fbpx
Inicio ColumnasDel conocimiento hacia la salud Beben y beben y vuelven a beber, los peces en el rio: Estrategias de reducción de daños en el consumo de alcohol

Beben y beben y vuelven a beber, los peces en el rio: Estrategias de reducción de daños en el consumo de alcohol

Por pruebas
Consuma alcohol con prudencia

En esta época de fiestas religiosas y vacaciones los momentos de encuentro con la familia y con los amigos se convierten en fuente de alegría y gozo, y comúnmente estas reuniones también se ven aderezadas con la ingesta de bebidas alcohólicas, que a través de sus efectos placenteros y desinhibidores nos permiten propiciar momentos muy interesantes.

Ahora bien, como con casi todas las cosas, si se va a hacer algo es mejor saber hacerlo bien, pero ¿qué hay que saber para beber bien?

Lo primero que hay que saber es que el alcohol mal usado puede ser peligroso, este se relaciona causalmente con más de 200 enfermedades y lesiones, entre las más conocidas están la dependencia, la cirrosis hepática, el cáncer, la tuberculosis y los accidentes (Lim et al., 2012; Rehm, Baliunas, et al., 2010). Y se ha encontrado también que el consumo de alcohol empeora el curso de enfermedades como el  HIV/SIDA (Shuper et al., 2010).

Se ha calculado que 3,3 millones de muertes, es decir el 5,9% o una de cada veinte de todas las muertes en el mundo en el 2012 fueron atribuibles al consumo de alcohol (WHO, 2014a), y para el mismo año se calcula que hubo 139 millones de años de vida perdidos por muertes prematuras o vividos con enfermedad (DALYs) es decir el 5,1% de la carga de enfermedad y lesiones en el mundo (WHO, 2014a), eso quiere decir que el consumo inadecuado de alcohol puede ser realmente muy dañino.

Lo segundo que hay que saber es que el consumo de alcohol es sumamente extendido en el mundo y ha sido usado por muchas culturas a través de los siglos; según estimativas de la OMS en el año 2010, entre las personas mayores de 15 años el consumo mundial fue de 6,2 litros de alcohol puro por persona, equivaliendo esto a 13,5 gramos de alcohol puro por día (WHO, 2014a). Existen grandes diferencias en el consumo entre un país y otro, dependiendo de múltiples factores entre los que están los medioambientales y culturales: en 89 países del mundo en promedio cada persona bebe 5 o menos litros de alcohol por año, en 60 países cada persona bebe entre 5 y 10 litros por año, y en 19 países del mundo cada persona bebe entre 10 y 14 litros por año (WHO, 2014b), lo cual para ser promedios es bastante alcohol.

Esta variabilidad es generada por los hábitos y características individuales de las personas, además de estar muy relacionada con la cultura, disponibilidad del alcohol, y la efectividad que hayan tenido las políticas del estado para el control del consumo de alcohol y de los daños producidos por este (WHO, 2014a); respecto de este particular bien vale la pena recordar que la prohibición del alcohol produce más perjuicios que beneficios, siendo el ejemplo de esto el tiempo de gran violencia en EE.UU donde personajes como Al Capone se lucraron a través de la venta ilegal de alcohol. Por lo tanto, antes que prohibir es mejor saber cómo beber, para hacerlo con menor riesgo para la salud.

Cuando se bebe el alcohol no es digerido, sino que pasa directamente al torrente sanguíneo, absorbiéndose principalmente en el intestino (80%) y lo demás en el estómago (20%), de la cantidad absorbida se metaboliza entre el 95% y el 98%, lo demás es eliminado en el sudor, orina y heces fecales (Sarasa-Renedo et al., 2014).

 

Fotografía: Iván Padilla

La mayor parte del alcohol absorbido es metabolizado en el hígado, el cual trabaja a una velocidad fija, independientemente de la cantidad de alcohol ingerida, logrando metabolizar una unidad estándar por hora (Sarasa-Renedo et al., 2014).
Una unidad estándar equivale a una lata de cerveza (355 ml, 12 oz., 5% alc/vol.), o una copa de vino (142 ml, 5 oz., 12% alc/vol.) o una dosis de una bebida destilada como el aguardiente, vodka, tequila, etc. (43 ml, 1.5 oz., 40% alc/vol.) (NIAAA, 2014; USDA, 2010). Si una persona bebe más rápido de lo que el hígado puede metabolizar se va a ir embriagando, por lo tanto el primer elemento a tener en cuenta para saber beber es controlar la velocidad de consumo de alcohol.

Aunque la velocidad de consumo es el principal elemento para controlar los efectos del alcohol, hay otros elementos que van a disminuir la velocidad o cantidad de absorción, como es la Ingesta de comida, siendo entonces que comer mientras se bebe va a disminuir la concentración de alcohol en sangre (Sarasa-Renedo et al., 2014).

Las diferencias entre personas van a interferir en la velocidad de absorción y metabolización del alcohol; una de estas depende de una característica propia del alcohol y es que este es prácticamente insoluble en grasas y aceites, pero si se disuelve en agua, por lo que puede concentrarse en tejidos del cuerpo que tienen agua, más no grasa (Cederbaum, 2012), esto hace que personas que tienen una proporción baja de grasa y mayor de musculatura van a poder concentrar más cantidad de alcohol en estos tejidos antes de ser metabolizados; lo que  implica que el alcohol generalmente afecta más a las mujeres que a los hombres, dado que las mujeres en general tienen un mayor porcentaje de grasa corporal que los hombres, siendo entonces menor la capacidad de distribución de alcohol en el cuerpo (Cederbaum, 2012), es decir, en general las mujeres bebiendo la misma cantidad de alcohol van a experimentar los efectos del alcohol más rápidamente que los hombres.

Una de las estrategias de reducción de daños más eficaces en el consumo de alcohol es la del consumo de agua, intercalando entre cada bebida alcohólica un vaso de agua se logran dos cosas: disminuir la velocidad de ingesta de alcohol y mantenerse hidratado, siendo la deshidratación uno de los principales factores asociados con la resaca; esta estrategia es usada en programas educativos de reducción de daños, como sucede el SHAHRP en Australia (NDRI, 2015) o en programa PERAE (Programa de Estímulo à Saúde e Redução  de Riscos Associados ao Uso de Álcool Aplicado ao Ambiente Escolar) que es una adaptación del SHAHRP y que está actualmente en desarrollo en la Universidad Federal de São Paulo en Brasil.

La calidad del alcohol ingerido también es un factor a tener en cuenta, ya que las bebidas alcohólicas producidas ilegalmente pueden estar contaminadas con metanol, desinfectantes u otras sustancias tóxicas (Rehm, Kanteres, & Lachenmeier, 2010) que pueden producir daños graves a la salud, por lo que la compra en lugares de confianza y el no hacer bebidas mezclando alcoholes que no son para consumo humano son estrategias claras para preservar la propia salud.

Entre las estrategias que usualmente se usan para mitigar los efectos del alcohol existen varias que no sirven, entre ellas están tomar café, tomar baños de agua fría o vomitar (Sarasa-Renedo et al., 2014), ya que las dos primeras aunque estimularán el sistema nervioso central no van a disminuir la concentración de alcohol en sangre y sus efectos solamente enmascararán los síntomas del alcohol más la persona no va tomar mejores decisiones ni va a disminuir la torpeza motora producto del alcohol. Y la estrategia de vomitar aunque va a impedir que el alcohol en el estómago sea absorbido tampoco va a disminuir la concentración de alcohol en sangre. De hecho, lo único que va a disminuir el nivel de alcohol en la sangre es el tiempo, por lo que hay que dejar que el cuerpo se encargue de eliminar esta sustancia.
Y la última estrategia que se va a mencionar en este escrito es tal vez la más obvia para el que sabe beber y conoce de alcohol: no hay que beber y conducir ya que se calcula que hasta el 15% de los accidentes de tránsito se relacionan con el alcohol (Penning, Veldstra, Daamen, Olivier, & Verster, 2010), para dar dos ejemplos, en Colombia el conducir bajo los efectos del alcohol constituye la mayor causa de accidentes de tránsito del país (El Tiempo, 2015), y en São Paulo, Brasil el 56% de los conductores que murieron en 2009 estaban bajo el efecto del alcohol (SUPERA, 2015).

En resumen: Beba más despacio, coma cuando bebe, intercale la bebida de agua con la del alcohol y no maneje cuando haya bebido, y en estas fiestas: ¡salud!

REFERENCIAS
Cederbaum, A. I. (2012). Alcohol metabolism. Clin Liver Dis, 16(4), 667-685. doi:10.1016/j.cld.2012.08.002
Lim, S. S., Vos, T., Flaxman, A. D., Danaei, G., Shibuya, K., Adair-Rohani, H., . . . Memish, Z. A. (2012). A comparative risk assessment of burden of disease and injury attributable to 67 risk factors and risk factor clusters in 21 regions, 1990-2010: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2010. Lancet, 380(9859), 2224-2260. doi:10.1016/s0140-6736(12)61766-8
NIAAA. (2014). What Is A Standard Drink?   Retrieved from http://www.niaaa.nih.gov/alcohol-health/overview-alcohol-consumption/standard-drink
Penning, R., Veldstra, J. L., Daamen, A. P., Olivier, B., & Verster, J. C. (2010). Drugs of abuse, driving and traffic safety. Curr Drug Abuse Rev, 3(1), 23-32.
Rehm, J., Baliunas, D., Borges, G. L., Graham, K., Irving, H., Kehoe, T., . . . Taylor, B. (2010). The relation between different dimensions of alcohol consumption and burden of disease: an overview. Addiction, 105(5), 817-843. doi:10.1111/j.1360-0443.2010.02899.x
Rehm, J., Kanteres, F., & Lachenmeier, D. W. (2010). Unrecorded consumption, quality of alcohol and health consequences. Drug Alcohol Rev, 29(4), 426-436. doi:10.1111/j.1465-3362.2009.00140.x
Sarasa-Renedo, A., Sordo, L., Molist, G., Hoyos, J., Guitart, A. M., & Barrio, G. (2014). [Health and social harm related alcohol]. Rev Esp Salud Publica, 88(4), 469-491. doi:10.4321/s1135-57272014000400004
Shuper, P. A., Neuman, M., Kanteres, F., Baliunas, D., Joharchi, N., & Rehm, J. (2010). Causal considerations on alcohol and HIV/AIDS–a systematic review. Alcohol Alcohol, 45(2), 159-166. doi:10.1093/alcalc/agp091
USDA. (2010). Report of the Dietary Guidelines Advisory Committee on the Dietary Guidelines for Americans, 2010: To the Secretary of Agriculture and the Secretary of Health and Human Services. Retrieved from http://www.cnpp.usda.gov/dietary-guidelines-2010
WHO. (2014a). Global status report  on alcohol and health 2014 (978 92 4 156475 5). Retrieved from http://www.who.int/substance_abuse/publications/global_alcohol_report/msb_gsr_2014_1.pdf
WHO. (2014b). Levels of Consumption: Recorded alcohol per capita consumption, from 1990 Data by country. Global Information System on Alcohol and Health (GISAH).  Retrieved from http://apps.who.int/gho/data/node.main.A1025?lang=en&showonly=GISAH
El Tiempo. (2015). Conductores borrachos : Noticias, Fotos y Videos de Conductores borrachos – El Tiempo. Casa Editorial El Tiempo. Retrieved from http://www.eltiempo.com/noticias/conductores-borrachos
SUPERA. (2015). Curso SUPERA. Retrieved from http://www.supera.senad.gov.br/
NDRI. (2015, 2015-04-09). School Health and Alcohol Harm Reduction Project (SHAHRP).   Retrieved from http://ndri.curtin.edu.au/research/shahrp/

Ps. Iván Padilla
Especialista en Epidemiología
Magister en Psicobiología
Contacto: ivanpadillapsicologo@gmail.com

Related Articles

Deja un comentario