Ecología Emocional aplicada a la educación de nuestros hijos
Erma Bombeck compara a los niños con las cometas:
Te pasas la vida tratando de hacerlas volar. Corres con ellas hasta quedar sin aliento. Caen al suelo. Chocan con los tejados. Tú las remiendas, las consuelas, las ajustas, y les enseñas. Observas cómo el viento las mece y les aseguras que un día podrán volar.
Finalmente vuelan. Necesitan más hilo y tú sueltas más y más, y sabes que muy pronto la bella criatura se desprenderá de la cuerda de salvamento que la ata y se elevará por los aires, como se espera que lo haga, libre y sola. Sólo entonces te das cuenta de que has hecho bien tu trabajo.
En nuestro modelo Ecología Emocional, hemos tomado la imagen de un cometa para representar las características CAPA. Os proponemos educar a las futuras generaciones teniendo presente estos valores. Si los incorporan serán personas emocionalmente más equilibradas y resilientes ante los embates de la vida.
Cambiar las creencias para mejorar la educación emocional de nuestros hijos
Recordamos la importancia de eliminar del vocabulario algunas frases (y creencias), que dificultan formar en el modelo CAPA a la futura generación de adultos:
- “Los padres tenemos el deber de hacer felices a nuestros hijos”. La misión de los padres es educar a sus hijos para que sean capaces de construir su propia felicidad y se marquen sus propias metas.
- “Si me lo puedo permitir, ¿por qué no voy a dárselo?”. El individuo tiene que aprender a ganarse las cosas por sí mismos, para entender que hay algunas cosas en la vida que cuesta conseguir.
- “No quiero que les falte de nada”. “La sobresaturación elimina la capacidad de desear”. Comprender que en el mundo hay carencias favorece el uso responsable de los recursos, fomentando así solidaridad y generosidad.
- “¡Que haga lo que quiera ahora que puede!” A cada edad corresponden diferentes responsabilidades. El niño debe aprender desde pequeño que en el mundo hay obligaciones y límites o será incapaz de asumirlo de mayor.
- “¡Mientras vivas aquí harás lo que yo diga!”. Poner límites no significa ser autoritario. Para que un niño sepa qué debe y qué no debe hacer es fundamental dialogar con él. “Para tener autoridad sobre ellos, debemos trabajar la coherencia y la dignidad personal”.
Demasiados excesos: Educar para un uso sostenible de los recursos
El exceso, la sobresaturación y el hecho de recibir un exceso de regalos acaban provocando rechazo, aversión y fastidio. La sobreabundancia disminuye nuestra valoración de las cosas, provoca desinterés, hastío, desperdicio y destrucción.
En nuestro libro “Ámame para que me pueda ir” dedicamos un apartado a reflexionar sobre el despilfarro como forma de relación con el mundo. Desde la teoría de la Ecología Emocional, consideramos que el hecho de poder acceder a determinados recursos no supone el derecho a desperdiciar o a derrochar. Despilfarrar aquello de lo que muchas otras personas carecen o necesitan para vivir es algo profundamente inmoral.
El niño educado en el modelo de despilfarro se construye egoísta y estará falto de conciencia ecológica, de empatía y sensibilidad hacia las necesidades de los demás. Permitir que nuestros hijos despilfarren les acabará perjudicando mucho, porque pueden generalizar esta actitud a otras áreas de su vida: abusando de los recursos, de las palabras, de las personas, y teniendo dificultad para comprometerse y ser responsables.
Es esencial enseñar a nuestros hijos el valor de la generosidad, pero no hay que confundir generosidad con sacrificio. La generosidad mal entendida; el exceso en el dar sin enseñar la importancia del agradecimiento, de la devolución y de la reciprocidad, fomenta que se conviertan en personas egoístas, despóticas, fácilmente frustrables e irascibles que creen que todo el mundo funciona de acuerdo con sus deseos. Es preciso enseñarles que los demás también tienen necesidades y deseos que deben tenerse en cuenta y respetarse.
A veces los niños confunden deseo con necesidad. Es importante ayudarles a diferenciarlo.
– Necesito unas bambas marca “X” – dice el niño.
– No, cariño, tu deseas unas bambas marca “X”. Lo que necesitas es un calzado.
Los padres son responsables de cubrir las necesidades de sus hijos hasta que no sean autónomos para cubrírselas ellos. Pero los padres no deberían ser unos constantes proveedores de bienes, olvidándose de que su principal papel debe ser educarles para que lleguen a ser personas autónomas, equilibradas y capaces de convivir.
Es un gran reto y una necesidad cultivar el valor de la austeridad y la sobriedad en nuestro entorno social de abundancia. Debemos enseñar a nuestros hijos que no estamos solos en el mundo y a entender que como sociedad no podemos permitirnos el lujo del despilfarro. Es esencial fomentar la conciencia ecológica, la solidaridad y la conducta responsable, si queremos crear un mundo más justo y ser personas más equilibradas y felices.
Más que objetos, regalos y posesiones los niños están pidiendo a gritos compañía, conversación, caricias, cuentos y atención. Debemos tener bien presente que educamos mediante modelos. Nuestros hijos se modelan más por lo que nosotros somos y hacemos que por lo que les decimos. Si queremos que ellos sean personas generosas, solidarias y austeras, el mejor medio es convertirnos nosotros en personas así.
Lo importante es invisible a los ojos
Cuentan que, en cierta ocasión, Martin Luther King estaba a punto de dar una de sus famosas conferencias sobre derechos humanos, cuando notó que un niño pequeño de color negro se encontraba al frente de su auditorio. Se sintió sorprendido y preguntó a uno de sus ayudantes al respecto y éste le indicó que había sido uno de los primeros en llegar.
Al terminar su discurso se soltaron globos de diferentes colores al cielo y pudo observar que el niño no dejaba de mirarlos. Esto llamó la atención de Luther King quien abrazándolo lo levantó en brazos.
El pequeño lo miró fijamente y le preguntó si los globos negros también volaban hacia el cielo. Martin lo miró dulcemente y le contesto:
Los globos no vuelan al cielo por el color que tengan, sino por lo que llevan dentro”.
Por Maria Mercè Conangla
www.fundacioambit.org
www.ecologiaemocional.org
@EcoEmocional
Bibliografia
La ecología emocional. Jaume Soler y Mercè Conangla. Editorial Amat
Ámame para que me pueda ir. Jaume Soler y Mercè Conangla- Editorial Amat