La ansiedad puede ser definida como una reacción habitual ante el estrés y en muchas oportunidades puede ser beneficiosa. Nos alerta sobre los peligros que nos circundan y permite que nos preparemos y prestemos la atención suficiente para enfrentar los distintos desafíos con éxito. Pero cuando esta es desproporcionada, recurrente y nos afecta la calidad de vida, seguramente estamos atravesando por un trastorno de ansiedad.
Los llamados trastornos de ansiedad difieren bastante de los sentimientos y emociones normales de nerviosismo o ansiedad porque implican aprensión, angustia o preocupación excesivos. Infortunadamente estos son bastante frecuentes en la población general y pueden afectar a casi un treinta por ciento de las personas adultas en algún periodo de sus vidas, siendo más frecuentes en el sexo femenino. Sin embargo, son tratables y existen varias medidas terapéuticas efectivas que ayudan a la mayoría de los pacientes a llevar una vida satisfactoria y productiva.
La ansiedad hace referencia a la anticipación de una preocupación futura y se asocia con tensión muscular y comportamientos de evitación. Es un sistema de alerta biológica que nos prepara para la acción. El hallazgo más consistente en las personas que padecen trastornos de ansiedad es el incremento de la tensión muscular. También son importantes los síntomas que provienen de la activación del sistema nervioso autónomo, es decir, ese del que no tenemos un control voluntario.
Un ejemplo:
Una joven de diecinueve años consulta porque desde hace aproximadamente seis meses presenta episodios en los que se siente aterrorizada, específicamente cuando tiene que hacer exposiciones de sus trabajos académicos frente a los profesores y compañeros de clase.
Su ansiedad viene dada por el miedo a sudar copiosamente y a que le suenen las tripas en público. Su incomodidad tiene que ver con sentirse avergonzada, humillada, rechazada o menospreciada durante el tiempo que tiene que hablar en público.
Al respecto, la joven dice los siguiente: “Parece una completa locura, pero durante mis exposiciones el rostro se me llena de sudor que escurre como una llave abierta desde la frente hasta mi escote, y mi barriga comienza a hacer unos ruidos espantosos. El estómago se me arruga y mientras hablo siento que trago mucha saliva y aire y el ruido de mi panza aumenta. No sé como evitar eso y temo que se burlen de mí”.
La paciente hace todo lo posible por aplazar las exposiciones, y hasta les ha propuesto a sus profesores hacer otra modalidad de presentaciones que la alejen de presentarse en público, debido al gran sufrimiento que presenta. Incluso ha contemplado la posibilidad de retirarse de la universidad, a pesar de ser una excelente alumna.
Lo que acabo de describir en este ejemplo son algunos de los síntomas clásicos presentes en un trastorno de ansiedad social. Como dije anteriormente, la ansiedad es una respuesta que el cuerpo genera ante un peligro. Esta está muy asociada a la supervivencia y ha cumplido un papel fundamental en nuestra especie: ponernos alerta y facilitar el escape.
Sin embargo, cuando hablamos de trastornos de ansiedad, esta respuesta deja de ser funcional y se convierte en una manifestación o síntoma de una enfermedad. Es decir, es algo así como experimentar el terror de enfrentarse con un león hambriento, pero sin que exista ningún peligroso felino delante de nuestros ojos. Se trata entonces de una respuesta fisiológica y emocional exagerada e irracional, que corresponde al ámbito emocional.
La sudoración excesiva y los trastornos gastrointestinales descritos anteriormente en la paciente se encuentran entre los síntomas autonómicos habituales de los trastornos de ansiedad junto a los dolores de cabeza, calambres, temblores, tics, palpitaciones, taquicardia, aumento de la frecuencia respiratoria, sequedad en la boca, aumento del peristaltismo, mareos, etc.
Estos síntomas somáticos pueden ser tan importantes que hacen que la persona acuda una y otra vez a los servicios médicos de urgencia, por el temor a padecer alguna enfermedad cardiovascular o neurológica de importancia.
El caso que les he mencionado tiene que ver específicamente con un trastorno de ansiedad social en donde existe la gran preocupación por lo que los otros piensen acerca de mí, por molestar a los demás o hacer el ridículo.
Cuando el miedo es la respuesta
Los comportamientos o conductas de evitación aparecen cuando escapamos de una situación incómoda o estresante, en lugar de enfrentarla. Por lo general se desarrollan a partir del temor o miedo por cualquier situación dada.
Vemos como el miedo es la respuesta emocional y fisiológica a una situación inmediata que se muestra amenazante y se asocia generalmente a una reacción de lucha o huida, que nos lleva a quedarnos peleando y enfrentando el problema o a salir corriendo para escapar del peligro. Todo nuestro cuerpo se activa y podemos sentir que perdemos el control de nosotros mismos y, esto, por supuesto nos genera un gran desasosiego y sensación de incertidumbre.
Como acabamos de ver, los trastornos de ansiedad pueden hacer que las personas evitemos todas esas situaciones que desencadenan o empeoran los síntomas. Así que nuestro desempeño laboral, el trabajo escolar y las relaciones con los demás pueden llegar a comprometerse en gran medida.
En general, para que alguien reciba el diagnóstico de trastorno de ansiedad, el temor o la ansiedad debe:
- Ser desproporcionado a la situación que se presenta y a la edad que se tiene.
- Obstaculizar de manera importante la capacidad de funcionar normalmente.
Existen varios tipos de trastornos de ansiedad que incluyen el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, las fobias específicas, agorafobia, trastorno de ansiedad social y el trastorno de ansiedad por separación, tan frecuente en los niños. Estos los conocerás en mi próximo artículo, no te quedes sin leerlos.
Lecturas recomendadas:
- Ranna Parekh, MD, MPH; revisión médica; ¿Qué son los trastornos de ansiedad? enero de 2017 en: https://www.psychiatry.org/patients-families/anxiety-disorders/what-are-anxiety-disorders.
- Hoehn-Saric RMcLeod DR Manifestaciones somáticas de ansiedad normal y patológica. Hoehn-Saric RMcLeod DReds Biology of AnxietyDisorders. Washington, DC American Psychiatric Press1993; 177-222
- Rudolf Hoehn-Saric, Daniel R. McLeod, Frank Funderburk, Pamela Kowalski. Síntomas somáticos y respuestas fisiológicas en el trastorno de ansiedad y trastorno de pánico generalizado Un estudio de monitor ambulatorio. Arch Gen Psychiatry. 2004; 61 (9): 913 – 921. doi: 10.1001 / archpsyc.61.9.913
Por: Dra. Iris Luna
Médico Psiquiatra – Máster en Nutrición
Especialista en Sobrepeso y Obesidad
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Contacto: iluna@phronesisvirtual.com