¿Eres de los que acostumbra no dormir unas cuantas horas de descanso para “aprovechar mejor” el día?
Puede que este artículo te deje sin ganas de volver a hacerlo.
Según una investigación publicada en 1989 por los científicos C.A. Everson, B.M. Bergmann y A. Rechtschaffen, el sueño es un mecanismo orgánico tan esencial y delicado que una persona podría sobrevivir tres veces más sin comer de lo que podría sobrevivir sin dormir. No obstante y a pesar de la evidencia, la filosofía de vida contrarreloj de los tiempos modernos parece restar importancia a las repercusiones físicas y psicológicas de la falta de sueño, de hecho, muchas personas desconocen las consecuencias de la privación de descanso, atribuyendo sus afecciones al estrés laboral o las enfermedades.
¿Dormir poco puede matarme?
Según el doctor Simon Kyle, experto en medicina del sueño de la Universidad de Oxford, los resultados del experimento realizado por Everson y su equipo de trabajo — donde se privó de sueño a un grupo de ratas que posteriormente comenzaron a morir en un rango de 11 a 32 días — no fueron lo suficientemente contundentes como para asegurar que la fatiga crónica es causa de fallecimiento.
Sin embargo, lo que sí resulta evidente es que la falta de sueño desencadena efectos de gravedad para el equilibrio orgánico, a la vez que puede generar alucinaciones, pensamiento irracional o distorsionado, falta de concentración y dificultad para resolver problemas. Son estas consecuencias negativas de la privación de sueño, en conjunto con patologías ya existentes y circunstancias desafortunadas lo que puede llevar a una persona a la muerte.
5 formas en que la falta de sueño deteriora tu salud
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Aumento de peso
Un ritmo de sueño inadecuado puede acrecentar la sensación de hambre y apetito, ocasionando aumento de peso y potenciando el riesgo de padecer obesidad.
Según estudios realizados, las personas que duermen menos de seis horas al día resultaron ser un 30% más propensas a tener sobrepeso u obesidad clínica que quienes duermen entre siete y nueve horas. Esto ocurre porque la leptina — hormona que envía al cerebro la señal de saciedad — disminuye su producción durante períodos de tiempo entrecortados o insuficientes, mientras que la ghrelina — hormona del hambre — eleva su producción bajo las mismas condiciones.
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Mayor riesgo de sufrir depresión
La privación de sueño puede contribuir también al desarrollo de ciertos trastornos psicológicos.
Los síntomas de la depresión se ven particularmente exaltados en personas que padecen de fatiga crónica o que no descansan lo suficiente (menos de seis horas cada noche). La relación entre los trastornos del sueño, como el insomnio, y la depresión es bilateral: los pacientes diagnosticados con depresión clínica a menudo presentan dificultades para dormir, de manera que el insomnio se convierte en parte de los síntomas, pero a su vez, no dormir lo suficiente agrava el cuadro clínico de la depresión, de modo que ambas patologías se potencian mutuamente.
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Deterioro de la memoria
Los científicos han podido corroborar que gran parte del proceso de consolidación de la memoria ocurre mientras dormimos, cuando la información recientemente adquirida atraviesa las regiones cerebrales desde el hipocampo hasta el neocórtex.
La falta de sueño puedo entorpecer nuestra agudeza para recordar detalles o eventos, y también sabotear nuestra capacidad de aprendizaje.
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Mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares
Las personas que duermen menos de lo recomendado tienden a presentar una mayor propensión a patologías del sistema cardiovascular, como fallas cardíacas, arritmia, ataques cardíacos y presión arterial alta. De hecho, se estima que el 90% de las personas que padecen de insomnio manifiestan también algún tipo de condición de salud.
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Visión distorsionada de la realidad
Los estudios han comprobado que la falta de sueño afecta considerablemente la interpretación de los hechos. La fatiga hace que nuestra visión de la realidad tienda a ser pesimista o inexacta, de hecho, algunas personas pueden manifestar una mayor tendencia a reaccionar de manera agresiva ante eventos regulares debido a la privación de sueño.
Según Philip Gehrman, médico especialista en conducta del sueño de la Universidad de Pensilvania, los individuos que duermen seis horas o menos con frecuencia llegan a sentir que su cuerpo se ha acostumbrado al poco descanso y experimentan la convicción de estar desempeñando sus funciones cotidianas a un nivel óptimo de productividad. No obstante, cuando se les somete a pruebas de concentración y desempeño, se hace evidente que su autoeficacia refleja una curvatura descendente y que la falta de sueño ha afectado tanto su percepción de la realidad que ni siquiera notan el desfase en sus capacidades.
Referencias:
http://www.webmd.com/sleep-disorders/features/10-results-sleep-loss#3
https://www.sleepio.com/articles/sleep-science/how-long-can-you-go-without-sleep/