Con frecuencia en mi consultorio me encuentro con la insatisfacción sexual de mujeres y hombres, con la vergüenza de hablar de las discrepancias sexuales, y el temor a crear una pelea cuando lo que realmente se quiere es un entendimiento pero, como es un tema tan sensible, se pueden generar tensiones innecesarias. También uno de los dos puede tener una percepción de desesperanza o miedo a estar frente a unas palabras o situaciones tensas que se consideren una crítica, y no una invitación a mejorar el intercambio sexual, tensión por no saber expresar las ideas o gustos, o que no haya receptividad por parte de la otra persona.
Son tantas las causas que pueden dar como resultado una falta de entendimiento sexual, que decidí escribir esta columna para ayudar a destrabar esta situación y en la que la pregunta fundamental es, hombres, ¿qué tanto conocen sexualmente a su pareja?
Causas frecuentes de insatisfacción
En muchas ocasiones, las causas de la insatisfacción se dan por falta de conocimiento de lo que las causa debido a que no las consideramos tan importantes en la motivación sexual o en aquello que genera satisfacción en ambos. Puede haber muchas adicionales, pero estas son las que más se consultan:
1. El apuro.
Aunque de vez en cuando es muy excitante el “rapidín” por razones de horarios, por estar en un lugar en el que no se tiene sexo comúnmente o porque se quiere tener la experiencia como un elemento erótico más en la historia sexual de la pareja, no se recomienda que sea la experiencia más común sino la más excepcional. Si el hombre se porta muy apurado y no observa los marcadores de excitación de su pareja, es posible que logre que ella acceda al encuentro sexual, pero no que se sienta satisfecha antes, durante o después de realizado. Los “juegos previos” pocas veces deben dejarse a un lado, pues son fundamentales para preparar a la mujer emocional y físicamente a tener sexo. El apuro consigue apagar la llama. Mientras que, ir incrementando la excitación en la mujer, mejora su respuesta sexual, su nivel de excitación y de placer (están relacionados pero no son lo mismo) y permite que se desinhiba más que si no está excitada, además de volverse más activa en la búsqueda de sexo espontáneo.
2. La comunicación (sí, otra vez esa palabreja).
No se trata sólo de conversar mucho, de muchos temas y ser compatibles en la mayoría de ellos. Eso ayuda, pero a lo que me refiero es a decirle abiertamente: “¿te gusta esto que te hago?”, “¿qué te gustaría que hiciera distinto? A mí me gusta que me hagan esto o aquello, ¿a ti también?”. Pregunten sin vergüenza, sin pudor, sin miedo lo que a la otra persona le gustaría, pero en un clima de confianza y complicidad que le permita a la mujer hablar de sí misma sin esperar una burla, un descrédito o una crítica que disminuya su autoestima o la haga sentir rara o disfuncional. Hablar de lo que les gusta, no necesariamente lo materializa, pero puede acercarlos para negociar puntos en los que ambos se sientan cómodos. Un hombre que se aproxima a la mujer dispuesto a conversar sin apuro, con una actitud coqueta, pícara, flexible, cómplice, agradable, de buen humor y sin críticas moralistas (“¿dónde aprendió eso?”, “¿quién le enseñó eso?” o “¿si le parece que eso está bien en una mujer?”) logrará mucho más sexo, de mejor calidad y con una actitud más desenfadada y sexualizada de su mujer que si trata de llegar al sexo a través de la crítica.
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3. Las caricias y los besos.
Como en todos los componentes del “juego previo”, las caricias y los besos son fundamentales, pero deben ir subiendo en intensidad. A la mayoría de las personas no nos excita que nos sorprendan con un beso intenso cuando estamos descuidados (a no ser que hayan hecho ese pacto entre ambos). Ir provocando el gusto por la aproximación del otro, ir subiendo la temperatura, provocar el incremento en la respiración, que de los labios pasen a los suaves coqueteos de las lenguas y que se vayan fundiendo en un beso intenso por el gusto de los dos. Los toqueteos iniciales pueden ser suaves y delicados, y luego hacer que las manos y los labios se vayan deslizando a otras áreas más erógenas hasta terminar en zonas explícitamente sexuales. La calidad de los contactos físicos y las aproximaciones van creando una memoria histórica de satisfacción, así que… cuidado con ese tema. Hombres, tener paciencia, delicadeza, observar los marcadores, ir encendiendo a la pareja, hará que sus mujeres tengan una mejor experiencia sexual y, por lo tanto, que quieran repetirla más pronto.
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4. Armonía y bienestar en la pareja para llegar al sexo (no al contrario).
Muchas personas afirman que lo mejor de las peleas son las reconciliaciones cuando de parejas se trata. Algunas personas, en medio de las dificultades emocionales provocadas por las discrepancias cotidianas terminan “resolviéndolas” a través del sexo. Los psicólogos hemos encontrado que, si se cambia la ecuación, es decir, se resuelven primero los problemas antes del sexo, es más adaptativo y genera más salud mental en ambos. En efecto, si las parejas conversan y llegan a acuerdos lo más definitivos posibles en sus diferencias, podrán luego tener encuentros sexuales sin la percepción de que se quedaron debiendo soluciones a sus problemas antes del sexo. Tener una relación con calma, en paz, con temas por resolver (como en todas las relaciones) pero en permanente construcción de soluciones, con una comunicación fluida, con buen humor entre ambos, con una actitud tolerante y asertiva con la pareja, mejora las condiciones para tener un buen y frecuente sexo.
5. Fantasear y ponerse picantes.
Conocer cuáles son las fantasías de su pareja, ser cómplice de ellas y sorprenderse mutuamente incluyendo los elementos de la fantasía cuando no se están esperando, es un elemento sumamente seductor para ambos. Recuerden que, en la medida de lo posible, la habitación en la que estén debe estar ordenada y oler bien o tener un olor neutral, porque las mujeres sienten menos excitación en una habitación desordenada o con malos olores. Recuerden contar con lencería erótica (hoy es muy accesible a diferentes presupuestos), poner la música que les guste, acercarse cantando entre los dos lo que esté sonando, oler a limpio o con el olor que a la pareja le guste, mirarse con deseo, con ganas de sexo, expresando a través de los ojos lo que quieren hacerle a su pareja. Si la mujer lo disfruta, poner una película erótica, que los inspire por el clima de sensualidad que se vive en ella y que quieren recrear en la realidad del momento. Es muy importante ir gradualmente incluyendo cosas nuevas en los encuentros sexuales para que haya habituación, conocimiento y control de las nuevas variables. No hay nada más antierótico que obligar a alguien a aceptar lo que al otro le gusta sin conocer bien a qué se enfrenta o cuando está probado que no le gusta. Hombres, recuerden darle seguridad a su mujer en lo que ven y disfrutan del cuerpo de ella, háganlo saber con frases de admiración, mientras lo acompañan con caricias y miradas de deseo, exprésenle su gusto por estar ahí y díganle expresiones eróticas y sexuales a las que ella responda. Recuerden que la clave es llegar a ellas a través de lo que les es importante, no únicamente a través de lo que es importante para el hombre. En el sexo compartir, ofrecer, conocer, regalar, explorar y brindarse al otro es esencial.
Diego Castrillón Moreno
Ph. D., Magister y Especialista en Psicología Clínica
Diplomado en Sexualidad
2 comentarios
Como esta usted doctor, muy interesante el artículo.
ES un excelente articulo, comparto absolutamente todo lo dicho…y es cierto cuando hay COMPLICIDAD EN LA PAREJA ….TIENE CABIDA TODO