzhéimer tienen una conexión, la cual es importante que los cuidadores y familiares conozcan.
Síntomas significativos de la depresión
La depresión es una enfermedad psiquiátrica que puede aparecer en la vida de cualquier persona, ya sea por la pérdida de un ser querido, por problemas materiales o económicos, por problemas de salud, por un divorcio, o por el contrario, se puede presentar sin ningún motivo aparente que la justifique; y la podemos identificar porque hay una tristeza intensa y por una serie de síntomas, los cuales se suelen prolongar en el tiempo, como son:
- Sentimientos de desesperanza o pesimismo
- No mostrar interés ni obtener placer por actividades o pasatiempos que se solían hacer antes
- Llorar con facilidad o sin ningún motivo aparente
- Sentirse cansado permanentemente
- Sentimientos de culpa, inutilidad, impotencia o fracaso
- Pérdida del apetito o por el contrario, comer en exceso
- Sentirse más lento e irritable
- Tener insomnio, o despertase en la madrugada o por el contrario dormir en exceso
- Problemas para recordar hechos, situaciones o tareas
- Problemas para concentrase o prestar atención
- Dolores de cabeza, en las articulaciones, la espalda o problemas digestivos
- Tener pensamientos sobre la muerte o el suicidio
¿Y qué pasa en el Alzheimer?
En la enfermedad de alzhéimer, la depresión es muy común, principalmente en las primeras fases, no solo por el deterioro que se está empezando a generar a nivel cerebral, específicamente en los neurotransmisores encargados de la transmisión de los impulsos y señales nerviosas en las áreas del cerebro que regulan el estado de ánimo, sino también, porque el enfermo se da cuenta de que su memoria se está deteriorando y que está perdiendo su autonomía e independencia.
En este último caso, la depresión ya no sería un síntoma asociado a la enfermedad, sino que es una consecuencia de la conciencia que tiene el familiar de su enfermedad y su progresivo deterioro. Pero, a medida que la enfermedad progresa, la depresión va disminuyendo y en etapas muy avanzadas de la enfermedad, es bastante difícil de diagnosticar.
Al principio de la enfermedad para los familiares es muy difícil saber si su ser querido está pasando por una depresión como consecuencia de la tercera edad, o si ésta es debido a la enfermedad de alzhéimer, por tanto, es importante que presten atención a sus comportamientos y que intenten identificar sus causas, ya que esto les ayudará a buscar la ayuda profesional correspondiente y seguir un tratamiento adecuado.
Los síntomas a los que debe prestar atención y le están diciendo que su familiar no está sufriendo sólo una depresión, sino que es una consecuencia de la enfermedad de alzhéimer, son los siguientes:
- Apatía: No mostrar interés por actividades que antes les resultaban placenteras
- Problemas de memoria, concentración y atención
- Dormir poco o en exceso
- Aislamiento social
- Tener sentimientos de tristeza, de falta de valía y culpa
- Negarse de forma reiterada a cuidar de sí mismo, como por ejemplo, ducharse, vestirse o tomar sus medicinas habituales
- Irse de la casa de forma reiterada sin rumbo alguno
- Fatiga, perdida de energía
- Estar confundido, irritado o agitado de forma inusual o sin motivo aparente
Un aspecto importante a tener en cuenta, es que los pensamientos suicidas o los síntomas de suicidio, muy presentes en la depresión, en la enfermedad de alzhéimer prácticamente no se manifiestan, además los síntomas depresivos duran poco y tienen una menor intensidad.
Cuál es el tratamiento adecuado?
Para las personas que padecen alzhéimer y depresión, el tratamiento farmacológico es el más adecuado, especialmente los inhibidores selectivos de la receptación de Serotonina, como el Citalopram, ya que actúa en la regulación de los sistemas biológicos como la función endocrina, el sueño, el hambre, la apatía y la tristeza. Sin embargo, el médico o el profesional que esté atendiendo a su familiar, es el único responsable de decidir cuál es el tratamiento más adecuado.
Por otra parte, los familiares y cuidadores pueden ayudar a su ser querido proporcionándole un ambiente agradable donde hayan objetos y caras conocidas, ya que esto le ayuda a reducir el miedo y la ansiedad. También, deben permitirle hacer actividades y tareas de acuerdo a su nivel de independencia y autonomía, y que le generen placer y tranquilidad; cuando hagan reuniones familiares y celebraciones intenten que asistan solo personas que él ya conoce. Además es muy importante, y mientras la enfermedad lo permita, animarlo y estimularlo para que realice actividades que le generen disfrute.