fbpx
Inicio Columnas El insomnio, un mal que va más allá de la cama

El insomnio, un mal que va más allá de la cama

Por Dra. Iris Luna
El insomnio, un mal que va más allá de la cama

“El buen dormir va más allá de cerrar los ojos y recostarse; por ser una necesidad fisiológica se le debe prestar más atención a los diferentes factores que afectan el buen descanso y que posteriormente afectarán la salud”

Sergio Cerraté

Las premisas de un sueño asociado al descanso, es decir, de un buen dormir son: sueño nocturno, diario, de ocho horas de duración, en promedio y sin pesadillas o interrupciones. La Asociación Mundial de Medicina del sueño (AMMS) describe un descanso reparador como un sueño profundo, continuado y con respiraciones correctas, durante determinado período de tiempo. Cuando nos despertamos varias veces durante la noche o nos levantamos con la sensación de no haber descansado lo suficiente, el cuerpo muestra síntomas de insomnio que tarde o temprano llegan a afectar de forma negativa todos los ámbitos de la vida (cognitivo, físico y anímico). Es así como la disminución de la cantidad y calidad de nuestro sueño nocturno podría indicar alteraciones, que sin un adecuado tratamiento, podrían volverse crónicas, desmejorando nuestra salud y nuestra calidad de vida.

El 45% de la población mundial padece trastornos de sueño según un estudio realizado por la AMMS, el cual señala que las personas con insomnio presentan más síntomas de ansiedad y depresión, cambios de humor, dificultad para mantener relaciones sociales y personales, y agravamiento de los síntomas de enfermedades mentales. El 95% de la población adulta ha tenido algún episodio de insomnio transitorio en su vida.

Si padeces de insomnio es muy posible que:

– Presentes dificultad para conciliar el sueño (insomnio precoz)

– Tengas problemas para mantenerte dormido (varios despertares durante la noche)

– Te despiertes muy temprano en la madrugada (insomnio tardío)

– Tengas sensación de cansancio o de no haber descansado nada durante la noche.

– Sientas desesperación al mirar las manecillas de tu reloj despertador y hasta tengas temor de irte a la cama.

– Durante el día, experimentarás con frecuencia:

– Cansancio mental y somnolencia.

– Irritabilidad, nerviosismo, tristeza, dolor de cabeza.

– Dificultades para mantener tu atención y fallas en la memoria.

Por lo general este tipo de disomnia o trastorno del sueño se asocia con variaciones del ritmo del sueño que se caracterizan por un patrón recurrente de alteraciones en las horas en que se duerme, independientemente del cansancio diurno y las obligaciones que se tengan. Como consecuencia, el insomnio genera estrés, dificulta el desempeño social, laboral, escolar y otras funciones sociales importantes. El insomnio se asocia a diversos factores, siendo los trastornos del estado de ánimo (episodios depresivos), los trastornos de ansiedad, el abuso de sustancias psicoactivas, el estrés laboral y la ingesta de algunos medicamentos, factores muy relacionados con su aparición y mantenimiento en el tiempo.

El sueño en el ser humano cumple muchas funciones importantes, las cuales equilibran nuestra salud física y mental, por ejemplo, la falta de sueño puede afectar nuestro sistema inmunológico. Los estudios señalan que las personas que tienen una mala calidad de sueño o duermen pocas horas (por la razón que sea), son más propensos a enfermarse después de haber sido expuestos a un virus, como el virus de la influenza. Por si esto no fuera poco, la falta de sueño puede afectar decididamente el periodo de recuperación del paciente resfriado.

Durante el sueño, nuestro sistema inmunológico libera unas proteínas llamadas citoquinas, algunas de las cuales ayudan incluso a promover el sueño. Ciertas citoquinas se incrementan en el cuerpo cuando padecemos una infección, una enfermedad inflamatoria o estamos bajo un estrés importante. De esta manera, el insomnio puede disminuir la producción de estas citoquinas protectoras; además los anticuerpos y las células que combaten las infecciones, se reducen durante los periodos en que no dormimos bien. Por lo tanto, nuestro cuerpo necesita dormir bien para luchar contra las enfermedades contagiosas. También, es importante remarcar que a largo plazo la falta de sueño también aumenta el riesgo de obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, acelera el proceso de envejecimiento, se asocia a trastornos cognitivos y de la memoria, y puede empeorar enfermedades como la depresión y la ansiedad.

Un tercio de nuestra vida está destinada al descanso, lo que se traduce en aproximadamente 220 mil horas. No pensemos que se trata de tiempo muerto o perdido, todo lo contrario, el sueño repara, equilibra y promueve procesos para el mantenimiento de nuestra salud y bienestar.

Estas son algunas causas frecuentes de insomnio que vale la pena tener en cuenta:

•Enfermedades psiquiátricas tales como los trastornos de ansiedad y depresión, como ya se mencionó anteriormente.

•Higiene inadecuada del sueño (dormir largas siestas, consumir cafeína y/o alcohol, actividad física intensa pocas horas antes de dormir, horarios irregulares de acostarse/levantarse, permanecer muchas horas en cama, realizar actividades intelectuales antes de dormir, estar frente a la pantalla del computador o teléfono celular antes de ir a la cama etc.).

•Enfermedades crónicas que cursen con dolor o falta de aire (enfermedades reumáticas, fibromialgia, EPOC, asma, insuficiencia cardiaca, reflujo gastro-esofágico, ulcera gástrica/duodenal).

•Enfermedades que ocurren durante el sueño (síndrome de apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, movimientos periódicos de las piernas, etc.).

•Medicamentos (estimulantes, antidepresivos, supresión de sedantes o hipnóticos).

•Patrón de sueño irregular, cuando se tienen horarios de trabajo rotativo. Es común en vigilantes, médicos y enfermeras que hacen turnos nocturnos con regularidad.

•Idiopático (sin causa aparente).

Se ha visto que las personas más susceptibles al insomnio suelen ser: divorciados, viudas/os, desempleados; personas con enfermedades digestivas, reumáticas respiratorias y cardiovasculares; personas con trastornos mentales; individuos sedentarios; quienes llevan un estilo de vida estresante; aquellas personas con desorden de horarios para levantarse o acostarse; quienes consumen sustancias psicoactivas (somníferos sin receta) o bebidas alcohólicas antes de dormir; los fumadores o consumidores de cafeína y las personas expuestas a ruidos ambientales.

Si presentas insomnio, notas que dicho problema se está volviendo crónico y no lo puedes mejorar empleando técnicas de higiene de sueño, lo más indicado es que busques ayuda profesional y acudas al servicio de neurología especializado en medicina del sueño. Allí te elaborarán una historia clínica muy completa, te harán una valoración cuantitativa y cualitativa del trastorno del sueño mediante una serie de cuestionarios diseñados para tal fin y complementarán tus estudios con la polisomnografía (este examen registra ciertas funciones corporales a medida que uno duerme o trata de dormir) y la actigrafía (que consiste en el registro de los movimientos de la mano del paciente, durante las horas de sueño por periodos prolongados).

Para tratar el insomnio, lo más importante es llegar a identificar las causas que lo están produciendo e intervenirlas eficazmente. Sin embargo, existen algunas medidas generales que se pueden aplicar a todos los pacientes con insomnio, ellas son las llamadas reglas del buen dormir o higiene del sueño que incluyen:

– Medidas generales

•Reducir el tiempo en cama (si te despertaste y no puedes volver a dormirte, levántate, no te quedes en la cama dando vueltas y llenándote de desesperación).

•Evita las siestas largas.

•Evita los ejercicios intensos cerca de la hora de acostarte. El ejercicio regular reduce el estrés y la ansiedad, y en general mejora el sueño. Sin embargo, hacer ejercicio pocas horas antes de acostarse te puede causar problemas para dormir. Ten en cuenta, todo el mundo es diferente. Para algunas personas, el ejercicio al final del día no es un problema, pero en general se recomienda hacerlo en las primeras horas de la mañana o al menos cuatro horas antes de irte a dormir. La excepción podría ser la práctica del yoga y algunas técnicas de meditación que pueden ser relajantes y facilitar el sueño.

•Evita la actividad intelectual dos horas antes de acostarte, y aléjate de la pantalla del computador y de tu teléfono celular al menos una hora antes de irte a dormir.

•Si no puedes conciliar el sueño levántate y cambia de lugar. Solo vuelve a la cama cuando tengas sueño.

•Come de manera frugal durante la noche. Aquí hay algunas cosas a tener en cuenta:

Evita las comidas abundantes y ricas en grasa al final del día. Los estudios han demostrado que comer una “gran” cena antes de ir a dormir puede hacer que sea difícil conciliar el sueño. Evita la cafeína en las últimas horas de la tarde (bebidas colas, café, bebidas energéticas) y evita el alcohol antes de acostarte, pues ambos pueden interferir con el sueño y se puede tardar varias horas para que los efectos estimulantes de la cafeína desaparezcan. El alcohol puede causar sueño, pero también puede impedir el sueño profundo y provocar que te despiertes durante la noche. No bebas demasiados líquidos antes de acostarte, esta práctica puede causar que te despiertes varias veces para ir al baño. Debes también procurar mantener un estilo de vida saludable y tener una dieta equilibrada y variada, con abundancia de frutas frescas, verduras, granos enteros y fuentes de proteínas bajas en grasa. Tener una dieta sana, mantener un peso saludable y hacer ejercicio adecuado puede ayudarte a dormir bien.

Otras medidas para manejar el insomnio incluyen: terapias de relajación, terapias de restricción de sueño y psicoterapia.

– Tratamiento medicamentoso

Hoy en día hay una gran variedad de medicamentos para tratar los diferentes tipos de insomnios (sedantes, hipnóticos y antidepresivos). Como premisa general, se deben identificar las causas que provocan el insomnio y seleccionar el medicamento más apropiado. Se debe evitar tomar “pastillas para dormir” sin hacer previamente un correcto diagnostico de los factores que favorecen el insomnio. No es conveniente tomar medicamentos sin receta médica, pues muchos de ellos podrían tener contraindicaciones o podrían generar algún tipo de dependencia de difícil manejo.

– Otras medidas

Dado que muchas enfermedades pueden causar insomnio (problemas respiratorios, cardiológicos, enfermedades reumáticas, trastornos digestivos, apneas del sueño, trastornos hormonales, etc.), el tratamiento en estos casos va dirigido a mejorar estas dolencias y por ende la queja de insomnio.

Por: Dra. Iris Luna
Médico Psiquiatra – Máster en Nutrición
Especialista en Sobrepeso y Obesidad
Contacto: iluna@phronesisvirtual.com 

Related Articles

Deja un comentario