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Depresión: el reto de la salud mental

Por Phrònesis
Depresión: el reto de la salud mental

La tristeza forma parte de la vida cotidiana. Un bajo estado de ánimo puede presentarse debido a situaciones particulares como el fracaso, la frustración, una ruptura amorosa o la pérdida de un ser querido.

Todos alguna vez hemos sentido apatía o hemos perdido el apetito a causa de un problema mayor, no obstante, el desánimo generalmente es pasajero y desaparece en horas o pocos días. La diferencia entre la tristeza cotidiana y la patológica (depresión) es la frecuencia, intensidad y duración de los síntomas. 

Para poder identificar a un individuo con depresión, es necesario reconocer los principales indicadores (según la Asociación Americana de Psicología):

  • Un patrón generalizado de anhedonia (desinterés o insatisfacción con las cosas cotidianas).
  • Pérdida o aumento del peso o apetito.
  • Hipersomnia o insomnio.
  • Agitación o retraso psicomotor.
  • Fatiga.
  • Sentimientos de culpabilidad o inutilidad excesivos.
  • Disminución en la capacidad para pensar bien o concentrarse.
  • Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.

Estos síntomas son continuos (casi diarios) y no se deben a efectos secundarios del consumo de sustancias o medicamentos, tampoco derivan de afecciones médicas. Además, el cuadro produce gran malestar psicológico y repercute negativamente en varios aspectos de la vida personal (laboral, social, académico).

La depresión ha ganado terreno en América Latina

Los resultados de un estudio realizado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) revelan que América Latina es una región especialmente afectada por el desinterés y frivolidad del sistema de salud y las costumbres culturales en torno a la depresión.

Datos de 2013 indican que solo el 0,90 % del presupuesto total de salud se destina a hospitales psiquiátricos en América Central, México y el Caribe latino, y el 2,10 % en América del Sur. Los números evidencian la negligencia y poca relevancia que se otorga a la salud mental en Latinoamérica.

El estudio de la OPS sugiere que, en cuanto a la prevalencia de trastornos mentales en una línea de tiempo de 12 meses, los trastornos por ansiedad se presentan comúnmente en la región (9,3 % a 16,1 %), seguidos por los trastornos afectivos (7,0 % a 8,7 %) y los trastornos por consumo de sustancias psicoactivas (3,6 % a 5,3 %); sin embargo, cuando hablamos de prevalencia a lo largo de toda la vida, la depresión grave afecta a un 12,5 % de la población, cifra que supera el abuso o dependencia del alcohol (11,7 %).

Qué no hacer con una persona deprimida

Es importante entender que la depresión no es un estado de ánimo transitorio, sino una enfermedad que amerita asistencia psicológica y, en algunas ocasiones, la ayuda de fármacos para poder llevar una vida normal y evitar males como el suicidio o las conductas autodestructivas.

Actualmente, se llevan a cabo campañas para dar a conocer la depresión como trastorno y ayudar a la población mundial a aprender métodos eficaces para brindar apoyo a amigos, familiares y personas cercanas.

Estos son algunos de los hábitos o comportamientos que debemos evitar cuando tratamos con una persona diagnosticada con depresión:

  • Frases como “hay personas que están peor que tú”, “mañana seguro te sientes mejor”, “todos tenemos problemas”, “debes entretenerte” o “tienes que ser fuerte”: este tipo de comentarios pueden empeorar la situación. Si quieres decir algo para hacer sentir bien al otro, puedes emplear comentarios que evidencien lo dispuesto que estás a apoyar a esa persona en lo que necesite, por ejemplo: “no sabía que te sentías de esa manera, ¿cómo puedo ayudarte?”.
  • Imponer actividades: es necesario adoptar una rutina con situaciones más agradables para quien atraviesa un episodio de depresión, pero es importante que esto sea de manera paulatina y con sugerencias o propuestas que sean gratas para el principal interesado.
  • Asumir las responsabilidades del otro: a veces creemos que abarcar las decisiones de las personas depresivas permite reducir el estrés que experimentan, pero sucede lo contrario. Puede ocurrir que esto los haga sentir incapaces o que disminuya la poca voluntad que les queda.
  • Caer en desaprobaciones: la persona deprimida necesita sentirse valorada. El cuidador debe mantenerse enfocado en proporcionar una experiencia agradable y no en ejercer juicios o reproches. 
  • No reemplazar al profesional: es importante que la persona deprimida visite a un profesional de la salud mental para iniciar un tratamiento adecuado. Los cuidadores primarios no deben asumir el rol de un psicólogo o psiquiatra. 

Todos podemos ayudar

La Asociación Americana de Psicología hace énfasis en la búsqueda o promoción de apoyo social para las personas con depresión y la divulgación de métodos efectivos para combatirla, como el ejercicio físico.

Si alguien que conocemos experimenta actualmente dificultades a causa de este trastorno, es importante saber que podemos obtener resultados asombrosos con algo tan sencillo como evitar las discusiones y compartir tiempo de calidad, pues el aislamiento social aumenta el riesgo de depresión.

Recuerda: la depresión es una enfermedad real capaz de impactar gravemente nuestra vida, generando problemas interpersonales y baja productividad laboral; a pesar de esto, puede tratarse gracias a las alternativas que ofrece la psicoterapia y la medicación. Todo se resume a nuestra disposición a pedir ayuda, a negarnos a que la depresión tome las riendas de nuestro futuro.

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