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Así son los niños con altas capacidades: aprende a identificar sus características

Por Lic. Marcela Monte
Así son los niños con altas capacidades (a no confundirse)

Hablar de niños con Altas Capacidades (AACC) es entrar en un mundo complejo, y desde siempre lo ha sido. Hace unas décadas se les llamaba superdotados, considerando solamente su desarrollo intelectual elevado y precoz, lo que generó un estereotipo en relación a:

  • Aspecto físico, usando gafas y un peinado hiperformal.
  • Aprendizaje, pues son pequeños que no necesitan ayuda y pueden aprender todo por sí solos.
  • Rendimiento académico excepcional, siempre sobrado de calificaciones en todas las asignaturas.

Esta imagen errada determinó una generación donde muchos de estos niños con elevados niveles de inteligencia no desarrollaron sus potenciales y lamentablemente atravesaron infancias tristes, signadas por la incomprensión de su entorno. Gracias a la lucidez con la que se desarrolló una mirada más amplia en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, desde mitad de la década de los 80 se ampliaron las perspectivas al diferenciar a las personas superdotadas -término que se usa habitualmente cuando se trata de una Alta Capacidad Intelectual (ACI), de los talentos o las Altas Capacidades relativas a alguna elevada competencia en particular (el razonamiento verbal, la memoria, la creatividad, la matemática, el razonamiento lógico.) Entonces, se acrecienta el espectro para la evaluación profesional, a la vez que se produce mayor confusión en la población general porque reconocer simple vista estas AACC se vuelve más difícil. Y esto es así porque las AACC no son un rasgo visible, entonces es necesario saber qué no va a ser evidente, lo que suele aparecer es una sospecha, ya que como contamos con múltiples capacidades o inteligencias, puede ocurrir un elevado desarrollo de una o alguna de ellas

Hay características de los niños con AACC que son comunes a trastornos de la infancia, a etapas evolutivas normales, o a niños con un nivel de inteligencia elevado pero que no llega a ser una alta capacidad, y que podrían confundir a padres, docentes, e inclusive a profesionales no especializados en estos temas. Algunos de estos solapamientos se describen a continuación:

¿Cómo son los niños con Altas Capacidades?

Ante todo son niños como todos, con emociones, pensamientos, puntos de vista, fortalezas y debilidades. Según cuáles sean sus rasgos más destacables, pueden generar la sensación de que son raros, o que sus formas de pensar y actuar son extrañas. Esto puede llevar a pensar que hay algún trastorno, que si no es detectado correctamente, podría desconcertar al entorno y sufrir internamente su diferencia. Las confusiones pueden ocurrir, porque su estilo comparte algunas características con síndromes o trastornos de la infancia, aunque no sean lo mismo.

A continuación hay algunas de estas características solapadas:

Trastorno del Espectro Autista (TEA) de alto funcionamiento o Síndrome de Asperger

  • Habitualmente son muy curiosos, se interesan por temáticas que podrían resultar extrañas por ser diferentes a las atracciones comunes de los niños de su edad, y disfrutan investigando acerca de su temática predilecta en forma casi exclusiva y ciertamente muy exhaustiva.
  • Pueden hablar con un lenguaje elevado para su edad cronológica, un vocabulario amplio y distinguido, que se asemeja al de alguien de mayor edad.
  • Su memoria puede ser de una capacidad y una precisión impactante para el común de la gente.
  • Pueden tener intereses restringidos, acotados solamente a lo que les resulta atractivo en ese momento, y una vez desentrañado el enigma que les atraía, podrían aburrirse y pasar a otro tema con la misma intensidad que el anterior.
  • Su manera de pensar al abordar un problema y plantear posibles soluciones puede resultar extraño, sus razonamientos pueden ser imprevisibles, utilizando frecuentemente el llamado pensamiento lateral.
  • Como hablan y razonan en forma especial y tienen intereses particulares, suelen tener dificultades para socializar con los niños de su misma edad, puesto que pueden resultarles poco interesantes las relaciones con ellos. A veces prefieren reunirse con otras personas -sin importar cuántos años tengan- con quienes comparten aficiones, o suelen aislarse para desarrollar en profundidad algún talento o desentrañar un tema que los motive en ese momento.
  • Suelen tener mucha sensibilidad táctil, gustativa, o del olfato también, por lo que limitan la variedad de los alimentos que ingieren porque les disgustan las texturas, sabores o aromas de muchos alimentos.

Estas características pueden asemejarse a las de un síndrome de Asperger o trastorno del espectro autista (TEA) de los llamados “de alto funcionamiento”.

Trastorno por Déficit de Atención sin o con Hiperactividad (TDA-H)

  • Son distraídos, su cabeza suele estar escudriñando algún dilema mientras que su cuerpo realiza alguna actividad, como si procesaran en paralelo información a la vez que están trabajando en algo.
  • Pueden responder con una frase de otro tema cuando alguien les habla, porque es lo que estaba en su cabeza al mismo tiempo que estaban teniendo una conversación.
  • Quizás les cuesta enfocarse, porque sus pensamientos van siempre rápido, y están ‘más allá’, encarando mentalmente circunstancias que aún no ocurren.
  • Pueden dormir poco y suele resultarles suficiente, y generalmente de bebés ya han tenido esta rutina de gran actividad y escaso sueño.
  • Su alimentación pareciera ser la estrictamente necesaria, rozando lo escaso en cantidad.
  • En ocasiones son muy desorganizados con sus elementos y sus rutinas, aparentando externamente un caos, que para ellos, no es tal.

Estos rasgos se acercan a los del Trastorno por Déficit de Atención sin o con Hiperactividad (TDA-H)

Así son los niños con altas capacidades (a no confundirse)

Las altas capacidades intelectuales pueden pasar desapercibidas en nuestros niños. Este artículo te ayudará a identificar eso que hace diferente a tu hijo.

Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) de inicio en la infancia

  • Sus intereses que, como menciono antes, pueden ser restringidos a temas que les ocupan la atención en ese momento, pueden generarles preocupaciones o temores  de que ‘algo malo pudiese ocurrir’, por lo que suelen requerir o exigir a los adultos que se anticipen y respondan a preguntas del futuro.
  • Su mente se anticipa y quisiera controlar lo que va a ocurrir, considerando que está en su poder ahora mismo evitar algún suceso indeseable posterior. En su cabeza, es pura lógica.
  • Como entienden que las cosas pueden hacerse lo mejor posible, lograr así los mejores resultados, y tienen en cuenta muchísimas variables, suelen ser perfeccionistas en sus actividades (las que les interesan), estructurados y hasta rígidos con los métodos que utilizan, puesto que entienden que funcionarán al dedillo.
  • Llama la atención que a veces mantienen un estricto orden en solo un aspecto de su vida que es el que le incumbe en ese instante, con un excesivo control relativo a todos los detalles, y simultáneamente tener un gran desorden en los demás ámbitos.

Estas actitudes pueden hacer pensar en la presencia de obsesiones y compulsiones como en el caso de un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

Trastorno de Conducta

  • Presentan una forma de ser y encarar los asuntos insistentemente, con preguntas acerca de los por qué y los para qué y los cómo de las cosas, volviéndose a veces difíciles de soportar para las personas de su entorno.
  • Cuestionan las respuestas infantiles que se les dan, que les resultan pobres e inconsistentes, puesto que quisieran la respuesta de un experto con lujo de detalles.
  • Poseen expectativas elevadas, y por ende, baja tolerancia a la frustración ante lo que para ellos es pobreza explicativa, generando un malestar que suele traducirse en malos modos hacia su interlocutor.

Actitudes de este tipo se solapan con la manera de actuar de los niños con Trastorno de Conducta, y son habitualmente unos de los motivos de consulta más frecuentes, porque resultan disruptivos en los salones de clases.

Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD)

  • Al considerar que existen ‘maneras correctas de hacer las cosas’ se oponen insistentemente a las formas estandarizadas si las evalúan como inútiles, inapropiadas o inefectivas.
  • Desafían normas que les resultan injustas o innecesarias, negándose tozudamente a realizarlas.
  • Pueden desarmar rangos sociales preestablecidos entre los grupos de pares o compañeros, donde los demás niños siguen algún liderazgo natural que para ellos resulta irracional y hasta ridículo.
  • Acostumbran evitar situaciones que les resultan superficiales o una ‘pérdida de tiempo’ a las que se los convoca para participar por costumbre u obligación, haciendo todo lo posible (desde una pataleta hasta un síntoma físico) para sortear la asistencia.

Niños que se comportan de este modo habitualmente resultan muy difíciles de manejar en la crianza y la educación, simulando atravesar un Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD).

Así son los niños con altas capacidades (a no confundirse)

Las altas capacidades intelectuales pueden pasar desapercibidas en nuestros niños. Este artículo te ayudará a identificar eso que hace diferente a tu hijo.

Trastorno Depresivo Mayor (TDM) o un Trastorno Bipolar de la infancia

  • Son niños que sistemáticamente se aburren, las clases les resultan lentas, la rutina tediosa, y se quejan de la realidad que les ha tocado vivir.
  • Cuando sus cuestionamientos o propuestas intelectuales no tienen cabida, y puesto que ellos podrían avanzar en amplitud y profundidad mucho más allá de lo planteado por su sistema docente en ocasiones se perturban (y pueden resultar groseros en sus modos hacia las demás personas).
  • Como la realidad que los rodea es monótona, se fastidian y suelen andar enfadados e irritados por la vida, puesto que perciben la falta de interés del entorno que lo contiene en lo que para ellos resultaría motivador.
  • Esta desmotivación los puede posicionar en un pesimismo difícil de contrarrestar con argumentos de adultos que perciben a diario una demanda insaciable por parte del pequeño.
  • Critican la lentitud y densidad de los procesos de aprendizaje, considerando que con su elevada velocidad de procesamiento de la información, que es la que experimentan internamente, podrían aprender en un tercio del tiempo lo que les enseñan en el colegio.
  • Desde este lugar interno de sentirse diferente, suelen alejarse emocionalmente de las actividades grupales que congregan a los demás niños, puesto que si no están planteadas como obligatorias, aprovechan ese tiempo en sus propios intereses, siempre y cuando hayan sido aceptados por su entorno familiar.
  • Como consecuencia del tiempo muerto en el que pasan la mayor parte de la jornada escolar, suelen vivenciar grandes montos de inquietud que provocan tensión interna, además de una cabeza que ‘vuela’  a gran velocidad hacia lo que lo cautiva.
  • Ante una visión moral elevada y estricta, observan con decepción aquellos detalles o circunstancias mayores en las que evalúan injusticias, siendo para ellos intolerable que ocurra.

Estas últimas situaciones pueden hacer pensar en la presencia de una desregulación del ámbito afectivo del niño, tal como podría ser un Trastorno Depresivo Mayor  (TDM)  o un Trastorno Bipolar de la infancia.

Conclusión

Tal como se aprecia, a partir de algunos de los ejemplos ilustrativos de comportamientos, actitudes y vivencias internas de los niños con Altas Capacidades, es que resulta imprescindible darle relevancia a la adecuada evaluación especializada. No todos los profesionales logran discriminar estos detalles, puesto que son muy finos, como así también no todos cuentan con los instrumentos diagnósticos para hacer la distinción entre todas estas afecciones.

Queda de manifiesto que las señales son difusas y no evidentes, por lo que un mal diagnóstico puede llevar a una gran pérdida de tiempo, interviniendo en forma inapropiada, o dejando la situación sin intervención ajustada al caso.

El camino a recorrer cuando hay un AACC es intenso y representa un desafío de apertura, flexibilidad y compromiso para la familia y el establecimiento escolar. El ambiente familiar, fomentando cierto tipo de actividades y permitiendo desestimar otras, eligiendo el tipo de escolarización, exigiendo los apoyos y adecuaciones curriculares necesarias, y las actividades extraescolares que se incorporan a la vida de los pequeños, pueden hacer la gran diferencia entre la experiencia de una infancia de inadecuación y la de sentir que puede aportarse a los mejoramientos del planeta en el que vivimos.

Por: Lic. Marcela Monte

Facebook:  https://www.facebook.com/LicMarcelaMonte/
Licenciada en Psicología
Universidad Nacional de San Luis / Argentina
Psicoterapeuta Cognitivo – Conductual Infantil
Contacto: info@infantopsicologia.com 

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