Redacción Editorial Phrònesis.
Si estás cuidando de un familiar enfermo, entonces seguramente eres víctima del estrés del cuidador. Es bastante común que quienes se hacen cargo de un enfermo crónico, se sientan tristes o molestos, no tengan apetito, su peso haya disminuido, no tengan vida social, entre otros síntomas. En esta oportunidad, te daremos algunos consejos para superar la situación.
Evita la claudicación familiar y la codependencia
Cuando los familiares no pueden lidiar con el estrés, ocurre lo que autores como Gómez Sánchez llama claudicación familiar, que es “la incapacidad de los familiares para ofrecer una respuesta adecuada a las múltiples demandas y necesidades del enfermo crónico”.
En estos casos es muy importante discutir civilizadamente entre todos los familiares todas las necesidades del enfermo y, posteriormente, llegar a acuerdos sobre cómo se puede compartir el tiempo o las tareas necesarias para el cuidado del paciente, sin que nadie se imponga sobre los demás.
El otro extremo sería la codependencia, cuando el cuidador principal no permite que otras personas lo asistan en la tarea del cuidado del enfermo crónico. Esto se debe a que aquel piensa ser la única persona capaz de cuidar del enfermo “como es debido”. Dicha actitud, que en principio podría parecer muy noble, esconde en realidad el miedo del cuidador de sentirse rechazado o ser abandonado.
En caso de presentarse ambas situaciones, lo mejor es contar con ayuda de un psicólogo profesional.
Realiza otra actividad
Como cuidador principal, busca conscientemente realizar una actividad adicional que te permita aliviar el estrés como, por ejemplo, practicar algún deporte, entra a un grupo de meditación, aprovecha el tiempo libre para leer, etc.
Relajación profunda
Ya que el problema más importante del cuidador principal de un enfermo es el estrés, la mejor forma de combatir este problema es aprendiendo a relajarte. ¿Sabes cómo hacerlo de manera profunda? Aquí te mostramos:
- Escoge un lugar cómodo, sin ruido, donde nadie te interrumpa. Puedes estar sentado o acostado, pero en este último caso cuida de no quedarte dormido.
- Toma conciencia de tu respiración, siente como el aire entra en todo tu cuerpo.
- Toma conciencia del recorrido del aire dentro de tus pulmones, asígnale un color al entrar y otro al salir.
- Debes respirar profundamente por la nariz, llenando la parte baja de tus pulmones, retener el aire por unos segundos y expulsar lentamente por la boca.
Realiza esta práctica todos los días, al menos una vez cada jornada, durante 25-30 minutos.
Cambia tu actitud
Aceptar la necesidad de cambiar tu actitud, podrás afrontar las situaciones difíciles relacionadas con el cuidado del enfermo. Por ejemplo, un nuevo hábito a adquirir en esta situación es el de compartir tus expectativas con tus familiares, sobre todo cuando se trata de las expectativas relacionadas con el cuidado del paciente.
Otro cambio importante sería la de adoptar la idea de que necesitar estar saludable para cuidar de la salud de tu familiar enfermo. Haz ejercicio, come de forma saludable y duerme bien; estas actividades pueden parecerte un lujo en esta situación, pero en realidad no lo son. Más bien, si cuidas de un enfermo no puedes permitirte el lujo de enfermar.
Por: Editorial Phrònesis
Para: elartedesabervivir.com