Cuando ocurren situaciones como la pandemia del covid 19, y el aislamiento social se muestra como la mejor estrategia para evitar la propagación del virus, se produce en las personas una serie de manifestaciones negativas como estrés, ansiedad, aburrimiento y depresión, que alteran su estabilidad emocional. Incluso, se puede llegar a una especie de pánico colectivo ante la percepción de incontrolabilidad de la situación y la propagación de expectativas apocalípticas, en extremos pesimistas, al respecto.
Sin embargo, a pesar de que el virus actual ha mostrado su alta capacidad de propagación, hay que tener una mirada realista y esperanzadora, amparada en la eficacia de las medidas que se están tomando para mitigar su impacto. Es evidente que la realidad es muy diferente si hay una mayor adherencia a los cuidados sugeridos por las comunidades científicas y por el estado, pues de lo contrario nos pondríamos a todos en una condición de riesgo inminente.
CÓMO ASUMIR EL CONFINAMIENTO
La mayoría de personas definimos hábitos rutinarios para asumir las condiciones y demandas de nuestra vida cotidiana. Esto nos lleva a asumirnos en lo que se denomina una “zona de confort”, aportando así a la economía del sistema personal, pues no hacemos mayores esfuerzos para buscar opciones novedosas de afrontamiento.
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Al indicarnos la necesidad de permanecer en casa, se rompe de manera disruptiva con esa cotidianidad, lo que genera un cierto desequilibrio, incomodidad o perturbación, por tener que buscar nuevos hábitos de comportamiento. Es una decisión personal el asumir esta nueva condición bien sea con una actitud positiva y constructiva, o de manera negativa, matizada por el pesimismo y la desesperanza.
La actitud positiva nos permite reconocer en esta situación oportunidades de crecimiento y de fortalecimiento personal. Es asumir que el aislamiento social es temporal y que así nos estamos cuidando a nosotros, y a los otros, ante un enemigo común que nos ha brindado la oportunidad de unirnos para hacerle frente común.
Por el contrario, focalizarnos en la queja por el encierro, por los cambios asumidos tomados como obligatorios o por no tener mucho qué hacer mientras estemos confinados, generará en cada uno una actitud de desesperanza e impaciencia, que nos llevará a sentir como trágico este momento coyuntural, lo que implicará una huella negativa impactante, en algunos traumática, caracterizada por la lamentación de lo sucedido.
CLAVES PARA AFRONTAR DE MANERA CONSTRUCTIVA EL CONFINAMIENTO.
Algunas actitudes y estrategias que nos permitirán asumir con una actitud optimista y constructiva esta condición de cuidado que atravesamos, son:
- Agradecer por encima de todo. A pesar de lo negativo de la aparición del virus, debemos ser agradecidos con la oportunidad que tenemos de cuidarnos y poder hacer frente de manera activa para aportar a la disminución de los riesgos de la enfermedad. Es un privilegio que debemos aprovechar con la responsabilidad y compromiso requeridos.
- Fomentar el optimismo. Ser optimista no significa negar las amenazas de la situación, sino tener confianza en la eficacia de las estrategias que se pueden desarrollar para hacerles frente.
- Revisar la rutina. Es evidente que, al no poder desarrollar las actividades cotidianas de la manera habitual, las rutinas deben cambiar. La clave es elaborar un listado de tareas y actividades a realizar, tanto formales como informales, y planear la forma de desarrollarlas durante cada día.
- Todo pasa. El tiempo sigue su marcha de manera inexorable. Lo que hoy se percibe como de alto impacto, mañana será un recuerdo plasmado en nuestra memoria. La carga emocional de este recuerdo y qué tan afectante resulte para cada sujeto, dependerá del significado que se le dé de manera particular.
- Adoptar nuevas formas de interacción. Es evidente que nos distanciamos de manera física de las otras personas, pero las nuevas tecnologías nos permiten mantenernos en contacto con los demás. Mantener el contacto, así sea virtual, es una forma de prepararnos para fomentar espacios de interacción más profundos con nuestras personas cercanas.
- Cuidar a los más vulnerables. Las acciones de cuidado empiezan por uno mismo. Sin embargo, debemos reconocer que hay personas con mayor vulnerabilidad a quienes debemos tener mayor consideración. Es una actitud empática y altruista que nos permitirá aportar a la preservación de la salud en contexto.
- Mantener el buen humor. Cuando se logra mantener una actitud de buen humor, se apacigua la ansiedad, incertidumbre y pesimismo ante la amenaza de la enfermedad. No se trata de tomar deportivamente asuntos de suma importancia, ni ridiculizar o hacer burla de la desgracia, sino de poner un toque “picante” a la situación y compartirlo mediante las redes sociales y otras formas de comunicación.
- Encontrarse consigo mismo. Este es un espacio de introspección que debe movilizar una reflexión en primera persona para conocerse mejor. En la medida en que nos dediquemos tiempo a nosotros mismos, podremos redescubrirnos y construir un futuro mejor para nuestra vida.
- Aprovechar la coyuntura para transformarse. Tomar esta situación como un llamado de la naturaleza para transformarnos y reconstruir la relación que tenemos con los otros y con el planeta. Si al concluir esta situación nuestra actitud frente a los otros y al planeta es igual a cuando empezó, entonces no entendimos el mensaje.
2 comentarios
Gracias, Rodrigo.
muy acertado para el momento que vivimos , muy claro y sencillo.