Cada 14 de noviembre, el planeta celebra el Día Mundial de la Diabetes, declarado por la Organización de las Naciones Unidas como una ocasión especial para difundir hábitos de vida saludables que puedan ayudarnos a prevenir el desarrollo de esta enfermedad.
Las cifras publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que el número global de personas con diabetes ha aumentado de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014, un incremento del 8,5 % que ilustra la importancia de instruir a la sociedad en torno a los beneficios de la actividad física y una dieta equilibrada.
¿Qué es la diabetes?
En condiciones normales, los niveles de azúcar en nuestro organismo son regulados por acción de la insulina, hormona secretada por el páncreas. Cuando nuestro cuerpo no produce suficiente insulina (o cuando no es utilizada de forma adecuada), el resultado es un aumento de los niveles de azúcar en la sangre, llamado hiperglucemia y principal característica de la diabetes.
No es la única afección producida por esta enfermedad (que, se estima, fue la causa directa de 1,6 millones de muertes en 2015). La diabetes puede ocasionar también problemas como ceguera, insuficiencia renal, infarto del miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores.
El infarto de miocardio y los accidentes cerebrovasculares pueden ser entre 2 y 3 veces más recurrentes en adultos diabéticos, mientras que la amputación de miembros inferiores puede ocurrir en los casos más severos debido a la reducción del flujo sanguíneo, que aumenta el riesgo de infecciones y formación de úlceras.
De acuerdo con la OMS, el 2,6 % de los casos mundiales de ceguera son ocasionados por la diabetes, que también se posiciona como uno de los principales precursores de insuficiencia renal”
Los síntomas de la diabetes pueden presentarse de forma repentina, e incluyen:
- Poliuria o excreción excesiva de orina
- Polidipsia, o exceso de sed
- Polifagia, o hambre persistente
- Cansancio
- Problemas de visión
- Pérdida de peso
Tipos de diabetes
- Diabetes tipo 1. Era llamada diabetes juvenil en el pasado, ya que suele diagnosticarse en niños, adolescentes y adultos jóvenes. El tratamiento consiste en inyecciones de insulina mediante una bomba y hábitos de vida saludables, como ejercicio físico regular y una dieta balanceada.
- Diabetes tipo 2. Puede presentarse tanto en niños como en adultos. Afecta principalmente a personas que clasifiquen en la siguiente lista de factores de riesgo: a) Adultos mayores de 45 años, b) Personas con sobrepeso u obesidad, c) Personas con una vida sedentaria, d) Personas con antecedentes familiares e) Pacientes diagnosticados con prediabetes, o niveles de azúcar en sangre más altos de lo normal, que no llevan un tratamiento adecuado.
- Diabetes gestacional. Se presenta en mujeres embarazadas durante la última fase de la gestación (especialmente si hay antecedentes familiares o problemas de sobrepeso). Puede desaparecer luego de dar a luz, sin embargo, tanto las madres como sus recién nacidos son más propensos a desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.
De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH), se ha demostrado que la diabetes afecta grupos étnicos en particular, a saber: los afroamericanos, los hispanos o latinos y los pueblos indígenas (incluyendo los nativos de Alaska, los nativos de las Islas del Pacífico y los nativos americanos).
La prevención está al alcance de todos
La Organización de las Naciones Unidas recomienda a la población mundial combatir la diabetes:
- Con una dieta saludable, que limite la ingesta de azúcares y grasas saturadas.
- Realizando al menos 30 minutos de actividad física 4 o más días a la semana.
- Manteniendo un peso corporal normal para nuestra estatura y exigencias calóricas.
- Evitando el consumo de tabaco, ya que puede aumentar en un 30-40% el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Para las personas que han sido diagnosticadas con algún tipo de diabetes, existen tratamientos fiables y económicos en la actualidad que pueden ofrecerles una calidad de vida alta. Entre ellos, podemos mencionar:
- El control diario de glucemia e inyección de insulina.
- Llevar un control adecuado de la tensión arterial.
- Adoptar hábitos saludables que ayuden a mantener el colesterol a raya, evitando la concentración de lípidos en la sangre.
- Llevando un monitoreo podológico (relativo a los pies), por el tema de la circulación sanguínea y el riesgo de úlceras.