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Chemsex: la práctica sexual que puede poner en riesgo la vida

Por Phrònesis
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Vivimos en tiempos agitados donde la línea divisoria entre el placer y el peligro se difumina cada vez más, y el chemsex es prueba de ello.

Aunque el concepto ya ha penetrado la “industria de masas” internacional, el fenómeno se ha convertido en un serio problema de salud pública principalmente en Europa (Inglaterra, España e Irlanda). La práctica “escapa a la imaginación” a simple vista: consiste en mezclar sexo y drogas intencionalmente para obtener una experiencia sobreestimulada y de mayor duración. 

El chemsex es utilizado por las personas con la intención de prolongar la capacidad de intimar con distintas parejas sexuales.

Un estudio publicado en 2015 por la “British Medical Journal”, expertos en salud mental del Reino Unido, explican la dinámica del chemsex:

“Chemsex” se usa en el Reino Unido para describir el sexo intencional bajo la influencia de drogas psicoactivas, principalmente entre hombres que tienen sexo con hombres. Se refiere particularmente al uso de mefedrona, γ-hidroxibutirato (GHB), γ-butirolactona (GBL) y metanfetamina cristalizada. Estos medicamentos a menudo se usan en combinación para facilitar sesiones sexuales que duran varias horas o días con múltiples parejas sexuales. 

Los orígenes del chemsex y efectos del uso de drogas recreativas durante el encuentro sexual

De acuerdo con las investigaciones, la mefedrona y la metanfetamina cristalina son estimulantes fisiológicos que aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, a la vez que desencadenan la euforia y la excitación sexual. El GHB (y su precursor, GBL), por otro lado, es un desinhibidor psicológico y un anestésico suave.

Los estudios realizados en el Reino Unido sugieren que las personas que practican el chemsex reportan “un mejor sexo”, ya que el uso de estas drogas reduce las inhibiciones y aumenta la sensación de placer. 

Las sustancias psicoactivas también facilitan la excitación sostenida e inducen un sentimiento de conexión instantánea con la pareja sexual.

Las drogas empleadas durante el chemsex también ayudan a algunas personas a manejar sentimientos negativos, como la falta de confianza y una baja autoestima, la homofobia interiorizada y el estigma sobre su estado de salud, cuando tienen alguna ETS.

¿Realmente corro riesgo si me atrevo a experimentar el chemsex?

Sin excepción alguna, los riesgos del sexo con drogas incluyen (de acuerdo con el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido):

  • Terminar involucrado sexualmente con más personas de las que planeaba
  • Dentro de la comunidad gay, hay un mayor riesgo de tener sexo anal y sin protección
  • Como el uso de drogas puede prolongar las sesiones de sexo, esto significa mayores probabilidades de transmisión de infecciones o ETS
  • El intercambio de agujas para inyectar drogas puede propagar enfermedades y aumentar el riesgo de sobredosis
  • También existen mayores probabilidades de transmisión de bacterias específicas como la Shigella, que ha sido asociada con hombres homosexuales que practican el chemsex
  • Alto riesgo de sufrir diarrea serosa, en especial cuando se tiene sexo grupal y oral después de tener sexo anal sin protección

La organización NAM con sede en Londres reporta que los hombres homosexuales que mezclan cristal metanfetamina con sexo tienen cinco veces más probabilidades de reportar un impacto negativo en su salud mental, 15 veces más probabilidades de ser hospitalizados y dos veces más probabilidades de tener una infección de transmisión sexual.

En una encuesta realizada en Europa, el uso de drogas durante el encuentro sexual o chemsex fue relacionado con mayores probabilidades de contraer VIH (10.5% vs. 3.9%) y otras ETS durante los 12 meses previos al estudio (16.7% contra 9.2%). Además, el chemsex fue vinculado con una mayor tendencia a la promiscuidad sexual. 

En busca de una solución

En Europa, las estadísticas indican que el 30.0% de los hombres homosexuales encuestados a lo largo de 13 ciudades consumen drogas; 11.8% informó el uso de dos o más drogas. El 23.0% dijo haber usado drogas para mejorar el rendimiento sexual, el 8.4%, ha usado drogas de fiesta y el 3.4%, drogas para el chemsex.

El chemsex se considera un tema de estudio muy reciente para los investigadores, de modo que hay todavía muchos datos y factores psicosociales que necesitan ser establecidos.

De momento, los sistemas de salud a nivel mundial coinciden en que la prevención inicia en casa, hablando con los jóvenes sobre los peligros de las prácticas sexuales de alto riesgo y cómo evitar la transmisión de enfermedades.

 

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