Diferentes tipos de hipertensión afectan a las embarazadas, algunas ya fueron diagnosticadas antes de quedar en ese estado y a otras les sube la presión durante el embarazo; este último caso se llama hipertensión gestacional. Cuando el aumento es repentino después de la semana 20 del embarazo se habla de preeclampsia, que puede implicar mayor riesgo si no es abordada oportunamente.
Signos de alarma
Cuando la presión arterial es muy elevada, esta suele ir acompañada de fuertes dolores de cabeza, visión borrosa, sensibilidad a la luz, dolor en la parte superior derecha del abdomen. Un aumento considerable del peso es también un signo de alarma, por lo que es aconsejable comentarlo con el médico lo antes posible.
Los tratamientos para la hipertensión arterial en el embarazo pueden incluir un control médico minucioso donde el médico tomará la tensión de forma regular a la embarazada y realizará diferentes tipos de análisis.
En cuanto a los cambios relacionados con el estilo de vida se recomiendan los siguientes:
* Actividad física: evitar cualquier tipo de ejercicio salvo que el médico lo haya indicado.
* Control de peso: es fundamental un aumento de peso paulatino y adecuado ya que el sobrepeso es un factor de riesgo para desarrollar hipertensión.
* Ingesta de sal: la sal es el mayor enemigo de la presión arterial, por lo que debe controlarse la cantidad que se consume. Las recomendaciones más actuales sugieren no superar los 5 gr. de sal diarios. Esta cantidad incluye la sal añadida y la que contienen los alimentos de forma natural; por lo que, además de controlar la sal que se añade, es útil leer las etiquetas de los alimentos para comprobar cuánta sal contienen.
* Evitar alimentos salados: son alimentos que traen sal añadida antes de salir al mercado como resultado de diferentes procesos industriales que alargan la vida útil del alimento. Ej: enlatados, productos deshidratados, aperitivos de bolsa, carnes y quesos curados, encurtidos y anchoas, productos ahumados, comida rápida, aderezos, etc.
* Hay algunos micronutrientes que tienen efecto beneficioso sobre la presión arterial ayudando a mantenerla dentro de los límites saludables. Ej: El magnesio presente en frutas, verduras, frutos secos y legumbres; el ácido fólico presente en hortalizas de hojas verdes y oscuras o alimentos fortificados como es el caso de los cereales y antioxidantes como las vitaminas C y E presentes en cítricos, aceites vegetales y frutos secos.
El asesoramiento nutricional desde el comienzo del embarazo ayuda a cubrir las demandas nutricionales que difieren en cada trimestre del embarazo.
Por: Lic. Cecilia Albisu
Licenciada en nutrición
Especialista en Nutrición Clínica Metabólica