Cerca de 70 millones de personas sufren de un desorden alimenticio en el mundo. Estas patologías son cada vez más frecuentes, especialmente en jóvenes de entre los 12 y los 24 años. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de un problema de salud que afecta de forma especial a las chicas. Los desórdenes alimenticios son la tercera enfermedad crónica con más prevalencia entre la población juvenil femenina.
En la anterior entrega hablamos de los peligros del uso irresponsable de las redes sociales para nuestra nutrición, y de cómo ciertas prácticas a través de estos canales pueden desencadenar trastornos alimenticios.
En esta oportunidad quiero compartir con ustedes doce consejos que han mostrado ser útiles para prevenir la aparición y desarrollo de los trastornos de la conducta alimentaria.
- Enseñar a los niños desde pequeños la importancia de mantener unos hábitos saludables: establecer y respetar horarios de comida regulares, repartir la comida en cuatro o cinco tomas al día, comer conscientemente saboreando cada bocado, evitar saltarse las comidas, no picotear entre ellas y no comer frente al televisor o la computadora. Es muy importante que los padres o cuidadores puedan supervisar personalmente al menos dos comidas del día.
- La dieta diaria debe ser consciente, nutritiva, equilibrada, suficiente, natural, variada, con una limitación de chuches, postres industrializados y comida rápida. Es fundamental enseñarles a comer frutas (como postre), en lugar de tartas y helados; verduras en diferentes presentaciones y agua en lugar de gaseosas y zumos industrializados.
- Estar atento a los cambios de hábitos alimenticios en la familia, verificar que sean los más adecuados para cada etapa del crecimiento de los niños y corregir lo más pronto posible aquellos que sean erróneos.
- Como padres, hay que mantenerse bien informados acerca de los trastornos de la conducta alimentaria. Reconocer los síntomas de las enfermedades es el primer paso para identificarlas a tiempo y tomar medidas al respecto.
- Los trastornos de alimentación se asocian a una pobre autoestima, por este motivo es esencial que desde la casa se cuide mucho este aspecto. Es importante promover la aceptación física, no establecer comparaciones odiosas con otras personas y ayudarles a fortalecer la autoestima, el auto concepto y las habilidades sociales. Es importante que los niños aprendan a descubrir sus capacidades y limitaciones, las acepten y aprendan a sentirse bien consigo mismos. Evitar que los chicos condicionen su cuerpo, su ser y su valía a una cuestión de apariencia física los protegerá del bombardeo de los medios de comunicación con mensajes sobre estética, cánones de belleza y alimentación como dietas milagro, “operación bikini”, productos dietéticos, tratamientos estéticos, etc., que son promovidos constantemente por la publicidad.
- Es conveniente fomentar actividades deportivas de equipo en las que el peso y la figura corporal no sean factores determinantes, por ejemplo el fútbol, el baloncesto, el voleibol, la natación, y recordar que hacer deporte en familia fortalece los vínculos y la confianza.
- Impedir la promoción, en la familia o en el círculo de amigos, de estereotipos de delgadez o “cuerpos perfectos” o de “perfección física” como factores determinantes para obtener la aceptación general, el éxito y la felicidad en la vida. También, es importante obviar comentarios desagradables y críticas generadas por la apariencia física, raza, género o edad de las personas. El peso, la figura, el género, la edad o la raza no deben de ser motivo de burla, exclusión o insultos.
- Es indispensable establecer una adecuada de comunicación dentro del ámbito familiar para que el niño se sienta seguro y, de esta manera, sea capaz de buscar opiniones y ayuda dentro de la misma familia cuando se enfrente a situaciones que le parezcan difíciles o estresantes.
- Controlar las horas en que los hijos ven la televisión y se conectan a la Internet es algo a lo que se debe prestar mucha atención. La televisión, además de que promueve el sedentarismo, bombardea a la gente con mensajes que fomentan el consumo de comida chatarra y la estética de la delgadez. Con respecto a las visitas a Internet, es importante estar muy pendiente de las páginas que suelen visitar los hijos y los blogs en los que participan.
- Evitar usar la comida como premio o castigo para propiciar determinados comportamientos en los niños. De igual forma, no es buena idea impulsar a los niños para que hagan “dieta”, ni mucho menos obligarlos a comerse todo lo que hay en el plato. Si se detecta un sobrepeso, lo más adecuado es llevar al niño al pediatra y al especialista en nutrición y dietética.

Trastornos alimenticios
11. Dar ejemplo a la hora de relacionarse con la comida. es vital, pues los hijos hacen más lo que ven hacer que lo que se les pide que hagan. Por ejemplo, mantener una alimentación equilibrada y nutritiva, no apoyar publicaciones indiscriminadas de dietas o regímenes para adelgazar, comer en familia y no frente al televisor, etc., son conductas sanas que los niños pueden imitar de los adultos.
12.Si se tienen hijos adolescentes es pertinente hablar con ellos acerca de la apariencia, y la presión ejercida por los grupos de amigos, las redes sociales, los medios de comunicación, etc. La adolescencia es una etapa de transformaciones importantes en la vida y en ella la autoestima se asocia mucho a la figura. Las chicas, más que todo, tienen una gran presión por querer ser aceptadas e incluidas en los grupos y suelen preocuparse por su aspecto físico. Aquí es fundamental ayudarles a los jóvenes a reconocer y resaltar diferentes atributos o valores (no precisamente atributos físicos), y promover actividades donde los puedan desarrollar (intelecto, música, baile, deporte, literatura, pintura, solidaridad, etc.)
Recordemos que aprender a comer y a vivir conscientemente es un aspecto clave para experimentar salud y paz. Lo que comemos y cómo comemos está influido por nuestros ancestros, nuestros padres, la cultura, la industria alimentaria, los medios de comunicación y las fuerzas sociales ( redes sociales, entre ellas). Para mantener un peso y un estilo de vida saludables, debemos observar con atención las interrelaciones de nuestro cuerpo, nuestra mente y la sociedad en todo su conjunto. Es evidente que no solamente somos lo que comemos; también somos lo que consumimos por todos nuestros otros sentidos y la manera como transformamos, digerimos o eliminamos dicha información. Estar atentos a la alimentación nos permitirá transmitir a nuestros hijos herramientas valiosas para prevenir los trastornos de la conducta alimentaria.
Espero que este material les sea de alguna utilidad.