Una caída inesperada, un encuentro casual no planeado o la mirada de otros podría sonrojarte, pero ¿qué ocurre cuándo el sonrojo se convierte en una experiencia del día a día? para sorpresa de muchos, esto podría tratarse de una patología. Así lo define el Médico Psiquiatra Clínico, Dr. Enrique Jadresic, quien en entrevista con Phrònesis nos habló ampliamente acerca del tema de su más reciente libro “When Blushing Hurts” (Cuando ruborizarse duele), dejando claras las inquietudes que la enfermedad puede generar en la población.
Dice el Dr. Jadresic:
“El tema del rubor es un tema que la medicina ha ignorado a lo largo de su historia y yo creo que el motivo por lo cual eso sucede es que las personas que sufren por ruborizarse no suelen consultar por vergüenza, y como no se consulta, los médicos no dimensionan el sufrimiento que puede ir asociado a la ruborización”.
El autor de “When blushing hurts” y quien padeció la enfermedad durante varios años descubre que existe una solución quirúrgica que eliminaría por completo su padecimiento al sonrojarse, decidió operarse y hoy afirma que este procedimiento le cambió su vida.
¿Ruborizarse es el problema?
Ruborizarse puede ser normal en algunos casos, quizá el hablar frente a un auditorio de miles de personas o, quizá pocas, puede ser un motivo para que el rubor aparezca y sientas vergüenza. Por otra parte, sonrojarse porque te encuentras a alguien que ya conoces o sentir vergüenza al cenar con un grupo de familiares cercanos podría tratarse de un rubor patológico.
Esta aparición (la ruborización) es una condición involuntaria que se siente y se manifiesta en el cuerpo a nivel físico, cuando la aparición del rubor está acompañada de ciertos factores que provocan inseguridad. En estos casos es importante revisar y consultar con el especialista.
Sin duda todos queremos llevar una vida normal, libre de incomodidades y comportamientos que limitan de cierta manera actividades cotidianas de la vida; teniendo en cuenta la importancia de este tema a continuación señalaremos algunos ejemplos que el doctor Enrique nos contó en entrevista y que él considera como síntomas de ruborización patológica:
- Hombre de 40 años que nunca ha tenido novia y que quisiera una compañera pero no se atreve a acercarse al sexo opuesto.
- Un estudiante universitario que abandona la carrera, periodismo por ejemplo, porque al momento de enviarle a reportar el terreno se es incapaz de enfrentar la exposición y esa persona abandona la carrera.
- Estudiantes de colegio, que abandona los estudios porque le resulta intolerable la situación de exposición social.
- Un hombre/mujer ejecutivo (a) exitoso (a) y que le ofrecen la gerencia general de una empresa de prestigio y prefiere no aceptar el ofrecimiento aduciendo que no está preparado, cuando la realidad es que teme a la situación de exposición social.
Lo ejemplos antes mencionados son situaciones que logran producir un deterioro significativo en la calidad de vida de las personas, pues al presentarse estos momentos limitantes el paciente puede padecer depresión, puede recurrir al alcohol como elemento desinhibidor para enfrentar actos sociales. Así lo afirma el especialista, quien además agrega que las personas que de alguna manera han vivido algunos de los ejemplos planteados o se sientan identificados con ellos, necesitan ayuda para superar la enfermedad. Las ayudas de acuerdo con los conocimiento del Dr. Jadresic se pueden dar bajo tres opciones las cuales son:
1. Tratamiento psicológico
Por ejemplo, de índole cognitivo conductual. Que funciona más que para disminuir el rubor, lo que permite es disminuir el miedo a ruborizarse. Se ha comprobado que cuando las personas tienen menos miedo a ruborizarse, efectivamente se ruborizan menos.
2. Tratamiento farmacológico
“Los medicamentos que se utilizan son inhibidores de la captación de serotonina y lo que hacen es que disminuyen la hipersensibilidad del sistema nervioso autónomo. Estos medicamentos, tales como: la sertralina el citalopram hacen que la persona se ruborice muchísimo menos. Lo que sí sugiero es que los tratamientos deben durar mínimo tres meses para tener una idea cabal de si el tratamiento es efectivo. Los efectos positivos se observan alrededor de las cuatro semanas. En caso de que el tratamiento sea efectivo, normalmente el tratamiento debe ser indefinido. La alternativa de los medicamentos, es que tiene la gran ventaja de que es un tratamiento reversible; si se tiene algún efecto secundario simplemente se suspende el medicamento, esta posibilidad no existe con la cirugía”. Afirma el mencionado autor de “When Blushing Hurts”.
3. Cirugía
“Yo soy un agradecido de la cirugía, pero la cirugía tiene el problema de que es un tratamiento irreversible y entonces si uno tiene problemas no hay vuelta atrás. Quiero insistir que siempre las personas deben intentar el tratamiento psicológico o tratamientos con medicamentos farmacológicos antes de intentar la cirugía, porque como digo, la cirugía es un tratamiento irreversible”.
De acuerdo con lo sugerido por nuestro psiquiatra citado: se debe revisar el tipo de ruborización que se tiene, para validar si es una patología.
Asimismo, considerar en lo posible los tratamientos reversibles para no tener mayores inconvenientes. Entender que es un tema manejable y que si bien viene desde el nacimiento, no quiere decir que no tenga solución. Es importante tener presente que el tema debe ser tratado por un especialista en psiquiatría o un psicólogo familiarizado en técnicas de manejo cognitivo conductual.
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