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Casarse no es un cuento de hadas, es una realidad que hay que construir

Por Phrònesis
Para tener un matrimonio matrimonio, se debe construir las bases desde el comienzo

“Casarse es fácil, permanecer casado es el reto. No se trata de cuánto amor tenemos al principio, sino de cuánto amor construimos al final”. Esta popular frase me hace reflexionar en que si estuviéramos más conscientes del real significado del amor, del compromiso y de la entrega con otra persona con la que decidimos construir una relación estable y duradera bajo el vínculo del matrimonio, independientemente del culto que se elija, serían muy pocos los matrimonios celebrados en la actualidad.

Es curioso que pese a que hoy muchas personas tienen miedo de tomar decisiones definitivas y para toda la vida como casarse o incluso tardamos más en tomar estas decisiones y esperamos la denominada “etapa de madurez” para llevarlo a cabo; ocurre, sin embargo, que irresponsablemente atribuimos esta decisión a los momentos de ilusión y romance, euforia o placer o simplemente a razones tan banales como: creer que el otro es el mas bello o la mas bella que existe sobre el planeta, por pensar en obtener reconocimiento social, status o prestigio al cambiar de estado civil, pasando de soltero(a) a casado(o) o de casado(o) a divorciado(a), por imaginar que puede ser la salida de escape más fácil a problemas económicos o conflictos familiares, por considerarlo un compromiso por los largos años de noviazgo o por un embarazo no deseado o por evitar la soltería y suponer que “me está dejando el tren”.

Ninguna de las anteriores razones representa amor propio y por el otro en un principio y menos lo será al final. Es claro que ¡lo que empieza mal, termina mal!

Por otra parte, están los que aún piensan que el amor y el matrimonio es como en los cuento de hadas donde se aman a primera vista por ser príncipe o princesa, al día siguiente se casan ostentosamente y viven felices y enamorados para siempre. Me pregunto: ¿Qué pasó después?, ¿Qué vivieron?, ¿Qué compartieron?, ¿Dónde están los momentos juntos?, ¿Qué se construyó?… ¿Será que esto es amor?. Dios quiera que algún día reaccionemos y comprendamos que decidir casarse es más que una moda, un premio por alcanzar la madurez, una mega celebración o demostrarle al mundo que no soy el menos atractivo o atractiva como para quedarme “solterón o solterona”.

Casarse por tanto, es tan simple como unir tu vida junto a la persona que amas y te ama, a quien cuidas y te cuida y con la cual creces y construyen juntos un camino de placenteros e inolvidables momentos así como también de muchas dificultades y obstáculos pero siempre preparados y dispuestos a vencerlos con el amor infinito, la confianza intensa y la ilusión inmensa que los unió multiplicado al mil.

Para finalizar, es importante entender que amar es más que reacción química y atracción física, amar es compromiso y entrega, es respeto e inclusión, es exclusividad y lealtad, es pasión y deseo, es amistad, complicidad y solidaridad, es gratitud y perdón, es cuidar y proteger, es dedicar tiempo a quien amas, es sentir que esa persona te duele. El amor permanece siempre que se cuide y solo se alimente desde el amor. Amar es sencillamente una complejidad exquisita.

 

Por: Tatiana Morales

Psicóloga

Experta en análisis de la conducta del ser humano.

Especialista en Recursos Humanos.

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