Las rabietas y pataletas de los niños son un dolor de cabeza para muchos padres, que se sienten impotentes ante esta situación. A partir de los dos años, los niños descubren este comportamiento debido más que nada, a que se trata de una forma, la mayoría de las veces efectiva, para conseguir aquello que quieren. Se trata entonces de una actitud que se genera a partir de un enojo por una situación en particular y que, al ver que este enojo y berrinche da resultado, se transforma en algo frecuente y que puede sacar de quicio a cualquier padre.
De acuerdo con el Dr John Pearce, profesor de psiquiatría infantil en la Universidad de Nottingham y autor del libro Berrinches, Enfados y Pataletas, este tipo de comportamiento es normal en determinada etapa de la niñez e incluso sería extraño que no existiera. Es decir, es necesario enfrentar a este comportamiento porque se trata de una etapa normal que todo padre debe atravesar.
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¿Hay algún límite para este comportamiento?
La importancia de encontrar un método para hacer frente a estas rabietas está en que las pataletas pueden continuar más allá de lo normal y crear una persona caprichosa y desobediente y, de acuerdo con el Dr Pearce, un niño exigente y sin consideración hacia las necesidades ajenas.
Las rabietas se caracterizan por contar un nivel de intensidad desmedido, que lleva incluso a los niños a golpearse la cabeza u otras partes del cuerpo, debido a la frustración que les provoca no conseguir lo que quieren y a veces ni siquiera poder verbalizarlo. Es en este momento entonces cuando las pataletas se convierten en problemáticas
¿Cómo reaccionar ante estas pataletas?
De acuerdo con el Dr Pierce, antes de determinar la manera de actuar ante una pataleta, hay que distinguir si se trata de una situación razonable o no, porque si se trata de una situación que no es razonable la mejor forma de actuar es decir que no. Para detectar una situación no razonable hay que considerar:
- Si el niño deja de llorar cuando se le presta atención
- Si llora siempre a la misma hora
- Si la pataleta se repite cuando el padre deja de prestarle atención y el niño ha obtenido lo que quiere.
Es en estos casos que los padres deben ser firmes, para que el niño entienda que no logrará su objetivo y desista de este comportamiento. El Dr. Pierce recomienda distinguir estas situaciones para acompañar al niño en el caso de que la pataleta sea razonable en cierto modo, porque si el niño escucha NO de manera constante puede inhibir su comportamiento y sentirse cohibido de expresar lo que siente.
Por lo tanto, se debe aplicar la disciplina de manera afirmativa para que el niño logre comprender de mejor manera lo que está bien y lo que está mal. Un ejemplo es ofrecerle alternativas a lo que él quiere sin mencionar la palabra No o bien tratar de distraerlo para que se enfoque en algo más.
Una postura similar es la que tiene el psicólogo chileno Felipe Lecannelier, un especialista en desarrollo infantil que afirma que es necesario tratar las pataletas de los niños de manera inteligente y creativa para hacerle ver que las frustraciones pueden ser resueltas de manera positiva. Para esto, en vez de ignorarlas hay que abrazarlo y distraerlo para lograr ceder la pataleta.
Una alternativa para encontrar una solución a las pataletas es entonces transformarlas en algo positivo, pero mantenerse firmes si se trata de un comportamiento sin razón. Muchas veces las frustraciones y pataletas de los niños tienen un significado más profundo y es importante que ellos sepan que sus padres están allí para acompañarlos.
Por: Editorial Phrònesis
Para: elartedesabervivir.com