La Asociación Americana de Ansiedad y Depresión (ADAA) describe la ansiedad por comer como un trastorno alimentario donde el individuo come de forma compulsiva para aliviar malestares emocionales y liberar tensión, incluso cuando no hay hambre como indicador biológico.
La ansiedad por la comida se desarrolla desde la infancia y es común entre niños que padecen la ausencia de sus padres. En este caso, la comida se convierte en una vía rápida para compensar la soledad y llenar vacíos afectivos.
Comer por ansiedad es muy distinto a experimentar antojos de vez en cuando. Ir por una barra de chocolate con maní a medianoche no es razón para preocuparse si se trata de un simple deseo sobre el cual se puede ejercer control.
Ingerir alimentos por un impulso ansioso es, en cambio, un problema serio, ya que el autocontrol desaparece y la persona siente que no puede dejar de comer. Luego aparece la culpa por haber y más adelante, cuando se desarrollan otro tipo de trastornos alimentarios, se puede recurrir a medidas drásticas y dañinas como el vómito autoinducido (característico de la bulimia).
Para la coach en Psicología de la Alimentación, Samantha Russell, frenar la ansiedad por la comida es cuestión de identificar primero los factores que nos impulsan a consumir alimentos sin tener hambre física. Entre ellos, los más comunes son:
- Necesidad de llenar vacíos o sentirse conectado. Como ocurre con los adultos que crecieron como niños solitarios y sintiéndose incomprendidos.
- Búsqueda de placer inmediato. O un mal afrontamiento de las dificultades y los problemas anímicos.
- Presión social. Como puede ocurrir en las familias donde los padres presentan ya un trastorno de ansiedad por la comida, o en un círculo de amigos cercanos.
- Hábitos y patrones disfuncionales. Como puede ser el comer para distraerse, mantenerse ocupado o para cumplir con un horario.
“Todo esto puede llevarte a realizar muchos viajes hacia la mesa de un buffet, comer más de la cuenta y sentirte muy culpable y arrepentido en la mañana”, comenta Russell.
Claves para dejar la ansiedad por comer de una vez por todas
De acuerdo con Russell, erradicar la ansiedad por la comida implica:
- Un compromiso emocional
- Un planeamiento lógico
- Un recurso auxiliar
Un compromiso emocional
La ansiedad por comer es un impulso emocional, de manera que el primer paso necesario es abordar los factores emocionales que están saboteando nuestra voluntad de no ingerir alimentos compulsivamente.
Para esto, Russell recomienda comenzar a llevar un registro de cada memoria relacionada con comida, con una percepción determinada de nuestro cuerpo o peso o con situaciones sociales que hayan influido en nuestra decisión de comer más de la cuenta.
Todas estas memorias muy probablemente nos recreen una experiencia emocional. Es importante especificar de qué emoción se trata y, luego, ir repasando la lista poco a poco, perdonar a las personas involucradas en dichas situaciones y perdonarnos a nosotros mismos por la forma en que hemos estado abusando de nuestro cuerpo.
El objetivo de esto es liberar nuestra memoria emocional (y por ende, nuestra propensión física) de los puntos de quiebre que nos llevan a comer por ansiedad.
Un planeamiento lógico
El segundo paso es trazar un plan que nos respalde en nuestra decisión de abandonar la ansiedad por la comida.
Elaborar un planeamiento significa establecer normas que debemos estar dispuestos y comprometidos a seguir sin excusas. Por ejemplo:
- No asistir a fiestas donde abunda la comida.
- Distanciarse de círculos sociales donde se aplique la presión para comer descontroladamente.
- Modificar hábitos de interacción social donde la comida sea un factor central por nuevos tipos de interacción donde no sea necesario comer para compartir con los demás.
Un recurso auxiliar para dejar la ansiedad por comer
No siempre será posible evadir invitaciones a fiestas o reuniones donde haya comida, y tampoco se trata de excluirse por completo de la sociedad. En estos casos, un recurso auxiliar es una herramienta útil para mantener la ansiedad bajo control ocupando nuestra mente en algo.
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Para Russell (y para los investigadores), el recurso auxiliar por excelencia es el tetris, ya que reduce la intensidad y frecuencia de los antojos. Jugar tetris un par de minutos ayuda a las personas a reajustar sus patrones cerebrales para pasar del “hambre emocional” a un estado diferente.
“Descarga una aplicación gratuita de Tetris en tu teléfono y, cuando sientas que la ansiedad o los antojos van tomando fuerza, escápate al baño y juega tetris por unos minutos”, aconseja Russell.
Fuente:
Mindbodygreen