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¿Cuándo consultar con psicología infantil?

Por Lic. Marcela Monte
Cuándo consultar con psicología infantil

En el rol de madre, padre, docente, cuidador, y hasta pediatra u otro profesional de la salud, ocurre muy a menudo que los comportamientos y/o actitudes de los niños nos llaman la atención. Muchas veces éste “llamado de atención” nos deja con la duda acerca de la normalidad de lo observado… y el dilema suele ser ¿se amerita una consulta con psicología infantil?

Nos debería motivar a consultar toda conducta o actitud que se repita o permanezca, y que afecte negativamente, tanto la vida cotidiana del niño o niña, o su entorno (familia-colegio-amistades). También es una alerta que el pequeño manifieste que está sufriendo, ya sea que lo diga claramente con palabras, como que lo percibamos en nuestros momentos compartidos.

Señalaré algunas de las conductas que claramente ameritan la primera cita con un colega, quien será la persona adecuada para ubicar lo que esté ocurriendo en el ámbito de un diagnóstico y podría señalar maneras de optimizar el desarrollo de los pequeños:

  • No se interesa en las personas o el entorno. Parece ‘desconectado’.
  • No se muestra molesto aunque esté sucio su pañal, o lleve mucho tiempo sin comer.
  • Llora sin comunicar lo que está necesitando (beber, comer, un objeto). Cuesta ‘adivinar’ lo que quiere.
  • Habla poco o habla raro y no progresa con el lenguaje para comunicarse con el paso del tiempo.
  • Se irrita de manera extrema ante algún sonido en particular (electrodomésticos, silbidos, sirenas).
  • Reacciona en forma desmedida, y pareciera no soportar algunos tipos de contacto físico (roce, presión, corte de uñas o de cabello, etc.).
  • Exhibe miedos intensos (que lo desbordan) hacia otras personas o malestar elevado para permanecer en ciertos lugares.
  • Al niño le cuesta excesivamente cambiar de planes o actividades.
  • Le interesan muy pocos temas en los cuales profundiza muchísimo, temas diferentes a los frecuentes entre niños de su edad y que lo abstraen de otras actividades.
  • Muestra inquietud permanente, duerme poco y habla sin parar.
    • Se comporta agresivamente consigo mismo o con otros.
    • Le cuesta dormirse, tiene pesadillas, se despierta aterrorizado, se levanta sonámbulo, duerme demasiado.
    • Tiene dificultades en el ámbito de la escuela, de conducta o de aprendizaje.
    • Es demasiado sensible, se entristece con facilidad, llora mucho, se aflige por los demás, muestra melancolía.
    • Presenta síntomas físicos sin causa orgánica: dolor de cabeza, dolor abdominal, colesterol elevado, hipertensión arterial, alergias, etc.
    • Cambia su forma de ser de manera sostenida sin explicación aparente, de activo a pasivo, de alegre a triste.
    • El niño o niña atraviesa una situación de estrés (divorcio de los padres, mudanza, cambio de escuela, enfermedad crónica detectada, intervención quirúrgica programada, muerte de alguien significativo).

Si hubiese otra actitud o comportamiento que resultaran llamativos y no está en la lista, igualmente sería bueno aclararse con un profesional, pues el desarrollo de los niños ofrece más oportunidades de mejorar cuanto más temprano se detecta alguna situación.

Deseo sea un aporte útil y disponga de comentar si surgiere alguna duda o un interés especial acerca de algún ítem de los descritos.

¡Saludos!

Por: Lic. Marcela Monte
Licenciada en Psicología
Universidad Nacional de San Luis / Argentina
Psicoterapeuta Cognitivo – Conductual Infantil
Contacto: info@infantopsicologia.com

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