En la vida las emociones están presentes en cualquier momento, ya sea alegría, enojo, angustia, desesperación, felicidad, son diferentes tipos de emoción que somos capaces de sentir y experimentar, pero, ¿sabes qué relación tienen los alimentos con las emociones? Puede sonar algo extraño pero su relación es mayor de lo que se cree; un estudio realizado en la Universidad de Bristol explica que los sentidos y la memoria están conectados, lo que hace que nos provoque distintas emociones cuando se comen determinados alimentos. Aquí te dejamos unos datos importantes que hacen referencia a esta particular relación.
El cerebro relaciona los olores o sabores de comidas con algún tipo de emoción, desde pequeños comenzamos a experimentar este tipo de situaciones; al crecer, si volvemos a comer aquella paleta que nos recuerda alguna emoción, sentimos como si volviéramos a vivirlo. El cerebro y el intestino están conectados y se considera a nuestro intestino como un segundo cerebro, ya que su función neuronal es muy parecida a la del cerebro. Las estructuras neuronales y digestivas son iguales, por lo que se ha designado al segundo cerebro como SNE (Sistema Nervioso Entérico), un término aceptado oficialmente por la Sociedad Médica.
Cuando nos alimentamos, el cerebro empieza a trabajar haciendo una integración de las sensaciones o emociones, que nos provoca aquel alimento que estamos degustando; todas éstas se van almacenando dentro de la memoria, la cual genera, en ese mismo momento, un tipo de búsqueda hacia atrás en nuestros recuerdos, con la finalidad de tener como resultado alguno donde hayamos comido ese mismo alimento que nos provocó alguna emoción que quedó ahí guardada.
El termino alimentación se ha vuelto muy importante en temas relacionados con salud, dietas y nutrición, comer es un acto que genera placer y bienestar a nuestro organismo, pero hay emociones que alteran el proceso de alimentación: cuando se tiene fatiga, falta de sueño, estrés, se incrementa la necesidad de ingerir alimentos que reparen el estado de ánimo que se vive en el momento. Es ahí donde aparecen los aliados de todos los males, el chocolate y el helado, ya que son alimentos que contienen triptófano, un aminoácido que permite la liberación de serotonina, lo que provoca que nuestro cuerpo se relaje y entre en un estado de tranquilidad y felicidad.
Si relacionamos este tema con el sentimiento de amor, podemos decir que cuando éste llega, los alimentos pasan a segundo término ya que el cerebro produce en exceso la hormona llamada norepinefrina, con lo que llegan sentimientos de felicidad, euforia, y un aumento de energía; todo lo anterior hace que el apetito disminuya. Pero cuando el amor no aparece en nuestras vidas, son los alimentos los que liberan la norepinefrina, disminuyendo el sentimiento de ansiedad.
Los alimentos afectan nuestras emociones y éstas afectan nuestra alimentación; es algo muy contradictorio pero es una realidad, se debe buscar siempre un equilibrio entre emociones y alimentos, ya que no podemos pasarnos la vida comiendo chocolates o alimentos que nos generen bienestar en momentos de depresión o ansiedad, pues no será algo sano para nuestro organismo, y tampoco podemos dejar de comer cuando nos sentimos enamorados.
Para que esto suceda debemos entender que la comida es algo fundamental para nuestra vida, comer saludable y nutritivamente es necesario para que nuestro organismo funcione adecuadamente, si basamos los alimentos para sentir un bienestar pasajero estaremos en serios problemas, pues puede aparecer la obesidad, ya que ésta se genera por comer de manera inadecuada, sin establecer horarios ni variedad en los alimentos.
El secreto del equilibrio se encuentra en consumir alimentos saludables independientemente de nuestras emociones, y también darnos el gusto de comer por placer en algún momento; si buscas ese equilibrio sin duda podrás comer todos los alimentos que quieras de manera moderada y aprender que las emociones se controlan más a través del poder de la mente y no comiendo desesperadamente.
Por: Editorial Phronesis