El ser humano pasa una tercera parte de su vida durmiendo. Una persona de 60 años lleva 20 en el proceso onírico, y suceden cosas extrañas que tienen explicaciones. Pasamos toda la noche alternando somnolencia, sueño profundo REM, sueño profundo no REM y despertares cortos, donde suceden cosas maravillosas y otras perturbadoras.
“Estaba dormido y de pronto desperté, alguien me oprimía el pecho, pude ver su rostro; a pesar de que grité, no salió de mi garganta ningún ruido. Fue espantoso, estaba completamente paralizado; fue real y no estaba soñando”.
La parálisis del sueño
La parálisis del sueño puede ocurrir al principio de la noche: entramos a un sueño profundo con relajación extrema, creemos abrir los ojos y tenemos frente a nuestro rostro una imagen fantasmal que nos amenaza; sentimos el corazón como si se fuera a salir, estamos sudando y no pudimos gritar. Es lo que relatan muchas personas del sueño llamado no REM, donde no hay movimientos de los ojos, la relajación muscular en paralizante y las alucinaciones hipnagógicas (al principio del sueño).
Estos episodios también pueden ocurrir en la madrugada y se les conoce como alucinaciones hipnopómpicas. Son aterradoras, el espasmo del esófago da dolor en el pecho con sensación de opresión (como un infarto); a pesar de que estamos dormidos no lo estamos del todo, y nuestro sistema autónomo expresa el estrés con taquicardia, sudoración y una clara sensación de miedo. Son tan reales las alucinaciones que nos negamos a creer que no vimos lo que vimos.
Los automatismos del sueño
Otra parasomnia son los automatismos del sueño. Esta se puede presentar de la siguiente forma: estamos durmiendo y sentimos que nuestra pareja se levanta, prende la luz, tiene los ojos abiertos en forma natural, balbucea algunas incoherencias, responde inadecuadamente las preguntas que le hacemos; puede inclusive reírse, caminar, darse vueltas y hacer algunos movimientos automáticos. Entonces tratamos de despertarla, pero no responde, sigue dormida estando en actitud de estar despierta. Se da vuelta, vuelve a acostarse como si no hubiera pasado nada. Ante nuestra sorpresa, despierta varios minutos después sin recordar nada de lo ocurrido.
En los niños es frecuente que despierten llorando y con los ojos abiertos; los sacudimos, les hablamos, pero no logramos calmarlos. Luego, de forma natural, deja de llorar y se duerme tranquilo.
Sobre las parasomnias: buenos hábitos para evitarlas
Los siguientes son los aspectos más importantes a tener en cuenta sobre las parasomnias, si se quieren evitar durante el sueño:
- Lo primero a saber es que en la mayoría de las parasomnias no hay problemas de salud.
- Una higiene de sueño consiste en no acostarnos viendo TV, ni películas emotivas o violentas.
- Evitar acostarnos viendo una pantalla (TV, tablet o celular). La luz desencadena producción de cortisol, un esteroide que altera el patrón del sueño.
- No tomar inductores de sueño sin receta. Algunas de estas medicaciones producen estados de inconsciencia con actos automáticos, que ponen en peligro nuestra integridad.
- Suprimir café, té, chocolate o estimulantes al menos cuatro horas antes de acostarnos.