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Comportamientos agresivos en las personas con Alzheimer

Por Dra. Nancy Castrillón
Comportamientos agresivos en las personas con Alzheimer

Se calcula que entre el 30% y el 68% de las personas mayores con la enfermedad de Alzheimer y otras demencias relacionadas manifiestan comportamientos agresivos; y, en general, más del 90% experimentan al menos un episodio que cumple los criterios de conducta agresiva durante el curso de la enfermedad (Hansen, et al., 2020). 

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Los comportamientos agresivos son una de las causas más frecuentes de institucionalización u hospitalización (Cumming, et al., 2017) debido a que dichos comportamientos conllevan consecuencias importantes a nivel físico y psicológico para los cuidadores familiares y formales, así como para otras personas que forman parte del entorno el enfermo de Alzheimer (Bourbonnais, et al., 2017).

Diferencias entre los comportamientos agresivos y la agitación

Es importante aclarar que, los comportamientos agresivos y la agitación a menudo se usan indistintamente para describir cualquier actividad verbal o motora, o cualquier agresión verbal y física que no parece intencionada o apropiada para la situación; sin embargo, la agitación y la agresión son comportamientos distintos que se superponen en muchas enfermedades, pero principalmente en la enfermedad de Alzheimer y otro tipo de demencias (Cohen-Mansfield y Mintzer, 2005).

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Comportamientos agresivosAgitación

La agresión en pacientes psiquiátricos, puede estar motivada por síntomas psicóticos como:      delirios o alucinaciones, rasgos de personalidad, psicopatía u otros factores solos o en combinación.

En los síndromes de deterioro cognitivo, es poco probable que la agresión ocurra sin agitación.

La depresión es un factor de riesgo para el desarrollo de la agresión, pero también de la agitación.

En pacientes con demencia, lo que se ve como agitación en muchos casos puede ser, una resistencia o una reacción defensiva a los cuidados.

Algunas personas con demencia muestran tanto agitación como agresión, pero no ambas al mismo tiempo.

La agresión puede manifestarse de 3 formas:
Agresión verbal.
Agresión física contra otras personas.
Agresión contra objetos.
Agresión autodirigida o contra sí mismo. 

Causas de estos comportamientos

Falta de comprensión de la situación.
Problemas de comunicación.
Delirios y alucinaciones.
Aburrimiento.
Impotencia y frustración por no poder continuar con ciertas actividades placenteras que hacían con anterioridad.
Necesidades insatisfechas. 

La agresión involucra directamente a los cuidadores formales o informales, y pueden representar un riesgo real de daño, ya que los cuidadores son el objetivo de la agresión.

Tiene muchas causas posibles.

No se limita a condiciones con deterioro cognitivo; ya que se observa en una amplia gama de enfermedades médicas, enfermedades neuropsiquiátricas y el consumo de sustancias.

La agitación puede ocurrir en ausencia de agresión y la agresión depredadora puede ocurrir sin agitación.

La agitación incluye:

Actividad motora excesiva
Caminar
Mecerse
Gesticular
Señalar con el dedo
Inquietud
Realizar gestos repetitivos 

Agresión verbal
Gritar
Hablar en un tono demasiado alto
Usar blasfemias

Agresión física
Agarrar
Empujar
Mostrar resistencia
Golpear a otros
Patear objetos o personas
Rascarse
Morder
Arrojar objetos
Golpearse a sí mismo
Golpear puertas
Romper cosas
Destruir propiedad

Aunque, los comportamientos pueden ser perjudiciales para otras personas del entorno; la agitación afecta      principalmente a la persona con demencia.

Otra diferencia bastante importante, es que la agitación y la agresión puras tienen diferentes relaciones con la gravedad de la demencia. Encontrándose que, la agitación puede estar presente en la demencia leve y su prevalencia no aumenta con la gravedad de la demencia, en cambio la agresión comienza a ocurrir en la demencia moderada y aumenta a medida que van aumentando los déficits en la comunicación. 

Cuando una persona con demencia avanzada no comprende los cuidados que le brinda el cuidador o percibe como una amenaza cualquier acción por parte de éste, mostrará resistencia a dichas acciones y reaccionará de forma defensiva y combativa (Muriel, et al., 1991). Dicha reacción, puede resultar en una agresión reactiva, definida como una respuesta impulsiva y agresiva frente a la percepción de una amenaza, pérdida, peligro o provocación (Gardner, Archer y Jackson, 2012), que en este caso se puede manifestar en agresiones físicas como, golpear al cuidador.

Intervenciones o manejo

Las intervenciones apropiadas dependerán de las causas que han desencadenado dichos comportamientos en cada paciente individual y también identificando o teniendo claro que hay una distinción clara y precisa entre los comportamientos agresivos y la agitación. 

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Lo anterior es especialmente importante con respecto a la administración de fármacos, ya que abordar ambos síndromes de forma conjunta puede dar lugar a una información incompleta sobre la eficacia del fármaco; y también usar de forma indiscriminada antipsicóticos, los cuales pueden ser efectivos para disminuir la agresión, pero tienen un impacto limitado sobre los síntomas de agitación (Bourbonnais, et al., 2019). 

Por otra parte, a pesar de que tradicionalmente se han utilizados los medicamentos antipsicóticos para controlar la agitación y la agresión (Jutkowitz, et al., 2016); se ha encontrado que estos tienen una eficacia limitada, y dan como resultado una peor calidad de vida, además se asocian con un alto riesgo de efectos adversos, como accidentes cerebrovasculares y mortalidad.

Dentro de las intervenciones no farmacológicas, se ha encontrado que la agitación en las personas con demencia, mejora con actividades significativas que le gusten y le generen tranquilidad al enfermo. Por su parte, la agresión reactiva causada por el rechazo que le genera la atención que le brinda el cuidador formal o informal, se maneja mejor modificando los procedimientos de atención como, por ejemplo, no gritarle, explicándole de una manera simple y entendible, las actividades o las intervenciones que le van a realizar al enfermo; principalmente todas aquellas que estén relacionadas con su cuerpo físico. 

Referencias 

Bourbonnais, A., Goulet, M. H., Landreville, P., Ellefsen, E., Larue, C., Lalonde, M. H., & Gendreau, P. L. (2019). Physically aggressive behaviors in older people living with cognitive disorders: A systematic scoping review protocol. Systematic Reviews, 8(1). https://doi.org/10.1186/s13643-019-1091-8

Cummings, J., Mintzer, J., Brodaty, H., Sano, M., Banerjee, S., Devanand, D. P., Zhong, K. (2015). Agitation in cognitive disorders: International Psychogeriatric Association provisional consensus clinical and research definition. International Psychogeriatrics, 27(1), 7–17. https://doi.org/10.1017/S1041610214001963Volicer, L., Citrome, L., & Volavka, J. (2017). Measurement of agitation and aggression in adult and aged neuropsychiatric patients: Review of definitions and frequently used measurement scales. Journal of the Australian Mathematical Society, Vol. 103, pp. 407–414. https://doi.org/10.1017/S1092852917000050

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